Todo sobre la figura del tutor legal

En casos de niños huérfanos, o cuando las circunstancias o un juez lo considere, se forma lo que se denomina tutor legal. Aquí te contamos un poco más sobre la forma de constituirse esta figura y sus atribuciones.
Todo sobre la figura del tutor legal
Francisco María García

Escrito y verificado por el abogado Francisco María García.

Última actualización: 03 febrero, 2022

El tutor legal es una persona que se encarga del cuidado de un menor de edad o de una persona incapacitada judicialmente cuando faltan los progenitores o cuando estos no tienen la patria potestad. También se hace cargo de los bienes de su protegido y cumple todas las funciones que corresponden a la tutela.

El tutor es el representante legal, bajo supervisión judicial, de una persona que no puede valerse por sí misma. El artículo 234 del Código Civil es el que regula en España la figura del tutor legal. Pero ¿cuándo es necesario elegir a un tutor legal y quién puede serlo? A continuación, veremos algunos elementos para saber todo sobre la figura del tutor legal.

En la mayoría de los casos, la tutela de un menor es ejercida por sus padres. Se trata de la autoridad que la ley les confiere a los progenitores para cuidar de la persona y de los bienes de sus hijos. Sin embargo, algunas veces, ya sea por fallecimiento o ausencia de los padres, o porque la patria potestad les ha sido retirada, es necesario nombrar a un tutor legal para los menores.

Niño jugando con su tutor legal con el móvil.

Los casos más frecuentes de tutela legal son los menores de edad que no están emancipados y que, por orden judicial, no están bajo la patria potestad de sus progenitores. También se encuentran en esta categoría los menores que están en situación de desamparo.

Pero los adultos también pueden necesitar un representante legal. Esto ocurre, principalmente, en dos situaciones. La primera, cuando una persona ha sido declarada incapacitada judicialmente mediante sentencia. Y, la segunda, en el caso de personas de edad avanzada que ya no están en capacidad de tomar decisiones adecuadas sobre su propio cuidado y el de sus bienes.

Cualquier persona física o jurídica que sea mayor de edad y se encuentre en pleno ejercicio de sus derechos civiles puede ser tutor legal. No podrá serlo si tiene antecedentes penales, si mantiene una mala relación con el tutelado, si es menor de edad, si está incapacitado o si ha sido privado antes de tutela o de la patria potestad.

Más allá de estos requisitos legales, se toman en cuenta algunos factores para elegir al tutor legal. En primer lugar, se escucha la opinión del tutelado. Después, se considera al cónyuge que conviva con el tutelado, cuando corresponda, y a los padres o a la persona elegida por los padres a través de testamento.

Finalmente, se podrá designar como tutor legal a cualquier persona que elija el juez, velando siempre por el interés superior del menor o de la persona incapacitada.

Las relaciones del tutor legal con su tutelado son las mismas que existen entre padres e hijos. El tutor tiene la obligación de velar por el tutelado, de procurarle alimentos, educación y darle una formación integral. También debe procurar promover la inserción en la sociedad del tutelado.

Niño siendo castigado por su tutor legal.

El tutor legal tiene la obligación de informar al juez una vez al año sobre la situación del menor o de la persona incapacitada que está bajo su tutela. De igual manera, debe hacer un inventario de bienes del tutelado en un plazo no mayor a sesenta días desde que empiece su cargo de tutor.

Por otro lado, el tutor es el representante legal general del tutelado. Sin embargo, hay algunos actos que no puede realizar en su nombre. Es el caso de aquellos que el tutelado pueda realizar por sí solo según la ley y de algunos otros para los que necesita autorización judicial.

Se trata de actos como internar al tutelado en un establecimiento, vender sus bienes inmuebles, tomar dinero prestado o beneficiarse gratuitamente de bienes o derechos del tutelado.

¿Cuándo se termina la tutela?  

La extinción de la tutela depende del motivo para su designación. En el caso de un menor de edad, la tutela se termina al cumplir este los dieciocho años, a menos que haya sido declarado incapacitado judicialmente antes.

La tutela de un menor de edad también puede terminar si este es adoptado. Finalmente, la tutela se extingue en caso de fallecimiento del tutor legal o del tutelado.


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