¿Se puede comer bacon o panceta en el embarazo?

Durante el embarazo conviene limitar la presencia de alimentos con riesgo microbiológico o con ácidos grasos de tipo trans. Veamos qué pasa con el bacon y la panceta.
¿Se puede comer bacon o panceta en el embarazo?
Saúl Sánchez Arias

Revisado y aprobado por el nutricionista Saúl Sánchez Arias.

Última actualización: 20 julio, 2022

El bacon y la panceta son alimentos adorados por sus características organolépticas, pero no siempre son los mejores comestibles para incluir en la dieta. Mucho menos, cuando estamos hablamos del período de gestación, en el cual hay que optimizar la pauta nutricional. Por ello, te vamos a contar si se puede o no comer bacon y panceta durante el embarazo.

Antes de nada, hay que destacar que la ingesta de grasas está totalmente recomendada en la gestación, siempre que hablemos de lípidos de buena calidad. Estos son los de tipo cis, aunque sean saturados o insaturados. Normalmente, se encuentran en los alimentos frescos que no han sido sometidos a procesos térmicos agresivos.

Si eres fanática de los embutidos y estás encinta, este artículo puede ser óptimo para ti. ¡No dejes de leer!

No se debe comer bacon o panceta en el embarazo

Tanto el bacon como la panceta contienen ácidos grasos potencialmente dañinos para la salud, tanto de la madre como del bebé.

No pasa nada si se consume bacon o panceta de manera puntual en el embarazo, siempre y cuando se fría o se tueste primero. Sin embargo, no está para nada recomendado para hacerlo a diario, ya que ambos alimentos concentran en su interior una serie de ácidos grasos potencialmente nocivos. Estos se originan a partir de los procesos de cocción que desestabilizan los enlaces de las moléculas de lípidos saturados, llamados trans, y pueden generar un efecto nocivo sobre el metabolismo. Así lo evidencia una investigación publicada en la revista Diabetes & Metabolic Syndrome.

Además, de afectar a la salud de la madre, las grasas trans pueden condicionar el bienestar del feto, motivo por el cual conviene restringirlos todo lo posible. De lo contrario, podrían aparecer patologías endocrino metabólicas con el paso de los años, como la diabetes.

En su defecto, conviene promover el consumo de aquellos productos con lípidos cis insaturados, como el aguacate o los frutos secos. Muchos de estos también contienen ácidos grasos de la serie omega-3, que son cruciales para el desarrollo del cerebro del bebé.

Los peligros de la ingesta de bacon y de panceta crudos

Si antes dijimos que incluir en la dieta de la embarazada bacon y panceta cocidos no es bueno, ingerirlos crudos es aún peor. Ambos alimentos pueden contener una bacteria muy dañina para el feto, conocida como Listeria. Si bien esta no resulta agresiva para los adultos, puede generar problemas gestacionales serios, como abortos espontáneos o alteraciones en el desarrollo del organismo del bebé, según indica un estudio publicado en la revista Archives of Gynecology and Obstetrics.

Para un adulto sano, ingerir estos productos en crudo asegura un perfil lipídico de mayor calidad en la dieta. Pero, en el caso de las mujeres embarazadas, no es una opción viable por el riesgo de desarrollar listeriosis.

De todos modos, existen alternativas mucho mejores al bacon y a la panceta para incluir en tu dieta si estás encinta. Tal como imaginas, los embutidos no suelen resultar una buena opción, aunque el jamón ibérico o cocinado pueden suponer una fuente segura de proteínas de alta calidad.

A la hora de garantizar el aporte de lípidos “saludables”, conviene optar por los pescados azules o por el aceite de oliva virgen extra, los frutos secos, el aguacate y las semillas.

El bacon y la panceta crudos pueden ser fuente de las bacterias que provocan la listeriosis. Si están cocidos, también hay riesgos, pero de tipo metabólico.

Cuida la dieta si estás embarazada

Según hemos comentado, son bastantes los riesgos derivados de comer bacon y panceta durante el embarazo.

Si se cocinan de forma previa aumentará la presencia de ácidos grasos de tipo trans, lo que se traduce en mayor riesgo de desarrollar patologías metabólicas y cardiovasculares a medio plazo. En el caso de optar por su versión en crudo, podría provocar intoxicaciones alimentarias, como la listeriosis, una enfermedad con consecuencias nefastas para el feto.

Ten en cuenta que durante el periodo de gestación es clave optimizar la pauta dietética para satisfacer las necesidades nutricionales del bebé y evitar alteraciones en su desarrollo. En muchos casos, pueden ser necesarios algunos suplementos de minerales o de vitaminas para conseguir que los procesos fisiológicos se lleven a cabo de manera exitosa. Por eso, si tienes dudas sobre tu alimentación en esta etapa, te sugerimos consultar con un profesional de la nutrición.


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