La disciplina es necesaria para la educación de los hijos, por supuesto, todos los padres quieren lo mejor para sus hijos pero, ¿cuál es la mejor disciplina? En este artículo queremos hablarte sobre la mejor disciplina: el refuerzo positivo para una buena educación.
En las últimas décadas, la vida de las familias de los países más adelantados ha cambiado muchísimo. Antes los padres mandaban y los hijos obedecían, sin más… Sin rechistar. Pero ahora es común que los niños manden, y los padres obedezcan. Es común ver en las tiendas niños con rabietas en el suelo con las que se consigue que el padre ceda y termine el hijo “ganando” la batalla.
Por supuesto, ser un buen padre no es nada fácil. Pero si no das la debida educación a tus hijos, solo empeorarás las cosas. ¿Por qué? Porque tus hijos harán lo que quieran y tú terminarás frustrado. La realidad es que en muchos hogares los padres toleran el mal comportamiento de los hijos, ceden a sus caprichos y los libran de las consecuencias de sus actos.
“Es cada vez más común ver a padres que ceden su autoridad a los hijos. No hace tanto, los niños sabían quién mandaba y tenían claro que no eran ellos”.
-El libro la epidemia del narcisismo-
Para que los hijos aprendan quién es el que manda se necesita disciplina, por supuesto, no hay un libro con todas las reglas que se deben poner a los hijos. Esto es un asunto familiar y dependerá del niño y de las circunstancias familiares.
Disciplinar a los niños con cariño y equilibrio les ayuda a pensar y comportarse como es debido. También les da la orientación necesaria para tomar buenas decisiones y llegar a ser personas de bien. Los niños necesitan reglas y límites para sentirse seguros y saber qué se espera de ellos en cada momento dado.
La verdadera disciplina para el refuerzo positivo
La palabra disciplina no significa exactamente lo mismo que la palabra castigo. Se usa sobre todo para hablar de enseñar, educar y corregir, y no tiene nada que ver con el maltrato o la crueldad.
Los padres educan a sus hijos usando diversas técnicas. Una de ellas es la disciplina, la cual deben aplicar de vez en cuando a fin de corregir desde temprano las malas acciones de sus hijos y ayudarlos a crecer en la “dirección” correcta. Ahora bien, tal como el jardinero debe podar con delicadeza una planta para no causarle daño permanente, los padres deben disciplinar a sus hijos con amor y cariño.
La Disciplina: Cómo y Cuándo
Con AMOR
Habrá ocasiones en las que sientas que estás a punto de perder los estribos, pero esto no te ayudará en nada. El castigo que se da a los hijos en momentos de enfado y frustración suelen ser demasiado excesivos y no tiene buen efecto. Cuando se educa a través del miedo, no es educar en absoluto.
En cambio, si te controlas emocionalmente y disciplinas a tu hijo con amor, es más probable que obtengas buenos resultados. Es mejor escuchar con calma su explicación, tal vez dejar el asunto para el día siguiente y siempre con tranquilidad, imponer las consecuencias necesarias.
Para que sea efectiva, la disciplina debe darse con amor, no con enfado. Cuando te enfrentes a una situación difícil, pospón la disciplina hasta que estés con un estado de ánimo más calmado. Recuerda que si quieres potenciar calma, debes hacerlo desde la calma.
Con Medida
Para disciplinar con medida debes tener en cuenta los siguientes puntos:
- Toma en cuenta su edad y estado de madurez.
- Evaluar si la situación es un incidente aislado o es una costumbre.
- Es vital que seas realista en lo que esperas de tu hijo, pero sin justificar ni pasar por alto malas conductas o actitudes.
- Toma en cuenta la capacidad, las limitaciones y otras circunstancias de tu hijo, podrás disciplinarlo con medida y equilibrio.
Con Coherencia
La comunicación entre los padres es indispensable para disciplinar con coherencia. Algunos hijos toman ventaja y piden permiso primero a la madre y si la respuesta es negativa entonces le piden a su padre para ver si recibe otra respuesta. Si los padres tienen opiniones diferentes sobre un asunto, lo mejor es que traten de llegar a un acuerdo, pero en privado.
La disciplina debe ser con amor, con medida y con coherencia, puedes estar segura de que el refuerzo positivo beneficiará a tu hijo. Con los límites, disciplina, tu cariño y tu guía puedes ayudarlo a convertirse en un adulto maduro, responsable y equilibrado.