Es posible que la mayoría de los padres intuya que cuando un bebé se cae al suelo, esto representa un riesgo para su salud. Y la realidad es que la hipótesis es completamente cierta, sobre todo cuando hablamos de bebés muy pequeños.
Según la Organización Mundial de la Salud, las lesiones de causa externa (antes conocidas como “accidentes”) constituyen una de las principales causas de muerte y de discapacidad en todo el mundo.
Se estima que a cada hora, mueren más de 100 niños por este motivo y que el 90% de las veces, se trata de eventos no intencionales. Como los traumatismos causados por el tránsito y las caídas.
¿Cuál es el peligro de que el bebé se caiga al suelo?
Cuando un bebé cae al suelo, se produce un traumatismo de una o varias partes de su organismo. Esto quiere decir, que su pequeño cuerpo se ve sometido a un exceso de energía brusco, capaz de dañar los distintos tejidos que lo conforman.
Como consecuencia del impacto se generan lesiones que varían en su extensión y gravedad, según cómo se haya producido este evento.
En general, las caídas son muy comunes a partir del momento en el que el pequeño se desplaza por sus propios medios. Pero eso no quiere decir que antes no puedan ocurrir.
Las caídas de los niños son un tipo de traumatismo muy frecuente y determinan un elevado porcentaje de discapacidad entre los 0 y los 14 años. (OMS, 2008)
Debido a la composición corporal de los bebés, cuando estos caen desde cierta altura generalmente golpean su cabeza. Esta lesión se conoce como traumatismo encefalocraneano y constituye uno de los principales motivos de consulta en los servicios de urgencias pediátricas.
¿Qué debo hacer si mi bebé se cae al suelo?
Según el mecanismo de la caída, la edad del niño y el estado de salud posterior al golpe, se puede definir el riesgo de presentar una lesión de gravedad.
Lo primero que se debe hacer ante una caída es ofrecer al niño los cuidados necesarios, para ayudarlo a recobrar su estado de salud original. Esto incluye las siguientes medidas:
- Contención: alzarlo, mecerlo u ofrecerle lo necesario para calmarlo.
- Seguridad: retirarlo de el entorno de riesgo, como puede ser el suelo u otra superficie inadecuada.
- Alivio: ofrecerle el pecho (por su efecto analgésico), un poco de frío local en la zona golpeada y algún medicamento para el dolor, indicado por su médico.
En simultáneo, es importante que los padres evalúen el estado general del pequeño luego de la caída. A partir de esta información, el pediatra puede estimar el riesgo de la caída y orientar adecuadamente a los padres.
Aspectos que los padres deben evaluar cuando el bebé cae al suelo
- El estado de conciencia y comportamiento: cómo se encuentra luego de cesar el llanto; si está muy irritable, si está muy somnoliento, o si mantiene su estado habitual.
- Marcha: cómo se desplaza, si lo hace de la manera usual o se percibe pérdida del equilibrio.
- Habla: si el niño ya tiene lenguaje oral, es importante evaluar cómo se expresa luego del golpe.
- Vómitos: si el niño ha presentado uno o más vómitos en los minutos posteriores a la caída.
- Hematomas o heridas: es importante determinar el número y localización de las lesiones, por lo que resulta adecuado desvestir por completo al niño a fin de descubrir cortes, raspones o hematomas.
- Sangrados: en relación a lo anterior, localizar el sitio de sangrado nos permite entender mejor cómo fue el golpe.
- Convulsiones, desmayos o desconexión en algún momento posterior a la caída.
Otro aspecto a determinar es el mecanismo de la caída. Para esto es fundamental conocer dónde estaba ubicado el niño, desde qué altura se cayó y cómo fue encontrado en el suelo.
Signos de alarma de una caída
La presencia de uno o más de estos signos, constituye una situación de riesgo elevado. Esto hace necesaria la consulta urgente, según la guía PECARN:
- Pérdida de la conciencia durante al menos 5 segundos.
- Alteración del estado de la conciencia, como agitación, somnolencia, habla enlentecida o respuestas repetitivas sin sentido.
- El niño presenta un comportamiento diferente al habitual.
- Hematoma en la cabeza en una localización distinta a la frente.
- Fractura de cráneo palpable.
A su vez, todas las caídas en menores de 3 meses y aquellas ocurridas desde una altura mayor a 90 centímetros en los menores de 2 años, son consideradas de riesgo elevado.
Prevención de caídas en el hogar
Debido al riesgo potencial que implica una caída de altura en un bebé pequeño, es importante evitarlas. Cabe recordar que, aunque el bebé todavía no role ni gatee, puede desplazarse por el impulso de sus piernas.
De este modo, nunca es una buena opción dejarlo solo sobre una superficie elevada del suelo. Ni siquiera por unos segundos.
Algunas medidas de prevención de caídas en el hogar
- No dejar al bebé solo en cambiadores, camas, sillones u otras superficies en altura.
- No usar almohadones como barreras de contención, ya que no son seguras.
- Colocar al niño en una cuna con barrotes o en un corral, siempre que no sea posible tenerlo en brazos.
- Si se coloca al niño en una mecedora, cochecito o sistema de retención, debe estar sujetado con el cinturón todo el tiempo. También debe evitarse colocar estos elementos arriba de una mesa o una silla.
- Instalar puertas o rejas en los accesos a las escaleras de la casa.
- Colocar protección anti caídas en ventanas, terrazas y balcones.
- Instalar cercos alrededor de las piscinas.
- Evitar el uso de andadores.
Tomando estos recaudos, limitas la posibilidad de que tu bebé sufra lesiones graves e incapacitantes. Si tienes dudas sobre este tema, apúntalo en la lista de preguntas para el pediatra y convérsalo con él en la próxima cita.
Bibliografía
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