¿Qué es la maloclusión en niños?
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La maloclusión en niños es una problemática habitual en la boca de los más pequeños. Según la Sociedad Española de Odontopediatría (SEOP) es una de las afecciones más frecuentes después de las caries y los problemas periodontales.
De manera ideal, los elementos dentarios superiores cubren ligeramente a los inferiores al cerrar la boca. Esto permite que las cúspides externas de los molares inferiores encajen en los surcos de los superiores.
Cuando hay una alteración en la posición de la mandíbula o de los dientes que afecta la correcta relación de las piezas superiores con las inferiores, hablamos de maloclusión en niños. Esto afecta a funciones de la boca del pequeño y puede generar alteraciones estéticas.
En las siguientes líneas detallamos los tipos de maloclusiones, sus causas y síntomas. También cómo se pueden resolver y qué pueden hacer los padres en casa para tratar de evitarlas.
Causas de la maloclusión en niños
La maloclusión en niños se caracteriza por manifestarse desde edades tempranas. La combinación del proceso de formación ósea, la erupción de los elementos dentarios y la presencia de algunos hábitos pueden llevar a la aparición de esta alteración.
Una de las causas es la hereditaria. Una condición genética que se transmite de generación en generación hace que los miembros de ciertas familias tengan la boca de determinada manera.
Otros factores externos que suceden durante el periodo de formación del hueso y erupción dentaria también pueden favorecer la aparición de estas afecciones:
- Succión nutritiva prolongada: la lactancia materna o el uso de biberón de manera habitual después de los 2 años puede favorecer la aparición de esta problemática.
- Presencia de hábitos de succión no nutritiva: el uso de chupete o la succión del dedo después de los 2 años son causantes comunes de ciertas maloclusiones en niños.
- Hábitos disfuncionales: la interposición de los labios o la lengua al morder o deglutir, la respiración bucal, la onicofagia (comerse las uñas), son costumbres que pueden adquirir los pequeños y que predisponen.
- Pérdida prematura de dientes: cuando las piezas dentarias de leche se salen antes de tiempo por caries, infecciones o traumatismos se puede generar apiñamiento dental, malposiciones de los dientes permanentes y pérdida de las relaciones oclusales.
- Otras afecciones: labio leporino y paladar hendido, tumores en la boca, dientes con ubicaciones anormales, traumatismos en los maxilares, son factores que alteran la posición de los elementos dentarios.
Síntomas
La presencia de una maloclusión en niños puede ser muy notoria o tan sutil que es solo percibida por el ojo experimentado de un odontólogo. Por eso la consulta habitual al dentista permite diagnosticar a tiempo esta problemática.
De todos modos, prestar atención a algunas de estas situaciones en la boca de los pequeños puede hacer sospechar la presencia de una maloclusión:
- El niño acostumbra a morderse o succionar el labio o las mejillas.
- Los dientes tienen una posición o alineación incorrecta.
- Hay problemas para hablar o pronunciar ciertos fonemas.
- Apariencia extraña o alterada del rostro.
- Dolor o malestar para masticar o comer.
- Ruidos al abrir o cerrar la boca.
- Respiración habitual por la boca en vez de hacerlo por la nariz con apneas o ronquidos.
- Pérdida prematura de algún diente.
- Erupción tardía de los elementos dentarios.
- La boca no logra cerrar por completo o algunos dientes no contactan al ocluir.
Tipos de maloclusión en niños
Como ya mencionamos, la maloclusión en niños la diagnostica un odontólogo. Lo realiza a través del examen dental y de otros métodos complementarios, como radiografías, fotografías y estudios de modelos de la boca.
Cuando se determina la presencia de una maloclusión, la misma se clasifica según el tipo y gravedad para planear el tratamiento. Existen tres clases principales de maloclusiones en niños.
Clase 1
Los maxilares superior e inferior se relacionan de manera correcta entre sí, pero las piezas dentarias se localizan en posiciones incorrectas. Puede haber apiñamiento, sobremordidas o diastemas.
A nivel óseo puede suceder que ambos maxilares se encuentren en una posición correcta respecto a la base del cráneo. Pero también puede pasar que ambos estén adelantados (biprotrusión) o en una ubicación posterior respecto a la cabeza.
Clase 2
En este tipo de maloclusión el maxilar superior se encuentra adelantado respecto al inferior. Puede suceder porque la mandíbula está retraída y el maxilar superior en su posición correcta o porque el maxilar superior está adelantado y la mandíbula en su posición normal. También puede haber una combinación de ambos.
