Cómo tratar la adicción a las nuevas tecnologías en los adolescentes

La adicción a las nuevas tecnologías se manifiesta en los adolescentes mediante una sensación de malestar y nerviosismo cuando no pueden disponer de ellas. Conoce qué hacer al respecto.
Cómo tratar la adicción a las nuevas tecnologías en los adolescentes
Maria Fátima Seppi Vinuales

Escrito y verificado por la psicóloga Maria Fátima Seppi Vinuales.

Última actualización: 21 julio, 2022

¿Cuántas actividades o facetas de nuestra vida son atravesadas por la tecnología y cuántas no? Si nos concentramos en la respuesta, quizás, hasta nos dé escalofríos. En este sentido, incluso cuando estamos al aire libre y disfrutamos de un paisaje verde, solemos tomar alguna fotografía para compartir en las redes sociales. Es así como la tecnología permea nuestra vida a diestra y siniestra. Y, si bien ofrece múltiples beneficios, el mal uso de la misma conlleva ciertos riesgos, especialmente en edades tempranas de la vida. Veamos cómo abordar los casos de adicción a las nuevas tecnologías en los adolescentes.

Los adolescentes y las nuevas tecnologías

Actualmente, la dependencia a la tecnología se reconoce como parte de las adicciones comportamentales. Es decir, aquellas que están referidas a las conductas y que no tienen que ver con el consumo de sustancias.

Lo que marca el inicio de la adicción es que el objeto (la tecnología) pasa a ser el centro de todo. En consecuencia, en los adolescentes se evidencian problemas en el rendimiento académico, dificultades interpersonales, fastidio e irritabilidad cuando se les advierte que pasan mucho tiempo con sus dispositivos.

Así es como la adicción a la tecnología, que comienza como una actividad placentera, provoca un deterioro en la vida de la persona. Incluso, se han acuñado nuevos términos en salud como la nomofobia, que es la dependencia del móvil.



La nomofobia es una adicción que aflige cada vez más a los jóvenes. Se trata del miedo a no tener cerca el teléfono celular o a no estar conectado a internet.

Signos para identificar la adicción a la tecnología en los adolescentes

Para empezar, es importante diferenciar el uso excesivo de las nuevas tecnologías de la adicción.

Es posible que el adolescente elija estar frente a una pantalla todo el tiempo, pero que si se le propone otra actividad de su agrado, pueda optar por esta última y dejar de lado la primera. En cambio, quien experimenta una adicción a la tecnología siente un intenso malestar al no poder utilizar sus dispositivos.

Si bien ambas situaciones requieren tomar riendas sobre el asunto, es importante no confundirlas. Veamos algunos de los signos que sugieren una adicción a la tecnología en los adolescentes:

  • Cambios emocionales: el hecho de no poder usar la tecnología les causa malestar, ansiedad, angustia, agresividad y nerviosismo.
  • Pérdida de interés en otras actividades: solo quieren permanecer frente a la pantalla.
  • Deterioro en las relaciones familiares y con sus amistades: el aislamiento al que se someten para utilizar sus dispositivos afecta el contacto con las demás personas.
  • Negación del conflicto: el joven se fastidia cuando se le llama la atención sobre el uso inapropiado o desmedido de la tecnología.
  • Bajo rendimiento escolar: el uso de la tecnología ocupa el tiempo que debía destinarse al estudio.
  • Trastornos del sueño: el adolescente se queda hasta altas horas de la noche activo en sus dispositivos. O bien, le cuesta conciliar el sueño a raíz de la ansiedad y del nerviosismo que esta dependencia le genera.

Claves para tratar la adicción a las nuevas tecnologías en los adolescentes

Es importante establecer reglas claras sobre el uso de los dispositivos electrónicos, tanto en la escuela como en el hogar. El menor debe saber que no respetar las consignas traerá consecuencias.

Como punto de partida, es necesario saber que el trabajo debe implicar a todo el entorno del adolescente, ya sea la familia, los docentes y las autoridades de la escuela a la que asiste.

Algunas de las recomendaciones a tener en cuenta sobre la adicción a las nuevas tecnologías en los adolescentes son las siguientes:

  • Desde la escuela, se debe sensibilizar a las familias respecto del buen uso de los dispositivos móviles.
  • Establecer normas claras respecto del uso de la tecnología en todos los ámbitos, tanto en el colegio como en el hogar.
  • Informarse e informar a los menores sobre las tecnologías y las propuestas de consumo, para orientarlos y servir de filtro de ciertos mensajes. Dependiendo de la edad, también se pueden establecer algunos controles parentales sobre las aplicaciones.
  • Dialogar con los chicos sobre los riesgos del uso de internet y de las redes sociales. Hay que educarlos y concientizarlos sobre la privacidad y el ciberbullying, entre otros temas.
  • Establecer bloqueos a las notificaciones o configurar en el teléfono una advertencia sobre el tiempo de uso de las redes.
  • Proponer otras actividades, como hacer algún deporte o realizar salidas recreativas.
  • No prohibir el uso de las tecnologías. Por el contrario, lo ideal es promover un consumo responsable y a conciencia. Es importante acompañar a los jóvenes a reflexionar sobre el impacto negativo que puede tener el uso inadecuado de la tecnología en todos los ámbitos de su vida.
  • Pedir ayuda profesional en caso de ser necesario. Es muy importante saber que lo propio de una adicción es la dependencia y la pérdida de control. Por lo tanto, si observamos dichos comportamientos, es conveniente hacer una primera consulta con un especialista para que nos oriente y nos ayude a evaluar la gravedad del asunto.



Repreguntarnos a nosotros mismos sobre el uso de la tecnología

Por último, cuando pensamos en la adicción a la tecnología en los adolescentes, también tenemos que ser capaces de revisar y de reflexionar sobre nuestra propia conducta. Por ejemplo, si estamos todo el día conectados al celular o si atendemos llamadas de trabajo con frecuencia en las reuniones familiares, transmitimos el mensaje de que la tecnología puede ocupar el centro de nuestra vida.

En ocasiones, nuestros hijos nos hacen preguntas o nos cuentan algo y se hace un espacio de silencio hasta que les contestamos, porque estamos compenetrados con lo que sucede en la pantalla. En este sentido, las buenas prácticas deben empezar en casa y solo así podremos enseñarles buenos valores a nuestros jóvenes.


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