Todos hemos escuchado la recomendación efusiva de nuestros padres: “No recibas cosas por parte de extraños”. Entre los casos más preocupantes está el de los desconocidos que dan comida a los niños sin el consentimiento paterno; ¿qué debemos saber en torno a esta práctica?
El asunto puede ser difícil de entender para los niños. Desde su perspectiva, se trata de discernir entre la autoridad adulta y la protección ante un posible riesgo. En la actualidad, hay un sinfín de drogas orales totalmente indetectables.
Además, en caso de no ser precisamente una actitud con fines delictivos, sino una especie de ‘buen gesto’ hacia el pequeño, esto tampoco es adecuado. Puede ocurrir que el niño sea alérgico o intolerante a aquello que le ofrecen, sin que la persona en cuestión tenga idea de ello.
Enseñando a nuestros pequeños a ser selectivos
Quizás esto haga que nuestros niños sean un poco retraídos o sientan temor. No obstante, la activación de alertas y un criterio de selectividad los ayudarán a protegerse. Lo primero es enseñarles a acudir solo a personas conocidas por sus padres.
Puntualmente, los pequeños también deben entender que recibir comida o cosas por parte de extraños puede ser peligroso. Lo correcto es que estos pidan permiso a sus familiares y mayores conocidos, antes de tomar cualquier obsequio.
Saber identificar a los familiares, así como las jerarquías e instituciones siempre será de gran ayuda. En caso de estar solos y ser abordados, deberán recurrir a otro adulto. Por ello, siempre debemos darles planes de acción para su autoprotección.
Extraños dan comida a los niños sin el consentimiento paterno en tres claves:
- Alerta el peligro: Los pequeños deben considerar una regla que comer algo dado por un extraño es malo. Debemos ser claros y explicarles los peligros que esto conlleva.
- Alimentos bajo vigilancia paterna: Incluso si recibiera algo, el niño debe acostumbrarse a llevar la comida a alguno de sus representantes. Los padres y profesores siempre tendrán que aprobar el consumo.
- Ningún obsequio secreto es bueno: De hecho, los adultos conscientes siempre le preguntarán a los padres de un niño si le pueden regalar algún dulce. El hecho de que no ocurra debe levantar suspicacias en el infante.
Enséñale a tus hijos el peligro de recibir dulces de extraños
Cualquier padre querrá que su hijo se sienta seguro en todo momento. No obstante, el peligro puede estar en cualquier esquina y por eso debemos prepararlos. Siempre llega la hora de mostrarles a los niños las cosas malas que ocurren.
A ciertas edades, es bueno que los chicos sepan sobre las drogas y lo fácil que es hacerlas pasar por productos alimenticios. Las adicciones, la violación y el secuestro son temáticas que, tarde o temprano, tendremos que abordar.
Además, todo pequeño debe saber que este tipo de situaciones deben reportarse ante sus padres y maestros. Si están solos, lo correcto es acudir a policías y personas uniformadas.
Riesgos latentes
Estos son los principales riesgos de la interacción con extraños para los pequeños:
- Secuestro: La mayoría de los padres entienden que este es el riesgo por excelencia. Los chicos deben conocer las probabilidades de que un adulto utilice comida para llevar a cabo un rapto.
- Abuso de menores: Una golosina puede ser el ‘señuelo’ para una violación. El dulce puede tener alguna droga, o simplemente ser el medio para ganarse la confianza de la víctima.
- Incitación a las adicciones: Son muchos los casos de bandas que reparten dulces con drogas solo para incitar a la adición.
“La activación de alertas y un criterio de selectividad los ayudarán a protegerse. Lo primero es enseñarles a acudir solo a personas conocidas por sus padres”
Las drogas camufladas en golosinas y el aumento de la adicción juvenil
En la actualidad, más que nunca los extraños que dan comida a los niños sin el consentimiento paterno son un peligro. Países como España, Nicaragua, México y Colombia han registrado casos reconocidos de distribución de estupefacientes a menores de edad.
En cuanto al narcotráfico, se sabe que las organizaciones delictivas pueden utilizar dulces con dos objetivos. El primero es para transportar las drogas burlando la vigilancia estatal. El segundo: aumentar la adicción en la población juvenil.
Ya no es suficiente dudar de la calidad del empaque o la marca. Las drogas en forma de golosina son cada día más elaboradas y tienen aspecto de productos comerciales. En algunos casos, se replican empaques de marcas reconocidas.
Usemos la tecnología a nuestro favor
Por último, los padres podemos utilizar la tecnología, el internet y otros recursos para alertar a nuestros niños. Existen muchos documentales, canciones y programas dedicados a este tipo de orientación; no dudes en consultarlos y compartirlos con tus hijos.
En casi todos los países de habla hispana se han realizado campañas públicas para la prevención. En definitiva, sin dudas es una verdadera prioridad familiar alertar en todos los niveles sobre desconocidos que dan comida a los niños sin el consentimiento paterno.