Trastornos alimentarios en el embarazo y la lactancia

El embarazo y la lactancia son periodos especialmente vulnerables en los que pueden desencadenarse los trastornos alimentarios. Descubre por qué sucede y a qué síntomas has de prestar atención.
Trastornos alimentarios en el embarazo y la lactancia
Elena Sanz Martín

Revisado y aprobado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Escrito por Elena Sanz Martín

Última actualización: 25 mayo, 2022

El peso, la figura y la alimentación se vuelven temas sumamente relevantes para las mujeres durante el periodo de gestación y lactancia. No solo porque de ellos depende su propio bienestar y el de su bebé, sino también por el impacto en la imagen, en la estética y en el juicio social. Los cambios físicos y emocionales que tienen lugar durante el embarazo y el posparto son tan drásticos e intensos, que no es de extrañar la elevada frecuencia de aparición de los trastornos alimentarios en estas etapas.

Muchas futuras madres afrontan con miedo las visitas ginecológicas por haber ganado demasiado peso. Otras, sufren al mirarse al espejo y contemplar la nueva forma de su cuerpo tras haber albergado vida. No es sencillo procesar estas transformaciones, menos aún si se suman a la incertidumbre y a las responsabilidades que supone el debut de la maternidad.

Por ello, es posible que una inadecuada gestión emocional, sumada a cierta vulnerabilidad personal, terminen desencadenando un trastorno alimentario (TCA). Si quieres conocer las señales de alarma, las posibles consecuencias y los modos de actuar, te invitamos a seguir leyendo.

Los trastornos alimentarios en el embarazo y en la lactancia: una realidad muy presente

Hay ciertas condiciones mentales asociadas con la maternidad que tenemos muy presentes, como la depresión posparto. Sin embargo, no somos tan conscientes de la elevada frecuencia de aparición otro tipo de trastornos. A pesar de esto, los datos epidemiológicos son reveladores.

Se estima que más del 5 % de las mujeres embarazadas y cerca del 12 % de las puérperas padecen algún trastorno de la conducta alimentaria. Además, si ya hay antecedentes de TCA, es muy probable que se sufra una recaída durante estos periodos.

A pesar de conocer estos números, no siempre resulta fácil detectar que se está atravesando un TCA. En primer lugar, porque socialmente está muy normalizada la preocupación por el peso y la imagen corporal, e incluso, la adopción de dietas y de rutinas intensas de ejercicio. Así, nos parece natural que una mujer embarazada o una madre lactante se sienta insatisfecha con su cuerpo y procure volver cuanto antes a los estándares de belleza establecidos.

En segundo lugar, los trastornos de la conducta alimentaria son diversos y de expresión variable; no todos presentan los mismos síntomas y manifestaciones. Y, si no los conocemos, podemos pasar por alto ciertos pensamientos y conductas de riesgo.

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La obsesión por perder peso rápidamente o los cambios en el estado de ánimo producto por los kilos de más, deben alertarnos acerca de la posibilidad de que la mujer puérpera atraviese un TCA.

Principales TCA en el embarazo y el puerperio

A continuación, te mostramos los TCA que con más frecuencia se presentan en embarazadas y madres recientes. Conocerlos te ayudará a identificar sus síntomas rápidamente.

  • Anorexia nerviosa: en este trastorno existe una gran preocupación por la imagen y una fuerte asociación entre el aspecto y la valía personal. Por lo mismo, aparece un gran miedo a engordar que mueve a la persona a restringir su ingesta de alimentos y el aporte calórico y a mantenerse por debajo del peso recomendable.
  • Bulimia: en este caso, la imagen también está fuertemente asociada a la autoestima. Sin embargo, el patrón típico incluye a los atracones, seguidos por conductas purgativas. Estas últimas se realizan para prevenir el aumento de peso y pueden incluir el uso de laxantes, el ejercicio excesivo o los vómitos autoprovocados.
  • Trastorno por atracón: un atracón es una ingesta excesiva de comida que se produce en un corto periodo de tiempo. La persona come sin tener hambre y no puede parar hasta estar incómodamente llena. Suele optarse por alimentos grasos y poco nutritivos y es común que esta ingesta se produzca a solas y a escondidas, debido a la vergüenza que genera no poder controlar los impulsos. A diferencia de los casos anteriores, aquí no se realizan conductas purgativas o compensatorias para mantener el peso.
  • Pica: se trata de un trastorno que genera un deseo irresistible de ingerir sustancias sin valor nutricional, como puede ser arena, tiza, jabón, pelo o hielo. Pese a saber lo inútil e, incluso, perjudicial que resulta consumir estos elementos, la mujer no puede evitarlo.

¿Por qué se producen los trastornos alimentarios en el embarazo y la lactancia?

Los TCA no son trastornos exclusivos del embarazo y el posparto, ni mucho menos. Sin embargo, estos periodos tienen ciertas características que contribuyen a aumentar el riesgo de aparición de los mismos. Entre ellos, el aumento de peso, el cambio en la figura y la forma del cuerpo, la ansiedad y la incertidumbre respecto al parto y la maternidad, el cambio de roles y de prioridades que supone convertirse en madre.

En suma, factores físicos, emocionales y sociales se conjugan y convierten al embarazo y a la lactancia en etapas de la vida especialmente vulnerables. Por ello, es fundamental que las mujeres reciban el apoyo y el acompañamiento que necesitan, tanto por parte de su entorno como por parte de los profesionales de la salud.

Sufrir alguno de los trastornos alimentarios en el embarazo y en la lactancia pone en riesgo el bienestar de la madre y del bebé. Pueden producirse abortos, cesáreas no planeadas y complicaciones durante el parto. También, es posible padecer diabetes gestacional y afectar al correcto desarrollo del feto. Finalmente, también se incrementa el riesgo de sufrir depresión posparto y de experimentar dificultades para vincularse con el bebé.

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La distorsión de la imagen corporal es uno de los principales aspectos de los trastornos de la conducta alimentaria. Por eso, los cambios gestacionales y del puerperio predisponen a que ciertas dificultades reaparezcan.

Si presentas estos síntomas, ¡pide ayuda!

Por todo lo antedicho, si sientes que la preocupación respecto a tu imagen es excesiva, si llevas a cabo conductas restrictivas o purgativas o si tienes patrones alimentarios poco comunes, no dudes en buscar ayuda. Un psicólogo perinatal puede acompañarte y orientarte para garantizar tu bienestar y el de tu bebé.


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