Cuando nos dicen que vamos a ser padres, más allá del vértigo que nos viene al pensar en la responsabilidad, hay dos premisas que aparecen en la mayoría de los casos. Una es que lo vamos a hacer mejor de lo que lo hicieron nuestros padres y que no les faltará nada. Pero sin duda no es bueno dar a los hijos todo lo que piden, te explicamos por qué.
Somos apenas la segunda o tercera generación de adultos que no han vivido las carencias de una posguerra, pero ese sentimiento de escasez está instalado en nuestro ADN y provoca que queramos darle todo a nuestros hijos para que no sientan esa carencia material.
Sin embargo, esta situación puede irse de las manos cuando incluso hay niños que tienen más de lo que necesitan y lo tienen antes siquiera de pedirlo. En contraparte, esa escasez se ha trasladado a la parte emocional.
La necesidad de dar a los hijos todo lo que piden: origen
Vivir nuestra vida a través de ellos
Esto es lo que pretendemos hacer cuando les damos lo que nosotros no tuvimos. En muchas ocasiones ni siquiera tomamos en cuenta sus gustos o necesidades y les ofrecemos cursos, clases, instrumentos, fiestas y hasta relaciones ideales… para nosotros. Puede que tú soñaras con ir a clases de ballet y, como nunca pudiste, ahora va tu hijo. Pero, ¿es lo que quiere él o ella?
Todo es para ese mismo momento
Vivimos en una sociedad en la que podemos tener lo que queramos en la puerta de casa en un abrir y cerrar de ojos. Tus hijos han crecido dentro de esta cultura de la inmediatez y, si bien es cierto que está en la naturaleza de los niños querer las cosas para ‘ya’, hay que aceptar que los padres muchas veces lo fomentan. Es imposible quererlo todo, en unos días ni se acordarán de eso que tanto querían tener.
Sentimiento de culpa
Los hijos tienen padres hiperocupados que se dividen entre ser los mejores profesionales y llevar a cabo la conciliación laboral. Hipotecas que pagar, las clases de baile, su último capricho y las fiestas de cumpleaños que deben superar siempre a las del año anterior. Todas estas circunstancias hacen que el tiempo se esfume en hacer dinero, lo que nos deja muy poco tiempo para pasar con ellos.
Ese sentimiento de culpa lleva a llenarlos de regalos… y el ciclo vuelve a comenzar: hay que trabajar más para poder pagar todo eso.
Qué ocurre cuando les das todo lo que piden: causas
1. Los haces intolerantes a la frustración
Son niños que nunca se enfrentan a momentos en los que las cosas no funcionan como ellos quieren porque cuando aparece un atisbo de ello les solucionamos la situación. Lejos de hacer a tu hijo feliz, le estás privando de una importante herramienta para que pueda llevar una vida plena a medida que crece.
Es imposible que a lo largo de su vida todo marche sobre ruedas y, si no aprende a manejar su frustración cuando es pequeño, difícilmente lo hará de adulto. La consecuencia es que se convertirá en alguien inseguro y dependiente.
2. Incapacidad para alcanzar metas
El esfuerzo y la perseverancia son cualidades muy positivas para cualquier persona. Pero imagina lo que sucede si te dan todo lo que pides y lo que no pides sin que tengas que hacer nada para conseguirlo. El resultado es un niño o niña disperso, incapaz de poner el foco en algo e intentarlo hasta conseguirlo. No saben luchar por lo que les interesa y, a la larga, ni siquiera sabrán ya lo que quieren.
3. No saben adaptarse al cambio
La resiliencia es una cualidad que viene dada con la capacidad de sobreponerse a los problemas, ver lo positivo que ofrece cada situación y saber adaptarse a los cambios. Cuando nunca se enfrentan a una negativa les impedimos que desarrollen habilidades sociales y de inteligencia emocional.
Consejos para no darles todo lo que piden
No se trata de caer en el famoso “Porque lo digo yo” sino de ser coherentes, de discernir qué es lo que necesitan y aprender a poner límites claros. Explícales las razones de tu negativa (siempre adaptándolo a su edad madurativa), esto no quiere decir que ellos vayan a reaccionar de forma positiva y que lo acepten sin rechistar, pero irán aprendiendo a autocontrolarse y a aceptar mejor las cosas cuando no salgan como esperan.
Dales responsabilidades. Intégralos a la vida doméstica, funcionad como un sistema en el que cada miembro se encarga de un determinado número de responsabilidades. Los hará apreciar más las cosas, se hacen más autónomos, se sienten incluidos y valorados.
Por último, recuerda pasar tiempo de calidad con ellos. Sea mucho o poco, lo que necesitan es estar contigo y que el tiempo que les dediques lo hagas de verdad.
Bibliografía
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- Gómez, F. J. I., Salcedo, M. S. S., & Casares, J. R. G. (2004). El niño tirano. [Tyrannus child.]. Revista de Psiquiatría Infanto-Juvenil
- Jové, R. (2011). Ni Rabietas Ni Conflictos. ePUB
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