Las nuevas generaciones han nacido junto con las pantallas y los teléfonos. Si bien esto puede ser muy bueno, también tiene sus connotaciones negativas. Muchos padres y maestros se plantean la pregunta de si se debe usar el móvil en el colegio. Hay voces a favor y otras en contra de esto; analizamos las posturas en el siguiente artículo.
No se debe usar el móvil en el colegio
Esta podría ser la afirmación de una de las dos teorías en cuanto a enseñanza y hábitos se refiere. Sus adeptos remarcan que el uso del móvil en clase tiene efectos negativos en el aprendizaje, ya que aumenta la distracción y, por ende, reduce la concentración.
Algunas de las consecuencias de llevar el teléfono al colegio son:
1. Falta de disciplina
Muchos profesores afirman que es cada vez más difícil que los niños y jóvenes hagan caso en clase; eso se debe a que están demasiado compenetrados con sus teléfonos. Incluso algunos alumnos se ponen los auriculares y no escuchan a los maestros.
2. Menor concentración
Prestar atención al móvil reduce la capacidad para aprender y oír lo que el profesor tiene para decir. Muchos estudiantes juegan, envían mensajes o interactúan en las redes sociales cuando deberían concentrarse en sus estudios.
3. Sedentarismo
No solo el móvil es perjudicial en clase, sino también en el recreo. A diferencia de lo que sucedía en las generaciones pasadas, hoy en día los patios de los colegios están repletos de niños ‘zombies’ mirando una pantalla.
Nada de juegos con el balón, saltar a la soga, el escondido, la rayuela. Este cuadro produce un sedentarismo que continúa en casa y puede ocasionar problemas de salud.
4. Problemas de conducta
Los celos y la envidia aparecen desde el momento en el que tener un móvil último modelo es sinónimo de estatus entre los estudiantes. Aquel que muestre a sus compañeros un teléfono más antiguo, o incluso quien no tenga uno, será dejado de lado o hasta considerado ‘inferior’. Hay muchos casos de bullying en niños que no cuentan con los mismos aparatos tecnológicos que los demás.
“No solo el móvil es perjudicial en clase, sino también en el recreo. A diferencia de lo que sucedía en las generaciones pasadas, hoy en día los patios de los colegios están repletos de niños ‘zombies'”
Sí se debe usar el móvil en el colegio
En el extremo opuesto, encontramos a aquellos padres y profesores que afirman que es beneficioso para los niños llevar el móvil a clase. ¿Por qué? Porque deben estar preparados para la vida adulta —en la que todo parece girar en torno a las pantallas— y porque pueden aprovechar la tecnología para estudiar mejor.
No obstante, para que esta teoría se cumpla, los niños deben usar correctamente una herramienta que otras generaciones no tenían y que puede ser de gran utilidad.
Claro, porque no es lo mismo que los alumnos manden mensajes o revisen las redes sociales mientras están en clase a que aprovechen la conexión a internet para buscar información, imágenes o lo que necesiten para participar en la clase.
Si el móvil se convirtiera en material educativo, podría ser bienvenido en las escuelas; de hecho, se convertiría en una ayuda para alumnos y profesores. Si los niños lo saben usar de manera perfecta, ¿por qué no aprovecharlo para mejorar la educación?
Aprender idiomas, usar la calculadora, buscar un término que no conocen, hacer sus tareas más rápido, leer algún texto específico, realizar una investigación sobre un tema en particular… son muchas las maneras de aprovechar el móvil en clase.
Esta corriente que afirman que sí se debe usar el móvil en el colegio explica que las nuevas tecnologías deben integrarse y no marginarse. La mayoría de los alumnos actuales son ‘nativos tecnológicos’ y quizás por ello les cueste tanto prestar atención a una pizarra o leer un libro físico.
Si en lugar de demonizar las pantallas en general o al teléfono en particular, buscáramos la manera de combinarlo con la educación, las clases serían más divertidas y eficaces. Aprender jugando y con herramientas que sepan utilizar es un condimento maravilloso para los jóvenes de hoy.
¿Es viable esta alternativa?
Para que este recurso realmente sirva, desde el hogar deben ayudar al niño a que sepa diferenciar los momentos de ocio de los de estudio, aún si para ambos se usa el teléfono. Este desafío es muy grande, ya que los adultos también suelen ser inseparables de sus móviles.
El ejemplo que deben tomar los hijos es justamente el contrario: podemos pasarlo bien sin tener una pantalla brillante frente a nuestros ojos. Existen momentos en los cuales es mejor guardar el móvil en el bolso y percibir el mundo que nos rodea con los cinco sentidos.
Bibliografía
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