Es muy importante saber operar de manera adecuada y correcta en diversas circunstancias típicas de la crianza de un hijo. Uno de los momentos claves es justamente cuando tu hijo comete un error. Allí es indispensable saber cómo actuar para evitar el temor al fracaso o la frustración.
Asimismo, esto es vital para aprender pues de las equivocaciones es de lo que más aprendemos. Entonces, construir y edificar conocimientos, lecciones, enseñanzas y aprendizajes sobre estos desaciertos se convierte en virtud.
Ahora bien, seguramente tú -al igual que todas las madres- sienten una inquietud: ¿cómo actuar cuando tu hijo comete un error? Pues en este artículo de Eres Mamá te detallamos el modo en que deberías reaccionar a fin de hacerle un bien a tu hijo. ¡Toma nota de cada consejo!
No machacar con calificativos ofensivos
Cuida mucho las palabras que usas, pues marcas la personalidad y el futuro de tu hijo. Si te quedas simplemente en el enojo por el desatino del niño, nada bueno harás con él. Así, el pequeño se sentirá incapaz, lo cual lo vuelve más inseguro, dependiente. Desde ya, todo eso no hace más que cercenar su autoestima.
Por si todo esto fuera poco, con cuestionar y recriminar con insistencia tan solo despiertas miedos y temores. Los acrecientas. El niño no intenta más, por el simple hecho de que se frustra fácilmente. A eso se le suma también el terror a equivocarse, el miedo a volver a errar.
Entonces, cuando tu hijo comete un error simplemente debes marcarlo con extrema tranquilidad. Explicále cuál es el aspecto a mejorar y, especialmente, reconoce el intento. Ese es el modo a partir del cual se pueden lograr grandes cosas con los más chiquitos de la casa.
Resaltar la osadía de intentarlo y el esfuerzo
Esta es otra clave para actuar acorde cuando tu hijo comete un error. Destaca y valora el intento, que es siempre mucho más positivo que no hacer nada. Si no hubiese esfuerzo de por medio, directamente no existirían los errores. Entonces, cuanto menos, reconoce su lado positivo.
Por otro lado, la idea es resaltar a cada momento sus esfuerzos y sacrificios. No ser ‘resultadistas’ que tan solo vemos los finales. Evalúa el proceso, los medios. De este modo, enseñas mucho más de lo que imaginas a tu pequeño sol que ilumina cada día con su ternura e inocencia.
Muéstrale lo orgullosa que estás de cómo crece y las nuevas responsabilidades que desea asumir. Desde luego, no se trata de pintarle un mundo color de rosa, porque ello también sería sobradamente contraproducente. La diferencia radica sencillamente en el modo en que decimos las cosas. Una pequeña sutileza cambia el mundo.
Enseñar cómo hacer las cosas de la mejor manera posible
Atendiendo, por supuesto, todo lo anterior, es posible entonces dar un paso más. Ya con los cimientos firmes, proceder a enseñar de la manera menos cruel o traumática. ¿Cómo? Nada más que, tras evitar los insultos y castigos, habiendo resaltado el lado positivo y valorando como corresponde, animarse a marcar el detalle pacientemente.
Entonces, aquí enseñamos cómo hacer para mejorar aquello que se animó a hacer. Mostrar cómo hacer las cosas de la mejor manera posible para que aquello resulte todo un éxito. Templanza, mucho amor y dulzura serán los ingredientes necesarios para que esta receta resulte realmente perfecta.
Recuerda siempre una gran verdad que deseamos compartir contigo para que atesores de por vida. El fracaso no es otra cosa que una inmensa oportunidad para aprender, para crecer. Si algún proyecto fracasa, no es el fin del mundo para nadie.
En intentarlo hasta el cansancio está la clave
Solo se trata de intentarlo una y otra vez, para que algún día aquello que resultaba difícil salga bien. Es que las madres y los padres suelen perder de vista que tan solo unas pocas palabras pueden cambiar drásticamente el futuro de un hijo.
Si no actúas como corresponde, probablemente destruyas el entusiasmo de tu hijo para siempre. No, ese no es modo de motivar e incentivar al chico para que mejore. La idea es inspirarlo, abrir su mente, moldear su paciencia, acrecentar su autoestima.
Estimular la confianza en sí mismo, fortalecer su seguridad y fomentar su autonomía e independencia. Crear un verdadero guerrero entusiasta de cara al día de mañana. Definitivamente todo depende de tí. ¿Qué eliges: quedarte en el error, o destacar el amor y la educación de tu hijo?
Bibliografía
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- Rodríguez, M. R. (2012). Mitos: el mérito de saber equivocarse. Padres y Maestros/Journal of Parents and Teachers, (344), 27-30. https://fund-encuentro.org/index.php/padresymaestros/article/view/527
- Astolfi, J. P. (1999). El error, un medio para enseñar.