Las amistades tienen una gran influencia a lo largo de todo nuestro ciclo vital, pero cobran especial relevancia durante la infancia y la adolescencia. Estas nos acompañan durante el crecimiento e influyen de forma importante en nuestra autoestima y modo de ver el mundo. Por ello, muchos padres pueden sentir la tentación de escoger los amigos de sus hijos, con el fin de evitarles posibles sufrimientos.
Contar con unas amistades inadecuadas durante la etapa escolar puede herir a los niños y jóvenes; puede hacerles sentir rechazados e insuficientes o, incluso, constituir una mala influencia que los presione a tomar decisiones erróneas.
Todo es cierto y, por lo mismo, es lícito, como padres, sentir cierto temor ante la vida social de nuestros hijos y desear que esta sea lo más satisfactoria posible. Sin embargo, en ningún caso resultará positivo que los adultos tomen una decisión tan personal y priven al menor del derecho a escoger con quién compartir su tiempo.
Los padres no deben escoger los amigos de sus hijos
Es probable que, durante el camino de la maternidad, tengas ciertas preferencias acerca de la clase de personas con las que te gustaría que tu hijo se relacionase.
También es posible que en varios momentos sientas dudas respecto a los amigos elegidos por tu pequeño. No obstante, criticar y juzgar a esas personas que tanta importancia tienen para él en ese momento solo generará una brecha entre vosotros dos.
Del mismo modo, recuerda que la sobreprotección genera graves secuelas en nuestros hijos, tales como inseguridad, falta de confianza y baja autoestima. Y, sin duda, decidir por ellos cuáles han de ser sus amistades es sobreprotección.
Sin embargo, como padres, nuestro papel será fundamental y crucial en ese asunto, aunque de una forma indirecta. Realmente, hay mucho que podemos hacer para asegurarnos de que nuestros hijos gocen de relaciones sociales sanas y felices.
¿Cómo ayudar a que tu hijo goce de amistades sanas?
A continuación, hablamos sobre algunas de las estrategias que se pueden llevar a cabo para ayudar a los niños a que gocen de unas amistades sanas.
Enséñale qué es un buen amigo
Ya que es el niño o adolescente quien va a decidir de qué personas desea rodearse, es importante que le enseñemos en qué consiste una buena amistad. Hemos de transmitirle que un amigo es quien nos quiere, nos respeta, nos acompaña en los buenos momentos y en los malos, con quien nos divertimos y en quien podemos confiar.
Sin embargo, las palabras no son suficientes: nuestros hijos no harán lo que les digamos, sino lo que nos vean hacer a nosotros. Por ello, permítele observar tus propias relaciones y el modo saludable y amoroso en que os relacionáis tus amigos y tú. Trata de rodearte de la clase de personas que te gustaría que rodeasen a tu hijo; muéstrale con tu ejemplo el valor de la amistad.
Fomenta su autoestima
Del mismo modo, presta atención a la forma en la que tratas a tu hijo y te diriges a él. Los niños aprenden en el seno de la familia cuánto valen y cómo deben ser tratados, y esperarán de los demás lo mismo que recibieron en casa. Por ello, asegúrate de amarlo, respetarlo, aceptarlo y apoyarlo para que crezca sabiendo que eso es lo que merece en todos los ámbitos de su vida.
Escucha y aconseja
Es posible que tu hijo experimente conflictos en algunas ocasiones con sus amistades y acuda en busca de tu consejo. En estos momentos, trata de recordar que resulta mucho más valioso que le ayudes a analizar la situación y hallar soluciones por sí mismo, en lugar de decirle lo que debe hacer.
Especialmente, si el amigo con el que ha tenido problemas no es de tu agrado, procura ser imparcial, no juzgues ni trates de boicotear esa amistad a propósito. Simplemente, ayuda a tu hijo a reflexionar al respecto.
Escoger los amigos es una tarea personal
Finalmente, tendrás que armarte de valor y paciencia y permitir que tu pequeño recorra el camino y aprenda de sus tropiezos. Acompáñalo, apóyalo y ófrecele tu consejo siempre que lo requiera. Mas, en última instancia, permítele decidir y confía en que le has transmitido los valores necesarios para tomar buenas decisiones.
Un niño que se siente amado y seguro de sí mismo, al que se le han proporcionado oportunidades de conocer diferentes tipos de personas, sabrá escoger aquellas que se ajusten a su personalidad y sus ideales.
Bibliografía
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