Todos tenemos nociones básicas acerca de lo que supone la adolescencia y los cambios que ella conlleva; sin embargo, se trata de una etapa larga que no discurre siempre igual. Los niños de 12 a 14 años transitan la adolescencia temprana, que es un periodo de enormes cambios y transformaciones.
Dicha etapa se inicia con la pubertad o periodo de maduración sexual. De esta forma, los menores se encuentran en un limbo entre la niñez y la juventud. Esto hace que no sea fácil para ellos encontrar su lugar, ni lidiar con su evolución física y mental de la mejor manera.
Tampoco es sencillo para los progenitores vivir este proceso junto a sus hijos y por eso, hoy vamos a ofrecerte algunos datos y consejos relevantes al respecto. ¡No dejes de leer!
Principales cambios en los niños de 12 a 14 años
La evolución que ocurre durante la adolescencia ocurre en múltiples planos, pero que no siempre coinciden en el tiempo. Por eso, es posible ver a un niño con un cuerpo maduro y con un comportamiento todavía infantil. O, por el contrario, muy maduro mentalmente y con un desarrollo físico retrasado respecto al de sus pares.
En cualquier caso, estos son los principales cambios que enfrentan los niños y las niñas en esta etapa. ¡Apunta!
A nivel físico
Los cambios físicos que derivan de la maduración sexual son los más evidentes. Tanto en los niños como en las niñas tiene lugar el denominado estirón puberal. Este implica un crecimiento en la talla y en el peso, que acompaña al desarrollo de los siguientes caracteres sexuales secundarios:
- En las niñas, aparece el botón mamario y aumenta el tamaño de los senos y de las caderas. Posteriormente, aparece la primera menstruación.
- En los niños, aumenta el tamaño del escroto y los testículos, se incrementa la masa muscular y la fuerza y aparecen las poluciones nocturnas.
Por otra parte, en ambos sexos se aprecia el crecimiento de vello corporal, especialmente en las piernas, en las axilas y en el pubis. En el caso de los varones, también en el pecho y en la cara. Además, la piel se vuelve más grasa y puede surgir el temido acné juvenil.
Todos estos cambios están mediados por procesos hormonales, liderados por la hormona de crecimiento, los andrógenos (en los chicos), los estrógenos y la progesterona (en las chicas).
A nivel cognitivo
Los niños de 12 a 14 años se encuentran ya en la última etapa del desarrollo cognitivo propuesta por Jean Piaget: la de las operaciones formales.
Para este entonces, ya son capaces de hacer uso de la lógica y de la abstracción, de hacer razonamientos complejos y de establecer filosofías morales. También, pueden esbozar un pensamiento crítico que les lleve a cuestionar lo establecido y a crear una escala de valores propia.
Sin embargo, estas habilidades están todavía en desarrollo y no serán totalmente dominadas por los chicos hasta el fin de la adolescencia.
Finalmente, es importante resaltar que durante la adolescencia temprana el cerebro también continúa en desarrollo. En concreto, ciertas regiones, como el córtex prefrontal, no ha terminado de madurar, lo que se traduce en impulsividad y tendendia a correr riesgos.
A nivel emocional
Si tu hijo se encuentra en la adolescencia temprana, seguramente coincidas en que este es uno de los cambios más notorios de la etapa.
A esta edad, los eventos se viven con una intensidad inusitada. Hay una gran labilidad emocional que puede llevarlos de la euforia a la tristeza sin motivo aparente, y es común que aparezcan sentimientos de incomprensión.
El entorno cercano podrá notar también que el joven suele mostrarse irritable y que tiende a aislarse en algunas ocasiones. Estas reacciones emocionales están vinculadas a los cambios hormonales propios de la edad y pueden ser difíciles de comprender, incluso para el propio niño.
A nivel social
Como es bien sabido, durante la adolescencia temprana el grupo de iguales se convierte en un refugio y en un referente. Los niños de 12 a 14 años demandan cada vez más independencia y buscan desligarse relativamente de la familia para conectar con sus coetáneos.
Tratarán de encajar en el grupo social, de compartir códigos y rituales y, en definitiva, de pertenecer. En ocasiones, esto podrá causar cierto estrés y sufrimiento y también, los llevará a tomar malas decisiones si las emociones no se gestionan de manera adecuada.
Algunos consejos para padres de niños de 12 a 14 años
Como padres hemos de atravesar estos procesos junto a nuestros hijos y es normal que en ocasiones no sepamos bien cómo actuar. Por eso, vale tener en cuenta las siguientes recomendaciones para acompañarlos mejor.
Cuida sus hábitos de vida
El estilo de vida de cada persona comienza a gestarse en la infancia, pero se consolida en la adolescencia.
Ahora ya no podemos controlar por completo qué comen, cuánto duermen o qué hacen nuestros hijos durante el día. Por eso, es fundamental que comprendan el valor de los buenos hábitos y que decidan implementarlos por deseo propio y no por obediencia.
Es especialmente necesario cuidar las horas de sueño, ya que la tendencia de los adolescentes es trasnochar y esto los puede llevar a una importante privación.
Además, la alimentación y el ejercicio físico han de verse como formas de autocuidado y de materializar el amor propio. No como medios para encajar en el ideal de belleza establecido por el entorno, pues esto podría derivar en los trastornos alimenticios.
Acepta su crecimiento
Para muchos padres y madres es complicado ver cómo, de un día para otro, sus niños de 12 a 14 años se han transformado y ahora son jóvenes, ariscos e independientes. Es importante no tomarse sus conductas de manera personal y realizar un buen trabajo interior para poder acompañarles desde el amor y la calma.
También, es necesario ofrecer progresivamente la autonomía que los hijos reclaman, pues se encuentran en un momento evolutivo de construcción de su identidad y de consolidación de vínculos con sus iguales.
No dejes de marcar los límites
Por último, no olvides de que los adolescentes todavía necesitan límites. Por mucho que se opongan a ellos, estos les proporcionan la guía, la seguridad y la coherencia que se requiere para volar lejos del nido.
Evidentemente, estos límites habrán de ser flexibles y adaptarse a la edad y a la madurez del joven, pero han de estar presentes en todo momento. El respeto, la responsabilidad y la sinceridad pueden ser las máximas que se le soliciten al adolescente desde el hogar.
Recomendaciones finales
En suma, los niños de 12 a 14 años atraviesan una de las etapas más complicadas del desarrollo humano. Y, por lo mismo, los padres y los hijos necesitan estar al tanto de lo que está sucediendo y llegar a comprenderlo.
Hablar con los chicos de los cambios físicos y emocionales, de lo que pueden esperar y de los mejores modos de gestionar estas transformaciones es una tarea de gran relevancia. Dichas conversaciones pueden resultar incómodas al principio, pero es clave no posponerlas ni evitarlas.
Brindarles a los hijos buenas herramientas en el momento oportuno marcará la diferencia en sus vidas.
Bibliografía
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