¿Has notado que a veces tu hijo actúa de forma impulsiva en una situación emocional? ¿En ciertas circunstancias le cuesta tranquilizarse? Esto les puede pasar a los niños con problemas de autorregulación. Aquí vamos a ver qué podemos hacer cuando un niño tiene este tipo de problema.
Muchas situaciones requieren que tengamos la capacidad de autorregularnos. Los niños necesitan tener esa habilidad de autorregulación en su día a día.
Ocurre que los niños con TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad) y los que tienen problemas de procesamiento sensorial carecen de esta habilidad, por lo que no saben autorregularse en situaciones de carga emocional.
Niños con problemas de autorregulación: ¿qué es la autorregulación?
Podemos confundir entre autocontrol y autorregulación, pero son cosas diferentes, aunque estén relacionadas.
- Autocontrol. Es una habilidad social que ayuda a los chicos a tener controlada su conducta, sus impulsos y sus emociones.
- Autorregulación. También es una habilidad, pero esta trata de manejar las emociones, las conductas y los movimientos del cuerpo cuando nos enfrentamos a una situación complicada o difícil, y esta hace que estemos atentos y enfocados en ella.
La autorregulación ayuda a los niños a saber tranquilizarse si están molestos para evitar, así, descargas de frustración. Por eso, es normal que un niño de 4 años tenga una rabieta, porque todavía no ha aprendido a autorregularse, pero, si lo hace un niño de 12 años, quiere decir que existe un problema de autorregulación.
¿Cómo funciona la autorregulación?
Para entender la autorregulación, podemos ayudarnos de un “termostato”. ¿Qué hace un termostato? Este mecanismo está preparado para hacer ajustes en la temperatura de una estufa; cuando la habitación llega a una determinada temperatura, este se para, y cuando baja de dicha temperatura, se vuelve a encender. Para eso, tiene que saber cuál es el punto de ajuste para, así, parar o seguir calentando.
La autorregulación es un proceso similar; los niños también tienen un “punto de ajuste” al que llegan cuando tienen la capacidad de dominar sus emociones y conductas adecuadamente.
Pero, para llevar ese control, tienen que saber cuál es su “punto de ajuste” para, en una determinada situación, valorar cómo se está sintiendo y reaccionar de modo que no sobrepase ese punto. Este proceso tiene mucho que ver con el cómo procesa la información y las emociones, y qué hacer con ellas.
La autorregulación y el TDAH
A un niño con TDAH le es difícil controlar sus emociones, por esa razón, a menudo, reaccionan de una forma desproporcionada. También hay que recordar que los niños con este problema tampoco tienen un adecuado control de impulsos y pueden hacer cosas inapropiadas respecto de la situación a la que se enfrentan.
Es por todo esto que los niños reaccionan de una manera exagerada, porque no son capaces de parar, pensar la situación que están viviendo y buscar soluciones.
La autorregulación y las dificultades del procesamiento sensorial
Los niños con dificultades en el procesamiento sensorial tienen problemas al usar la información captada por los sentidos: tacto, vista, oído, olfato y gusto, y otros que conocemos menos como, la interocepción, la propiocepción y la vestibular.
El origen del problema es el sistema nervioso, que tiene dificultades para autorregularse. Por esta razón, si el niño esta inmerso en una situación en la que hay un incremento sensorial, no es capaz de autorregularse, y deja a sus emociones y comportamientos sin control.
¿Cómo podemos ayudar a los niños con problemas de autorregulación?
Podemos ayudar a los niños si tienen problemas de autorregulación, pero ¿cómo? Lo primero que hay que hacer es conocer cuándo la información que percibe es un problema, ya sea a través de los sentidos o a través de los pensamientos.
¿Qué pasos requiere la autorregulación?
- Autoconciencia. Tanto si el problema de autorregulación viene de un niño con TDAH o de uno con dificultades de procesamiento sensorial, hay que hacerle ver qué situaciones pueden generarle un estrés emocional intenso. Si nos anticipamos a algún evento en el que creamos que el niño lo va a pasar mal, es conveniente que se lo avisemos con antelación; esto lo ayudará a ir preparado.
- Control de impulsos. Un niño con TDAH, aunque sepa que hay soluciones a determinadas situaciones, no puede evitar el impulso de enfadarse o frustrarse. Ahí jugamos un papel importante los padres para ayudarlo a que maneje de forma más adecuada sus emociones y reacciones, para enseñarle a desarrollar habilidades para superarlo.
- Establecer metas. Debemos trabajar para poner metas realistas y pequeñas, para que, poco a poco, el niño sea capaz de poner metas más grandes.
Ayudar a los niños con problemas de autorregulación
Cómo hemos visto, hay niños con problemas de autorregulación y, por esto, es importante que sepamos cómo es el desarrollo de nuestros hijos con respecto a su edad. Además, de todo lo que hemos dicho para ayudar a los niños con este problema, los padres también podemos hablar con los pequeños para explicarles cuál es su “punto de ajuste”, es decir, dónde se encuentran bien.
Pero siempre hay que indicarles formas de manejar la frustración y la ira. Todos los niños con este problema pueden utilizar una hoja de actividades para la autorregulación.