Sentir rechazo hacia un hijo: ¿por qué ocurre y cómo abordarlo?
La maternidad se percibe muchas veces como un estado idílico lleno de felicidad y amor incondicional. Pero la realidad es que un importante porcentaje de madres no logra establecer un vínculo emocional con su bebé por diversos motivos. Sentir rechazo hacia un hijo genera grandes cantidades de culpa y puede causar importantes daños emocionales a madre y bebé.
Sin embargo, hallar soluciones resulta complicado, especialmente porque no es un tema que suela abordarse abiertamente. Pese a que son muchas las madres que sienten este rechazo, quienes se atreven a exponerlo reciben juicios en lugar de comprensión y ayuda.
Pero llevar en silencio esta carga puede volverla aún más pesada. Por ello, queremos exponerte las causas más frecuentes de esta situación, con el fin de que puedas comprenderla mejor y obtengas ciertas herramientas para hacerle frente.
Sentir rechazo hacia un hijo: ¿por qué sucede?
Cuando una madre siente rechazo por su hijo suele ser porque no se ha logrado establecer adecuadamente el vínculo emocional. Esto puede suceder por diversos motivos, pero entre los más frecuentes se incluyen los siguientes.
1. Embarazo no planificado
La llegada de un hijo transforma radicalmente la vida de una mujer. Existen numerosos sacrificios, renuncias y esfuerzos que han de hacerse cuando tenemos otra vida a nuestro cargo.
No todas las mujeres desean ser madres y no en cualquier momento. Cuando tiene lugar un embarazo no planificado, el impacto emocional puede dificultar la adaptación a este nuevo rol.
Esto no solo sucede en madres primerizas que quizá no deseaban quedar embarazadas, o al menos no tan pronto. También puede ocurrir en embarazos sucesivos si la mujer se encuentra en un momento vital en el que la maternidad no entraba en sus planes.
Descubre: Cómo afrontar un embarazo no planeado
2. Depresión posparto
Se estima que entre el 10 y el 20 % de las mujeres sufre depresión posparto. Una condición que puede generar miedo, ansiedad, episodios de llanto, problemas para dormir, aislamiento, fatiga o culpa.
Pero, sobre todo, dificulta el normal establecimiento del vínculo de apego con el bebé. El temor a no estar a la altura o el sentirse desbordada por los retos de la maternidad pueden llevar a experimentar un cierto rechazo por el niño.
Muchas madres pueden presentar este tipo de emociones durante las dos semanas posteriores al parto. Sin embargo, si estas se alargan más en el tiempo, dificultan el cuidado del bebé o crean un malestar importante, es necesario acudir a un profesional.
Descubre: Cómo superar la depresión postparto
3. Expectativas sobre la maternidad
Otro de los mayores motivos que pueden llevar a sentir rechazo hacia un hijo son las expectativas poco realistas respecto a la maternidad.
Muchas mujeres no son plenamente consciente de todo lo que supone ser madre hasta que se ven con el bebé en sus brazos. Para otras, la maternidad no es un deseo genuino, sino un paso que dan por presión social o con la intención de arreglar los problemas de su relación de pareja. En estos casos, cuando enfrentan la realidad, pueden sentirse desbordadas, arrepentidas e incapaces de afrontar la situación.
Del mismo modo, en ocasiones es el temperamento o la personalidad del niño lo que conduce al rechazo. Un bebé excesivamente demandante, que llora con frecuencia y presenta dificultades para comer o dormir adecuadamente puede no ajustarse a las expectativas que la madre mantenía. Si, al crecer, su personalidad tampoco es la esperada, esto puede generar conflicto en la madre.
4. Imagen negativa de sí mismo
Hay madres que tienen una imagen negativa de sí mismas y eso se lo transmiten a sus hijos. No son capaces de quererse y, por lo tanto, no pueden querer a los demás. Ni tampoco transmitir amor y ternura. Además, suelen proyectar sus sentimientos negativos en sus hijos.
5. Emociones no trabajadas
Brindar cariño o establecer un vínculo es resultado de tiempos, pero sobre todo implica mucho trabajo a nivel conductual y emocional. Esto quiere decir que cuando una mujer no se encuentran muy bien en otros ámbitos, resulta difícil estar en contacto con otros o bien a cargo de un pequeño ser.
6. Inmadurez emocional
También existen madres que son inmaduras y piensan que sus hijos son una carga de dependencia no deseada. Creen que la responsabilidad es una amenaza e incluso son capaces de sentir resentimiento hacia su descendencia.
7. No aceptan el amor
Hay personas que no aceptan el amor y aún menos de los niños. Si estas madres fueron lastimadas emocionalmente siendo niñas y no recibieron amor, tendrán problemas para aceptar el amor y la intimidad de sus pequeños. Ante el dolor emocional que les provoca, las madres se distanciarán inconscientemente de sus hijos.
¿Cómo actuar al sentir rechazo hacia un hijo?
En primer lugar, recuerda que no estás sola, pues existen muchas madres compartiendo este mismo sentimiento. Por lo mismo, no has de sentirte culpable; las circunstancias pueden sobrepasarnos a todos en algún momento. No obstante, la herida de rechazo en un niño puede causarle importantes daños emocionales, por lo que es importante que actúes para que esto no le afecte a tu hijo.
Acudir a un psicólogo o terapeuta puede ayudarte a aceptar la nueva situación, adaptarte a la maternidad y resolver los conflictos que estés experimentando. De igual forma, puede ayudarte a lidiar con una posible depresión posparto y ofrecerte herramientas para aliviar los miedos y el sentimiento de soledad. Asimismo, cambiar la perspectiva sobre la maternidad y flexibilizar tus expectativas también puede resultarte de gran ayuda.
Ten presente que no necesitas hacer frente a esta dura situación ni en soledad ni en silencio. Existen profesionales capaces de ayudarte a que tanto tú como tu pequeño podáis desarrollar un vínculo emocional sano y saludable. Ambos merecéis sentiros bien.
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