Se suelen observar los dientes superiores muy adelantados o sobresaliendo en exceso durante el cierre de la boca. Está muy asociada a los hábitos de succión de dedo, uso prolongado de chupete o biberón y respiración bucal.
Clase 3
La maloclusión de clase 3 se caracteriza porque la posición del maxilar inferior está adelantada respecto al superior. La mandíbula sobresale hacia adelante, lo que se conoce con el nombre de “prognatismo”.
A nivel óseo puede suceder que el maxilar superior esté en una posición normal y la mandíbula avanzada, que el maxilar superior esté retraído y el inferior en posición normal. O la combinación de ambos.
Este tipo de maloclusión en niños es la menos frecuente, pero de las más difíciles de tratar. Comenzar desde edades tempranas con el correcto control del crecimiento mandibular permite corregir el problema desde el principio.
Otras maloclusiones en niños
Existen varias situaciones a nivel dentario que pueden suceder en cualquiera de las clases mencionadas:
- Diastemas: existe demasiado espacio entre los dientes. Sucede cuando las piezas dentarias son muy pequeñas o cuando el hueso es muy grande. También está asociado a la pérdida prematura de dientes y al hábito de empuje lingual.
- Apiñamiento: se trata de la superposición de las piezas dentarias entre sí. Sucede por falta de espacio para que los dientes se ubiquen de manera correcta. El amontonamiento no solo afecta la función y la estética del niño, sino que también dificulta la higiene, siendo un riesgo para otras patologías de la boca como las caries, la gingivitis y la enfermedad periodontal.
- Mordida abierta: los elementos dentarios superiores no logran contactar con los inferiores al cerrar la boca. Así, durante la oclusión queda un espacio entre ambos maxilares que afecta la función masticatoria, la deglución y el habla.
- Mordida cruzada: debido a una alteración en la relación transversal de los maxilares, uno o algunos dientes superiores ocluyen por dentro de los inferiores. Puede ser unilateral, bilateral o suceder en el sector anterior.
- Sobremordida: las piezas dentarias superiores cubren en exceso a las inferiores al ocluir.
Tratamientos
El tratamiento de una maloclusión en niños depende del tipo de alteración y de la severidad de la misma. Una consulta precoz con el ortodontista asegura un abordaje temprano que evita procedimientos más incómodos y costosos en el futuro.
Algunas de las soluciones que el profesional puede sugerir son la ortopedia u ortodoncia interceptiva. A través de aparatos de quita y pon que se utilizan durante la dentición temporaria y mixta se pueden corregir estas alteraciones de manera temprana.
Otras veces es necesario el tratamiento con ortodoncia con brackets. Se suele comenzar cuando el recambio dental está completo o a punto de finalizar, entre los 10 y 12 años. En algunos casos serán necesarias extracciones y otros procedimientos.
Los casos más graves pueden requerir un tratamiento combinado de ortodoncia y cirugía ortognática, pero la misma no se realiza durante la niñez, sino en pacientes adultos.
¿Cómo prevenir la maloclusión en niños?
Evitar la aparición de una maloclusión en niños muchas veces no es posible. Pero tener en cuenta algunas de estas recomendaciones puede ser útil para cuidar la boca de los más pequeños:
- Evitar o limitar el uso de chupetes, biberones o controlar la succión del dedo en mayores de 2 años.
- Tratar problemas respiratorios o de alergias durante la infancia que favorezcan la respiración bucal.
- Tener una dieta variada que asegure un correcto uso de la musculatura facial.
- Mantener una adecuada higiene oral para evitar pérdidas prematuras de las piezas dentarias.
- Acudir al odontólogo de manera habitual, cada seis meses, para detectar cualquier problemática a tiempo.
El abordaje temprano es mejor
Como ya hemos mencionado, las maloclusiones en niños son bastante frecuentes. Su abordaje precoz permite corregir a tiempo, evitando tratamientos más largos, incómodos y costosos en el futuro.
Aprovechar el periodo de desarrollo óseo, en pleno crecimiento esquelético y dental, mejora los resultados. Además, las intervenciones suelen ser menos invasivas y más cortas.
Solucionar una maloclusión en niños no solo mejora la estética de los pequeños, sino que les devuelve funciones alteradas, como la masticación, el habla y la deglución. Acudir de manera habitual al odontólogo es primordial. El profesional puede detectar cualquier problema en la boca del niño a tiempo para actuar de inmediato.
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