Juan acaba de ganar una medalla en el torneo de fútbol en el que lo anotó su padre, sin embargo, no luce feliz. María es una niña destacada en danza, pero cada vez que tiene que ir a clase siente un dolor en la boca del estómago. Elena se muestra muy madura para su edad, pero no parece sentirse cómoda en ese rol.
¿Qué tienen en común estas situaciones? Que se trata de niños que protagonizan diferentes actividades “a contramano” de lo que quieren. Lo hacen, pero el cuerpo, sus gestos y sus emociones manifiestan que no lo desean. Se trata de niños sobreadaptados, capaces de comprometer su bienestar con tal de recibir el afecto de sus seres queridos.
Niños sobreadaptados: ¿cómo son?
Los niños sobreadaptados exhiben una fachada de perfección y de corrección. Son aquellos hijos cuyos padres definen como los que “jamás les dan un problema”.
Sin embargo, es importante comprender que se trata de una postura que adoptan porque creen que eso es lo que se espera de ellos. De este modo, tienen poco margen para la acción, para la exploración y para el aprendizaje.
El costo emocional que se paga por intentar ser “perfecto” es altísimo, puesto que requiere adaptarse a las expectativas y a las demandas ajenas, con escaso registro de los propios deseos.
Las consecuencias que viven los niños sobreadaptados se manifiestan a nivel emocional y psicológico. Estos pequeños se acostumbran a reprimir sus emociones, son inseguros, dependen de la mirada del otro, tienen baja tolerancia a la frustración y sufren diversos malestares psicosomáticos.
Con el tiempo, estos infantes crecen y sus problemáticas derivan en casos de ansiedad y depresión. En otros casos, pueden ser víctimas de relaciones abusivas y tóxicas, ya que el mensaje que han interiorizado a lo largo de sus vidas es que para ser queridos, deben complacer a los demás.
5 señales que indican la sobreadaptación en los niños
- Tienen el sí fácil. Jamás se oponen ni tienen objeciones para nada.
- Son excesivamente responsables y exigentes. Incluso, llegan a ser muy severos consigo mismos.
- Los adultos que los rodean los catalogan como “pequeños modelo” y todos hablan de ellos.
- Atesoran una gran cantidad de logros y metas.
- A pesar de esto último, no se los ve felices con ellas.
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Cómo acompañar a los niños sobreadaptados
A continuación, vamos a brindarte algunas recomendaciones para que ayudes a estos niños a tener un desarrollo más consciente y conectado con sus propias emociones.
Permite que elijan lo que quieran ser y que trabajen por convertirse en eso
En el hogar, dales la opción de expresarse, ya sea para afirmarse u oponerse, pero que elijan ellos mismos entre diferentes actividades o posibilidades. En todo momento, ten en cuenta su opinión, sobre todo antes de tomar decisiones.
Quizás no sean ellos quienes definan a qué colegio asistir, pero si pueden decidir el deporte que deseen realizar.
Refuerza su autoestima
Es necesario hacerle saber a los hijos que los queremos tal como son todos los días. También, que no necesitan ajustarse a un ideal, porque no existe tal cosa.
Educa en valores
Más que educar con un modelo a seguir, lo más importante es que los niños entiendan cuáles son los valores que sustentamos como familia y como personas. De esta manera, a lo largo de su desarrollo, podrán identificar cómo comportarse -acorde a dichos valores- más allá de lo que se les pida.
Transmite el mensaje de que son valiosos, elijan lo que elijan
El respeto por sus gustos y el apoyo de sus decisiones no solo fomentan su autonomía, sino que también fortalecen su autoestima. Esto ayuda a que se sientan más valiosos y seguros de ser quienes son, sin depender de la validación de los demás. A fin de cuentas, dicho mensaje también impacta en su estado de ánimo y en su motivación.
Fomenta la comunicación con tus niños
Intenta crear y facilitar espacios de diálogo en tu hogar en los que cada persona pueda expresarse de manera empática y asertiva respecto a sus sentimientos y emociones.
Permite que exploren, que experimenten y que rompan ciertas reglas
Quizás te sorprenda, pero de las travesuras y de las picardías los niños siempre aprenden. Por supuesto, se trata de permitir sobrepasar algunos límites “rompibles”, pero no aquellos fundamentales o que los pongan en peligro o que contradigan las normas y valores del hogar.
Cada niño y niña debe tener su propia historia
Muchas veces, los adultos trasladamos a los niños las expectativas o proyectos personales no cumplidos. De esta manera, los dejamos presos en la “obligación” de tener que satisfacer a sus padres para verlos felices y los conducimos a ponerse en segundo lugar. Esto erosiona su autoestima y su confianza, pues no respeta su identidad ni su singularidad. Y al final, interfiere en el proceso de desarrollo psicológico saludable.
Por todo esto, es importante revisar de dónde viene aquello que proyectamos sobre los niños y en su lugar, alentarlos a que sean quienes quieren ser. También, debemos corrernos del sitio de la comparación, porque es un hábito negativo que no beneficia a nadie.
Por último, los niños deben saber que nuestro afecto no depende de cuán exitosos sean en lo que hacen: los queremos y valoramos en las buenas y en las malas.
Bibliografía
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- Viviana Herskovic, Marcela Matamala, Somatización, ansiedad y depresión en niños y adolescentes, Revista Médica Clínica Las Condes, Volume 31, Issue 2, 2020, Pages 183-187, ISSN 0716-8640, https://doi.org/10.1016/j.rmclc.2020.01.006.
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