Tomar decisiones cuando se trata de la educación de los hijos no es una tarea muy fácil. Todo lo que hagan los padres y la manera en que educan a los hijos puede tener cierta influencia en la vida futura del niño, incluido el castigo y sus alternativas.
Estamos seguros de que buscas la mejor manera de lidiar con cada situación adversa que pasas con tu hijo con el fin de educar un futuro adulto responsable. Cuando él acaba haciendo cosas que no debe, una de las cosas que pasa por la cabeza de los padres es castigarlo.
Algunos creen que la mejor forma de actuar a las conductas inapropiadas es el castigo tradicional. Sin embargo, existen alternativas que son mucho más sanas y que tienen el mismo efecto: enseñarle a comportarse de forma correcta.
Prevenir para evitar el castigo
Si ya sabes que tu hijo es incontrolable en el supermercado, puedes dejarlo con sus abuelos cuando vayas a hacer la compra del mes. Si no te queda otra opción que llevártelo, es importante que no le des ideas como “Hijo, ya sé cómo te comportas siempre al entrar aquí”.
Es mejor ni mencionar el asunto. Tal vez él no se comporte como esperas. Piensa que cuando dices frases como la anterior, encasillas a tu hijo. Esto no es sano porque cada niño va evolucionando con el paso del tiempo. Espera a ver su comportamiento y actúa en consecuencia.
Lea una historia
Una buena forma de ayudar a tu hijo que no sea a través de un castigo es encontrar historias en las que el personaje tiene un comportamiento similar al que deseas cambiar. Puedes leerle estas historias y dejar que tu hijo analice las consecuencias.
Al identificarse con personajes que están cometiendo errores también adoptará mejores formas de actual. Además de eso, leer para tus hijos puede ser una forma muy positiva de conectar con ellos.
Pide ayuda a tu hijo
Gran parte de los berrinches y del mal comportamiento nacen de la necesidad de llamar la atención de los padres. Cuando tú pides ayuda a tu hijo para cualquier actividad, el sentimiento de “ser importante” se volverá dominante por lo que ya tendrás un aliado de tu lado y no alguien compitiendo por tu atención.
En vez de: “Bájate de esa silla, ya vas a ver después que deje las bolsas en el coche”, puedes decir: “Hijo, ¿puedes ayudarme a llevar las compras al carro? Lleva esta bolsa por favor”.
Divide el problema y encuentren juntos la solución
Esto funciona muy bien en niños de 10 a 12 años que a pesar de los castigos y las conversaciones no mejoran su comportamiento. Si tu hijo deja la ropa tirada por todo el cuarto por ejemplo, en vez de repetirle que él no ayuda, pregúntale qué idea puede aportar para resolver esa situación.
Recuerda que puedes no estar de acuerdo con lo que él propone, pero escucha y respeta sus sentimientos. Esto logra un efecto sutil de la responsabilidad para resolver problemas.
En lugar de un no, da información y ofrece alternativas
Si el niño pide algo con lo que no estás de acuerdo, en vez de un sonoro “no” ofrece alternativas aceptables para los dos. Supongamos, que tu hijo quiere dibujar en el sofá o en la pared de la cocina.
Una alternativa sería explicar que eso dañaría el mueble y que a ti te gusta así como está. Piensa en opciones viables, como dejar una pared de su habitación para que coloree. Es decir, en vez de cambiar a tu hijo intenta conectar con su perspectiva.
Disciplinar no implica maltrato
Hablar positivamente sobre la disciplina no siempre es tan sencillo como parece. Podemos entender conceptos básicos como no pegar, no maltratar, no humillar, no gritar… pero no siempre sabemos cómo aplicarlo a la vida real de forma efectiva.
Educar con respeto requiere mucha comunicación interna y autoevaluación constante. Solamente así sabrás que vas por el camino correcto como padre. Aplica estas alternativas al castigo y adáptalas a tu vida en familia.
Recuerda que cada niño y cada situación son únicos por lo que estas herramientas a veces tendrán aplicación y otras no.
Bibliografía
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- Aguirre, E., Montoya, L., & Reyes, J. (2006). Crianza y castigo físico. Diálogos, 4, 31-48. https://www.aacademica.org/eduardo.aguirre/8.pdf
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