El trastorno oposicionista desafiante (TOD) conlleva un tipo de conducta disocial, que deriva en hostilidad y desobediencia. Tal y como su nombre lo indica: consiste en llevar la contraria y desafiar toda figura de autoridad y mostrarse fácilmente irritable con padres, compañeros o profesores. Se desarrolla desde los 4 a los 8 años de edad.
El trastorno oposicionista desafiante puede llegar a perjudicar gravemente el desarrollo de los niños. En otras palabras impedirá que se desenvuelvan sanamente en el hogar, en la escuela y en cualquier otro ámbito social.
Cabe destacar que, existen ciertos factores de riesgo que se deben tener en cuenta. Por ejemplo, el sexo. De acuerdo a las estadísticas, hay una incidencia de niños con este trastorno mucho más elevada que de niñas.
Conductas que permiten reconocer el trastorno oposicionista desafiante
Cuando se mantiene una actitud desafiante durante seis meses o más y al menos cuatro de estas conductas, se estaría ante un caso de TOD. Ante la duda, lo mejor será consultar con un psicólogo. Las señales a considerar entre otras, son las siguientes:
- Monta en cólera y hace pataletas.
- Desafía y discute con los adultos.
- Deliberadamente molesta a los otros.
- Se molesta con facilidad.
- Es rencoroso y vengativo.
- Acusa de su mal comportamiento a los otros.
Esta guía considera el cumplimiento de un criterio si se presenta con más frecuencia que en otros niños de edad y nivel de desarrollo comparables.
Factores de riesgo del trastorno oposicionista desafiante
- Pertenecer al sexo masculino. En este estudio la prevalencia es de 6,8 %, mientras que para el género femenino es de 4,3 %.
- Antecedentes familiares de drogadicción y trastornos como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, entre otros.
- Haber sido víctima de negligencias o abusos.
- Conducta violenta. Incapacidad de mantener una disciplina.
- Crecer en un ambiente de conflicto constante y de mucho estrés.
A pesar de que se desconoce cuáles son las causas del trastorno oposicionista desafiante, se cree que estas pueden ser de origen tanto hereditario como ambientales. Sin embargo existen otras explicaciones posibles:
Factores biológicos
Muchos niños que han desarrollado trastornos oposicionistas desafiantes, tienen al menos un integrante del grupo familiar con trastornos del estado de ánimo.
El desequilibrio de algunas sustancias químicas en el cerebro puede alterar la conducta. Por consiguiente, se considera que una alteración de la serotonina, puede provocar la aparición del TOD.
La incapacidad de gestionar las emociones y controlar los impulsos puede propiciar una conducta hostil y violenta hacia las personas.
Factores ambientales
El ambiente donde los niños pasan la mayoría del tiempo es un factor clave a la hora de desarrollar cualquier trastorno. Esto se debe a que, como todo ser humano, les afecta directamente el contexto que los rodea y ocasiona una conducta disruptiva. Los factores ambientales con mayor relevancia vienen a ser:
- Cambios de escuela demasiado frecuentes.
- Cambios de cuidadores de manera constante.
- El divorcio de los padres.
- Inestabilidad en el hogar.
Síntomas del TOD
No siempre es fácil o no se puede distinguir con claridad entre un niño de carácter fuerte y uno con trastorno oposicionista desafiante. Sin embargo, hay ciertos síntomas que se hacen presentes y que ayudan a realizar la distinción.
El TOD se manifiesta invariablemente en el hogar. No obstante, en la escuela puede que no se revele en lo absoluto. Todo depende del caso.
- Baja autoestima.
- Falta de concentración.
- Agresividad generalizada.
- Incapacidad para controlar los impulsos.
- Resistencia a cumplir con las reglas o peticiones.
- No le agrada trabajar en equipo, por lo que tiende a aislarse.
- Rebeldía, desafío de la autoridad e irrespeto a los límites establecidos.
- Echarle la culpa a terceros por sus errores o por su mal comportamiento.
- Mal humor e irritabilidad; por ende, tienden a frustrarse con facilidad.
- Maltrato verbal deliberado y constante. Su vocabulario está lleno de malas palabras y no teme hacer uso de ellas con cualquier persona para causar daño.
Efectos del trastorno oposicionista desafiante
Cuando el TOD no se trata a tiempo, los niños crecen y el problemas persiste. De adultos, pueden llegar al extremo de alcanzar una completa incapacidad para poder vivir en sociedad. Asimismo, tienen una mayor inclinación a desarrollar adicción a las drogas; lo cual agravará el problema aún más.
En el ámbito escolar, los niños con TOD que no son tratados fracasan y desertan. Y por otra parte, no consiguen ser aceptados por sus compañeros, con lo cual, buscarán compañías malsanas en otros ambientes.
Asimismo, las relaciones interpersonales y familiares se ven afectadas profundamente. Con el paso de los años, costará mantenerlas en el tiempo hasta llegar al punto en que consiguen alejar a todos a su alrededor. Desafortunadamente, tienden a ejecutar actos violentos y las diversas formas de maltrato constante no permiten que conserven simpatías ni amistades.
Por ello, una vez que el profesional haya determinado que el niño presenta trastorno oposicionista desafiante, lo más recomendable es proceder a iniciar un tratamiento de inmedianto. Mientras más pronto se atienda el problema, mejor. La finalidad es evitar que el problema persista en el tiempo y afecte por completo su vida.
Comorbilidad del TOD
La comorbilidad o morbilidad asociada se da cuando el niño o adolescente padece dos o más trastornos a la vez o uno después del otro. El TOD se asocia a:
- Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad o TDAH.
- Trastorno de Ansiedad.
- Depresión.
- Dificultades de Aprendizaje.
- Trastorno de Conducta.
- Trastorno del Espectro Autista.
- Consumo de Sustancias. (Comorbilidad más frecuente en adolescentes).
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Cómo tratar el trastorno oposicionista desafiante
Una vez diagnosticado, el tratamiento incluye psicoterapia familiar, individual y grupal. La individual recurre al enfoque cognitivo conductual para tratar los problemas de comunicación, la impulsividad y la ira.
La terapía familiar por su parte busca mejorar la comunicación y la interacción entre los miembros de la familia. Los padres se pueden ver necesitados de apoyo, comprensión y de herramientas o técnicas de crianza efectivas.
La terapia grupal se centra en el desarrollo de habilidades sociales e interpersonales con grupos de su misma edad y su mismo problema.
En general, se debe reconocer y elogiar sus conductas apropiadas. Mirarle a los ojos y escucharle con atención. Establecer con claridad los comportamientos adecuados.
Resulta prioritario ayudarle a conectar sus sentimientos con sus conductas y a reconocer e identificar los motivos de ira frecuente. Finalmente, recordarle que el respeto que recibe y se merece tambien debe prodigarlo, y que los demás se lo merecen.
Bibliografía
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