La relación entre padres e hijos es una de las más significativas en la vida de un ser humano. Sin embargo, cada niño nos ofrece una experiencia completamente única. Con cada uno descubrimos aspectos de la paternidad que aún desconocíamos.
Es por eso que muchos padres, al comparar, se preguntan cómo es posible que dos infantes, creciendo incluso en la misma familia, puedan ser tan distintos. Ante esto, conocer las diferencias entre el hijo oasis y el hijo maestro puede resultar tranquilizador.
Nos gustaría pensar que el vínculo paterno-filial es idílico y que en él solo caben sentimientos positivos. Sin embargo, la realidad es que la paternidad puede ser frustrante y desesperante, y que es posible sentir rabia, ira y decepción hacia un hijo. ¿Cómo no hacerlo si sentimos que nuestro pequeño es desobediente, desafiante y complicado mientras otros niños son tan sencillos y amorosos?
Antes de culpar al niño y de albergar cierto rencor hacia él, analicemos la situación desde una perspectiva más amplia. Antes de rechazar a nuestro hijo por su forma de ser, atrevámonos a caminar hacia el amor incondicional. No solo porque este sea un ingrediente imprescindible para que un niño crezca emocionalmente sano, sino porque, al transformar estos sentimientos hacia él, nos estaremos transformando como padres y como personas.
El hijo oasis y el hijo maestro
Los conceptos del hijo oasis y el hijo maestro aparecen descritos en el libro de Martha Alicia Chávez Tu hijo, tu espejo. La autora afirma que, por lo general, en toda familia con dos o más hijos aparecen estas dos personalidades bien diferenciadas.
El hijo oasis es un niño sencillo, obediente y responsable. Son, como suele decirse, “niños de manual” que normalmente no dan problemas y con los que los padres mantienen una relación fluida y armónica. Estos pequeños, desde bebés, suelen ser tranquilos, comen bien, duermen bien y son fáciles de criar. Ser sus padres es una tarea sencilla, agradable y gratificante. Parece que no requieren ningún esfuerzo extra, pues es como si viniesen ya educados.
Por su lado, el hijo maestro es un reto. Son niños difíciles que desafían los límites mentales y emocionales de sus progenitores. Criarlos requiere energía, dedicación y mucho aprendizaje.
Estos niños suelen generar, con su conducta, que sus padres busquen, lean, indaguen o pidan ayuda profesional. En ocasiones, pueden desesperar a los adultos a su cargo y la relación con ellos plantea obstáculos y precisa un mayor esfuerzo.
Todos queremos un hijo oasis
Simplificando, las diferencias entre el hijo oasis y el hijo maestro es que el primero es el niño con el que todo padre sueña y el segundo es el que todo progenitor teme tener. En el seno de la familia es difícil que no se establezca cierta preferencia o afinidad hacia el hijo oasis por su sencillez, por la agradable calma que nos proporciona en comparación con las tormentas emocionales que desata el hijo maestro.
Sin embargo, la labor de estos últimos niños es realmente valiosa. Con frecuencia, los adultos piensan que ellos son el problema, por su rebeldía, su desobediencia y su complejidad. Por los retos que plantean y los quebraderos de cabeza que provoca su forma de ser. No obstante, en gran medida, ese hijo funciona como espejo del mundo interior sin sanar de sus padres.
Este niño te pone cara a cara con tus demonios, con tus temores, con tus sentimientos de impaciencia, culpa o ira. Te hace mirar de frente a las expectativas que esperabas ver cumplidas y te enfrenta a la frustración constante.
A su lado no te queda más remedio que aprender, madurar, evolucionar a nivel personal y humano. Te aboca a interesarte por asuntos que, de otro modo, nunca habrías atendido. Te enseña constantemente, sobre todo si estás dispuesto a aprender.
El amor incondicional es la mayor lección
El mayor aprendizaje que te dejará tu hijo maestro será el amor incondicional. La capacidad de querer, cuidar y aceptar a alguien tal y como es, aunque no cumpla tus expectativas, aunque te saque de tu zona de confort.
Tu hijo oasis también te enseña de otro modo más sencillo y agradable. Pero el crecimiento personal que te trae un hijo maestro es incomparable. Aprende a apreciar lo valioso de cada uno de tus hijos y ábrete a los mensajes de la maternidad en todas sus formas.
Bibliografía
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- Chávez, M. A. (2017). Tu hijo, tu espejo (Nueva edición): Un libro para padres valientes. Grijalbo.
- Fiorenza, A., & Nardone, G. (2003). Niños y adolescentes difíciles. RBA Libros. https://es.scribd.com/doc/151063483/Ninos-y-adolescentes-dificiles-FIORENZA