Cuando uno habla de cultura, normalmente lo asocia a las obras de arte, la historia o las costumbres de una determinada comunidad. Sin embargo, es difícil que a un niño le llamen la atención estas cosas. Existe otra arista, la cultura de los niños, que propone una visión educativa para acercarlos a sus raíces y las de otros pueblos. Incluso también hay una propia, generada por ellos y para ellos mismos.
De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española, la cultura es el conjunto de modos de vida y costumbres, junto a los conocimientos y al grado de desarrollo artístico, científico e industrial en una época o grupo social.
Este último aspecto es fundamental en la visión que ofreceremos: la cultura pertenece a conjuntos determinados en un cierto tiempo y espacio.
La cultura dirigida hacia los niños
La visión educativa de la cultura de los niños que les brindan los adultos tiene como fin instruirlos sobre los elementos que conforman la sociedad en la que se insertan. Estos pueden ser:
- Símbolos.
- Personajes históricos.
- Religión.
- Costumbres.
- Creencias.
- Literatura.
- Historia.
- Indumentaria y herramientas.
- Música y arte.
La cultura infantil muchas veces incorpora fantasías y poderes mágicos a sus mitos para lograr mayor impresión y así motivarlos a interesarse por ello.
Este proceso se profundiza, además de en la casa, en la escuela. A través de las diferentes materias, los niños acceden a diferentes aspectos de su cultura, como la literatura y la historia.
¿En qué consiste la cultura de los niños?
La otra forma de cultura que los infantes perciben es la constituida por ellos mismos. Ahora bien, ¿cómo puede ser que los niños sean creadores de su propia noción de cultura? La respuesta es más simple de lo que parece.
Lo hacen a través de sus actividades cotidianas. Muchas de ellas, inclusive, son juegos inocentes. Por ejemplo, la definición de roles, reglas y estrategias para jugar en una plaza, las canciones que inventan o los rituales que los niños crean para echar a suertes constituyen un legado que pasa de generación en generación desde hace años.
Con las historias y mitos urbanos, sucede lo mismo. El hombre de la bolsa, la leyenda del arco iris o la historia del hombre lobo son conocidas por todos los niños. También hay otras que se circunscriben a un pueblo o barrio.
Todas estas cosas que citamos anteriormente, casi sin quererlo, constituyen la cultura de los niños.
¿Dónde se manifiesta la cultura de los niños?
Nuestros hijos reciben elementos culturales (propios o ajenos) casi constantemente. Esto puede ocurrir a través de las relaciones que establezcan con otras personas o de lo que consuman mediante los medios de comunicación.
Enumeramos los principales productores de cultura para niños:
- Literatura infantil: al ser pequeños, los niños son muy propensos a escuchar historias. Sobre todo si cuentan con elementos de fantasía y magia. La literatura aprovecha esta condición para narrar historias reales de un modo educativo y apropiado al grado de madurez de los niños. Ejemplos: historietas, cuentos, colecciones etc.
- Contenido audiovisual: al igual que con los libros, los niños absorben muy rápidamente lo que ven en la televisión, el cine o en Internet. Esto se da debido a la gran estimulación de los sentidos que estos producen. Es una gran oportunidad, por ende, para presentar historias educativas y entretenidas y para acercarlos al bagaje cultural de su comunidad. Ejemplos: series, películas, videos, videojuegos etc.
- Música: las canciones y los bailes característicos constituyen un gran canal para transmitir conocimientos a los niños. ¿Quién no conoce, acaso, las canciones infantiles que hoy aprenden los niños en el preescolar, aunque hayan pasado muchos años? Persisten porque son un rasgo cultural de nuestra comunidad.
- Arte: así como pasa con la música, también se puede inculcar la cultura a un niño a través de imágenes. Estas pueden encontrarse en libros, revistas y en muchos sitios en línea. El arte, además de todos los beneficios que trae aparejados, permitirá a tu hijo tener una representación gráfica mental de civilizaciones o eventos pasados.
“La cultura pertenece a conjuntos determinados en un cierto tiempo y espacio”
La cultura de los niños comienza desde casa
Finalmente, debemos remarcar que no es lo mejor esperar a que el niño empiece la escuela para que se interese por conocer sus raíces. Desde los dos o tres años de edad, son muy susceptibles a escuchar y ver todo lo que tengamos para ofrecerles y contarles.
Si lo abordamos desde una edad temprana, es probable que despertemos en ellos un interés apasionado por alguna actividad o por conocer más sobre algún tema.
Además, también es importante que reconozcan aspectos de otras culturas y, principalmente, que sepan aceptarlas y tolerarlas respetuosamente.
Bibliografía
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