Amor y risas: los ingredientes principales de un hogar feliz

¿Deseas que tus hijos crezcan en un hogar feliz? Entonces, te damos algunas pautas para lograrlo.
Amor y risas: los ingredientes principales de un hogar feliz
Elena Sanz Martín

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Última actualización: 12 diciembre, 2020

El principal deseo de toda madre es lograr que sus hijos crezcan en un hogar feliz. Sin embargo, en ocasiones caemos en las garras de la autoexigencia y olvidamos que felicidad y perfección no tienen por qué ir unidos.

Así, muchas madres se sienten agobiadas y culpables por, quizá, no estar estimulando suficientemente a sus hijos a nivel intelectual, por ser demasiado permisivas o por no cuidar su alimentación tanto como les gustaría.

Indudablemente, todos los aspectos anteriores son importantes. No obstante, no es necesario proporcionarles a los niños los juguetes más novedosos, la ropa más cara o las experiencias más extraordinarias.

Lo que verdaderamente compone un hogar feliz son el amor y las risas. Es el ambiente cálido y acogedor que se respira al estar en un entorno en el que, genuinamente, todas las personas se sienten agradecidas por contar con la compañía de las otras.

Amor y risas: las bases de todo hogar feliz

Familia en su hogar feliz.

Amor

Todos los padres y madres aman a sus hijos y hacen siempre lo que creen mejor para su bienestar. De esto no cabe duda. Sin embargo, amar a un niño no es suficiente. Para asegurarnos de que verdaderamente viven en un entorno feliz, hemos de tener en cuenta algunas cuestiones:

  • El niño debe sentirse amado. No es suficiente con que le amemos, realmente es necesario que él lo perciba de este modo. Para ello, es importante que los padres identifiquen el lenguaje del amor que utiliza su hijo y se adapten a él. Si, por ejemplo, el menor se siente amado cuando sus progenitores lo besan y abrazan, el hecho de comprarle regalos tal vez no le llegue a transmitir ese sentimiento. Cuidemos el modo de expresar afecto.
  • El amor hacia el niño ha de ser incondicional. Todo infante debe saberse completamente aceptado y acogido por sus padres pese a los fallos o malos comportamientos que pueda cometer. No caigas en el error de mostrarte amorosa con tu hijo solo cuando obedece o saca buenas notas. Ocúpate de que sepa que tu amor por él no tiene condiciones.
  • Todos los miembros de la familia han de profesarse amor y respeto. Muchos padres piensan que con amar y atender a su hijo es suficiente y que el modo en que interactúan, por ejemplo, con la pareja, no es tan relevante. Sin embargo, para un niño es imprescindible ver a sus padres tranquilos y plenos, ya que ellos son lo más importante en su mundo. Es necesario que el niño sea testigo de las muestras de afecto entre la pareja, que crezca con un ejemplo sano de amor.

Risas

Por otro lado, puede parecer que las risas no son un elemento importante en la vida cotidiana. Sin embargo, reportan grandes beneficios. El sentido de humor ayuda a aligerar las cargas y a alivianar los problemas, fomenta una buena disposición y una actitud optimista hacia las adversidades. Algo que, sin duda, todos deseamos transmitir a los más pequeños.

Por otro lado, las risas permiten que en el hogar se respire un ambiente ligero y espontáneo, algo que reducirá considerablemente los conflictos y malos entendidos. Pero, ante todo, reír en familia le envía al niño el poderoso mensaje de que sus padres realmente disfrutan con su compañía; de que no solo lo cuidan, alimentan y educan sino que además aprecian su personalidad, sus ocurrencias y el tiempo que comparten juntos.

Madre disfrutando con sus hijas mientras se ríen.

Además, igual que en el caso anterior, es importante que estos sentimientos se extrapolen a todos los miembros familiares. Cuando las risas inundan un hogar, es señal de que todos sus integrantes se sienten plenos y agradecidos por poder compartir su vida con los demás.

Un hogar feliz es el mayor regalo

No hay mayor regalo que pueda recibir un niño que la oportunidad de crecer en un hogar feliz, de levantarse y vivir cada día rodeado de personas amorosas y positivas que realmente aprecian la familia de la que forman parte. Esto proporciona a los niños una seguridad, una autoestima y una confianza en el mundo que les resultarán de incalculable valor a lo largo de su vida.

Por ello, trata de forjar este tipo de entorno. Cambia actitudes, creencias o hábitos si es necesario. Toma decisiones y realiza las modificaciones que sean necesarias para que vuestra vida, pese a los obstáculos que todos encontramos en el día a día, esté marcada por las sonrisas y el amor.


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