
Todos estamos de acuerdo en que no hay mayor emoción en estas fechas navideñas que ver las caras de ilusión de los niños abriendo los regalos que Papá Noel o los Reyes Magos dejan debajo del árbol. Pero ¿cuántos regalos…
Existen varios estilos de crianza que pueden llevarse a cabo como padres. En este caso, hablamos sobre el estilo democrático.
La educación viene determinada desde los primeros años de vida. Es una responsabilidad muy importante y complicada que desde un principio debe asumir la familia. De hecho, se ha demostrado que la conducta que se utiliza para educar a un hijo afecta a su desarrollo integral. Nuestro estilo de crianza se basa en la forma en la que nos comunicamos y nos relacionamos con el niño. Por lo que hay que adoptar un estilo de crianza democrático.
“Es más fácil construir niños fuertes que reparar adultos rotos.”
– Frederick Douglass –
Con esta frase podemos entender la importancia que tiene criar correctamente a un hijo. Si nos preocupamos por dar una educación de calidad en la infancia, podemos evitar la aparición de problemas emocionales, psicológicos y sociales cuando estos niños se hagan mayores.
Existen varias teorías sobre los estilos de crianza. Una de las primeras y más elaborados es la que realizó la psicóloga Diana Baumrind en 1967. Esta autora tuvo en cuenta únicamente el nivel de control paterno para definir tres estilos: autoritario, permisivo y autoritativo.
Años más tarde, en 1983, Maccoby y Martin reformulan esta teoría y proponen que los diferentes tipos de crianza son la consecuencia de la interacción entre dos dimensiones:
A partir de estas dos características, se establecen cuatro estilos de crianza:
La crianza democrática se caracteriza por el uso de dos herramientas muy valiosas: el diálogo y la reflexión. Se trata, no solo de enseñar, si no de explicar y hacer entender las normas, los derechos y los valores a través de la razón, evitando las imposiciones autoritarias.
Estas madres y estos padres estimulan el pensamiento crítico de sus hijos y fomentan su autonomía. Además, tienen en cuenta sus necesidades y se adaptan a ellas, dándoles el apoyo y el cariño que requieren.
Pero no se trata de ser benevolentes, si no de establecer una serie de límites y saber negociar ante los conflictos. Es decir, en lugar de dejarse llevar por el poder y recurrir continuamente a los castigos, hay que intentar llegar a un acuerdo entre padres e hijos por medio de la comunicación y la escucha.
En este tipo de crianza el niño es protagonista de su propia educación, y es guiado durante todas las etapas de su vida hasta lograr un buen desarrollo en todos los sentidos.
El hecho de adoptar un estilo de crianza democrático hace que los niños crezcan con una personalidad determinada. Este estilo de crianza aporta multitud de consecuencias positivas en el desarrollo de los hijos. A continuación se explican algunas de ellas:
Por tanto, si quieres que tu hijo crezca feliz y llegue a ser una persona libre, independiente y consecuente con sus actos, debes educarlo de forma democrática. Evidentemente, no es sencillo encontrar el equilibro entre el afecto y la disciplina. Pero te aseguramos que el esfuerzo tendrá su recompensa. Además, ¡nadie dijo que la educación de los niños fuese una tarea fácil!