Cuando enseñamos buenos modales a los más pequeños les mostramos la importancia de decir “por favor”, “perdón” o “gracias”. Y es que los niños agradecidos despiertan la admiración de quienes les rodean y mantienen interacciones sociales más satisfactorias. Pero este valor no solo les ayuda a relacionarse con los demás, sino que también les convierte en personas más felices y emocionalmente sanas. Por ello, queremos proponerte algunas divertidas manualidades para enseñar a los niños a ser agradecidos.
Ante todo, queremos recordarte que la gratitud no es solamente una práctica, es un valor. Es decir, no se trata de pronunciar la palabra como un hábito mecánico. Se trata de desarrollar una concepción positiva de la vida, de acostumbrarse a ver y a reconocer la bondad a nuestro alrededor y de valorar la presencia de quienes nos acompañan. Y, para desarrollar este estilo de pensamiento, nada mejor que comenzar desde la infancia.
Ser agradecido haciendo manualidades
No hay duda de que toda madre desearía para sus hijos los beneficios de practicar la gratitud. Sin embargo, es posible que no sepas muy bien cómo aplicar esta educación en valores. Resulta claro que lo más eficaz es el ejemplo diario. No obstante, realizar actividades manuales es mucho más lúdico y divertido, y es una excelente forma de captar la atención de los niños sobre estos importantes aspectos.
Al tiempo que se divierten, los pequeños exploran su creatividad y mejoran sus destrezas manuales, pueden interiorizar el mensaje de gratitud. Además, esta es una oportunidad ideal para pasar tiempo de calidad en familia y estrechar lazos con los menores. ¿Te apetece probar? Entonces, presta atención a las siguientes opciones.
1. Comecocos de las gracias
¿Recuerdas los comecocos que fabricabas con papiroflexia cuando eras niña? Esta sencilla y divertida manualidad puede ayudarte a transmitirle a tus hijos la importancia de la gratitud. Para realizarla, solo necesitaréis una hoja en blanco y pinturas o rotuladores. Puedes seguir los siguientes pasos:
- Recorta la hoja para obtener un cuadrado.
- Dóblala a la mitad en forma de triángulo, y luego deshaz este paso.
- Lleva las cuatro esquinas hacia el centro (obtendrás un cuadrado más pequeño).
- Dobla por la mitad, y deshaz este paso,
- Da la vuelta al papel y lleva de nuevo las cuatro esquinas hacia el centro.
Ahora que hemos finalizado la parte de papiroflexia, es hora de decorar. Observarás que han quedado cuatro triángulos divididos por la mitad: pintad cada uno de esos ocho espacios con un color diferente.
Luego, levantad las solapas y escribid en el interior aquellas frases que reflejen vuestros motivos de agradecimiento. ¡Ya está todo listo para comenzar a jugar!
2. Piedras pintadas de la gratitud
A los niños les encanta recoger y coleccionar objetos de la naturaleza como hojas, conchas marinas o piedras. En este caso, vamos a utilizar estas últimas para realizar una de las mejores manualidades para enseñar a los niños a ser agradecidos. Solo necesitáis seleccionar algunas piedras grandes y bonitas, limpiarlas y seguir los siguientes pasos:
- Usad pintura acrílica o al agua para colorear el fondo más liso de cada una de las piedras, y dejadlo secar.
- Con la ayuda de un pincel fino, escribid sobre ese fondo los motivos por los que estáis agradecidos.
- También podéis añadir decoraciones de todos los colores y formas que os apetezcan.
Ahora que las piedras pintadas están listas, podéis colocarlas en un lugar visible para tener siempre presentes las múltiples razones por las que agradecer. Esta manualidad tan colorida y llamativa puede ser una bonita decoración natural para el dormitorio infantil.
3. El árbol del agradecimiento
Para realizar esta manualidad podéis tomar varias ramas que encontréis en un parque, y disponerlas en un tiesto o recipiente de manera vertical, como si de un pequeño árbol se tratase. O, también, podéis dibujar un árbol en una cartulina, recortarlo y ponerlo en la pared a modo de póster.
Tras finalizar este paso previo es hora de crear las hojas. Dibujadlas en una cartulina, recortadlas y escribid en cada una de ellas aquello por lo que os sentís agradecidos. A continuación, id pegando cada hoja en las ramas del árbol con cinta adhesiva.
Podéis escoger el tono de las hojas en función de la época del año, o producir en su lugar flores o frutos. Además, podéis ir añadiendo cada vez más hojas y frases, o ir renovándolas cada cierto tiempo. Esta es una excelente forma de cultivar la gratitud.
Enseña a tus hijos a dar las gracias todas las noches
Las manualidades son un ejercicio tan divertido como educativo. Sin embargo, la repetición es la base fundamental para instaurar un hábito. Por ello, si deseas inculcar el sentimiento de gratitud en tus hijos, puede resultar muy positivo alentarles a agradecer cada noche.
Cuando lo acompañes a acostarse, tomaos unos minutos para rememorar tres aspectos del día por los que os sentís agradecidos. Pueden ser cosas tan sencillas como la sonrisa de un amigo, los besos de mamá o el rico plato que se ha tomado para cenar. Esto, además, ayuda a los niños a irse a dormir impregnados por pensamientos positivos y emociones reconfortantes.
En definitiva, un niño que practica la gratitud es más feliz, más empático y más resiliente. Es un pequeño al que cada vez le resultará más sencillo detectar las oportunidades y la bondad a su alrededor, sentirse merecedor y valioso y disfrutar de mejores relaciones sociales.
Te animamos a poner en práctica estas manualidades para enseñar a los niños a ser agradecidos y observar su impacto tanto en la vida de tus hijos como en la tuya propia.
Bibliografía
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- Czar, A., Kapelmayer, M., Kelmanowicz, V., Esteves, S., & Lozada, M. (2019). Intervenciones basadas en gratitud y optimismo reducen las interacciones sociales negativas en niños.
- Moyano, N. C. (2010). Gratitud en la psicología positiva. Psicodebate. Psicología, Cultura y Sociedad, (10), 103-118.