
Vamos a leer frases de Jean Piaget, uno de los psicólogos más importantes de la historia en cuanto al desarrollo del niño se refiere. Curiosamente, fueron sus hijos los que, sin querer, hicieron de ‘conejillos de indias’ para las investigaciones…
Los nuevos dispositivos electrónicos nos solucionan la vida en muchos sentidos. Sin embargo, debemos controlar el acceso de los más pequeños a ellos para evitar casos de acoso cibernético.
Con la llegada de las nuevas tecnologías, también comenzaron a presentarse nuevos males en la sociedad. La infancia no es la excepción. El ciberbullying, también llamado ciberacoso, es una nueva forma de violencia que cada vez suma más episodios injustos y, sobre todo, tristes.
Las redes sociales a las que accedemos día a día y la constante interacción que nos permiten los nuevos dispositivos electrónicos y la conectividad permanente tienen innegables beneficios. Lo que antes tardaba horas o incluso días en comunicarse, hoy se hace en segundos.
Sin embargo, como toda nueva herramienta, también puede constituir un arma de doble filo. Porque las relaciones humanas no son siempre constructivas y positivas. Esto ocurre con aún más frecuencia en la niñez, cuando los límites todavía se desconocen o no se respetan y se puede causar mucho daño a las demás personas.
Desde hace más de una década, el acoso tradicional, entendido como el maltrato físico y emocional extendido en el tiempo, se ha mudado también al mundo de las pantallas.
El ciberbullying es la extensión de la práctica nefasta del maltrato en el ámbito virtual. Las señales más comunes de su manifestación son las siguientes:
«El acoso tradicional entendido como el maltrato físico y emocional extendido en el tiempo, se ha mudado también al mundo de las pantallas»
Cuando el ciberbullying se da en edades tempranas, el niño se ve afectado en gran medida. De allí la importancia de buscar ayuda profesional. Un buen psicólogo sabrá escucharlo y brindarle las herramientas necesarias para que pueda resolver la situación por sus propios medios.
Si bien es cierto que hay casos en los que los padres deben tomar medidas, es importante no descartar del todo la actuación del propio niño, siempre y cuando sea sano y oportuno para él. No hay que forzar la situación bajo ninguna circunstancia. Por otra parte, es importante que los padres también conversen con el psicólogo para obtener las herramientas para brindar un buen apoyo familiar.
El apoyo familiar es fundamental. Por eso, es importante fomentar la comunicación, la expresión de los sentimientos y el apoyo mutuo en el hogar. De este modo, el niño sentirá que tiene un respaldado y comprendido. Asimismo, se recomienda buscar apoyo psicológico profesional.
No basta solo con brindar apoyo en el hogar, es necesario crear una estrategia de trabajo en equipo con el personal del centro educativo. Docentes y asistentes tienen que estar atentos tanto a la víctima como al acosador para, poco a poco, resolver el conflicto de una manera sana y asertiva.
En suma, la mejor estrategia a aplicar será un abordaje interdisciplinario. El acoso es una realidad que no debe ignorarse ni minimizarse en lo absoluto. Al contrario, mientras más pronto y mejor se atienda, menos secuelas habrán para todas las partes implicadas.