Música clásica para niños: qué escuchar

¿Sabías que la música clásica tiene muchos beneficios para la vida de los niños? Descubre cuáles son y cómo acercarlos más a estas melodías.
Música clásica para niños: qué escuchar
María José Martínez

Revisado y aprobado por la pediatra María José Martínez.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 14 agosto, 2023

La música clásica a muchos les brinda serenidad y concentración, por eso no es extraño que las mamás la prefieran para sus niños desde la gestación. Y es que también se asocia con efectos positivos en el sistema circulatorio y el desarrollo del cerebro.

Existen además otros beneficios con respaldo científico que seguro te interesará conocer, así como saber cuáles melodías son las más recomendadas de acuerdo con el área que se quiere estimular y la edad. Te orientamos al respecto.

Beneficios de la música en los niños

Diversidad de estudios aseguran que la música es beneficiosa para los niños desde los primeros años. Por ejemplo, como lo refiere este artículo de Llengua, societat i comunicació, tiene un importante papel en el desarrollo lingüístico, pues el procesamiento del lenguaje y de la música involucran redes cerebrales similares.

De hecho, la mayoría de sus virtudes están relacionadas con las zonas del cerebro que se estimulan debido a los tipos de ritmo y de composición. Entre otros aspectos considerados en la relación entre la música y el aprendizaje, se mencionan estos beneficios publicados en la revista Atlante Cuadernos de Educación y Desarrollo:

  • Estimula emociones positivas.
  • Aumenta la concentración y atención.
  • Estimula la creatividad.
  • Incrementa las habilidades matemáticas.
  • Sirve como medio de expresión.
  • Desarrolla la expresión corporal.
  • Favorece la interacción social.
  • Estimula la elaboración de recuerdos, lo cual aumenta las capacidades intelectuales.
  • Reduce los niveles de estrés y ansiedad.
  • Disminuye el dolor, en caso de que exista.
  • Si el niño, además de escuchar música clásica, toca algún instrumento, desarrolla la disciplina y la responsabilidad.

Cuando el estudio de la música es formal, existen otras ventajas como el aumento de las habilidades de lectura y de aprendizaje. Los niños que reciben educación musical mejoran su competencia académica e incrementan sus habilidades escolares y lectoras; así lo reseña esta investigación en Frontiers in Psychology.

La música incluso tiene efectos terapéuticos en problemas como la dislexia. Esto lo contempla una tesis presentada en la Universidad de Córdoba al destacar que la percepción rítmica tiene resultados positivos en la mejora de las habilidades lingüísticas relativas al vocabulario, la sintaxis, la ortografía y la comprensión escrita.



El tipo de música clásica para niños depende de lo que se quiera estimular

Docentes, músicos y padres han estudiado la correlación entre la apreciación musical y desarrollo afectivo. Hay un par de conclusiones interesantes, una de ellas divulgadas en un artículo del libro Desafíos contemporáneos en la formación docente. De acuerdo con la autora, el contexto y los instrumentos que se ejecutan despiertan emociones diferentes.

  • Cuerda: retroalimentación y conciencia emocional
  • Viento: autoconcepto, retroalimentación, control emocional, expresión emocional y empatía.
  • Percusión: autoconcepto, autodefinición, autonomía, motivación, retroalimentación, conciencia emocional, control emocional y empatía.
  • Orquesta: empatía.

Ese mismo artículo refiere que escuchar música de los periodos Barroco y Clásico en actividades educativas  favorece la actividad descriptiva. Esto se debe a que las estructuras de la música del Barroco, cargada de adornos; y la del Clásico, ligera y alegre, permiten fijar la atención en los detalles. 

En general, toda la música clásica, por tener una estructura compleja, introduce al niño en las emociones y las formas del lenguaje. Como leemos en la revista Hekademos, la música ofrece un medio singular para reforzar nuestras vidas emocionales, y la del llamado periodo clásico, en particular, «es la que más felicidad provoca entre otros estilos».

¿Qué escuchar?

Por su complejidad y armonía, la música clásica es la predilecta a la hora de buscar desarrollar nuevas habilidades. Relajación, reducción de estrés, concentración y desarrollo de los sentidos, son parte de los beneficios que reporta este artículo de la revista Cuadernos de Educación y Desarrollo.

A continuación te proponemos una lista de temas para que escuches junto a tu bebé y la familia.

Para bebés:

  • La canción de cuna clásica de Brahms, Lullaby.
  • El Nocturno N.º 2, de Chopin.
  • El Concierto para clarinete, el Concierto para piano no. 21, el Concierto para piano No. 23 y el segundo movimiento del Concierto para violín No. 3, de Mozart.
  • Air Suite orquestal No. 3, de Bach.
  • Para Elisa (Für Elise), Claro de luna y la Sonata n. 8 en C menor, de Beethoven.
  • El Adagio, de Albinoni.

Estas son piezas cuya composición, armonía y belleza resultan relajantes, por lo que contribuyen a regular el ritmo cardíaco del bebé, lo sosegará y le ayudará a conciliar el sueño con facilidad.

Para concentrarse

En niños de más edad, el listado anterior puede servir para estudiar. Otra opción es el primer movimiento de la Sonata para piano en Re mayor K.448, de Mozart. También, la Sonata para piano No.11, K 331, III Alla Turca y la Sonata No. 15, K. 545 del mismo autor.

Trabajos como el divulgado en Social Cognitive and Affective Neuroscience corroboran que existe una fuerte relación entre la atención y la música de fondo alegre, como es la instrumental clásica.

Para jugar y estar en movimiento

El primer movimiento de Las cuatro estaciones, de Vivaldi, también su tercer movimiento, son buenas opciones a la hora de jugar, ya que son piezas que despiertan vigor, entusiasmo y alegría.

«Con la instrumentación contenida, la consonancia entre las cuerdas, y la elección de la nota, Vivaldi crea ligereza y alegría que también son percibidas como tales por los niños y las niñas».

-Pedagoga Andrea Holler y musicóloga Mirjam Gogolewska-

Otra opción alegre y dinámica es la Danza húngara No. 1, de Brahms. En la lista se puede incluir también el Concierto para flauta BWV 1044 Allegro, de Bach; y la Sonata No.12 en Fa Mayor, de Mozart.

Para jugar o correr

Hay muchos ejemplos de músicas y composiciones muy dinámicas. Es el caso de la Marcha Radetzky Op. 228, de Johann Strauss; y la Marcha de Pompa y circunstancia, #1 Op. 39, de Edward Elgar.

Romance para los más sensibles

La bella durmiente, de Chaikovski, es todo un clásico por su belleza cautivadora, en especial para los pequeños más sensibles, soñadores y de carácter dulce. También está Clair de Lune, de Debussy, entre otras de gran popularidad.



Otras opciones

La lista de piezas clásicas será tan variada y extensa como lo sean los gustos musicales de los padres y de otras figuras de influencia, importantes en la vida de los niños. Ellos son los responsables de propiciar esos primeros contactos con la música clásica y lograr un buen acercamiento.

También se puede optar por los proyectos musicales de artistas que presentan un estilo neoclásico. Por ejemplo, la violinista Vanessa Mae (Singapur, 1978), el pianista Yiruma (Seúl, 1978), la violinista, bailarina y compositora Lindsey Striling (EE. UU., 1986), el grupo The Piano Guys de EE. UU., o las impresionantes experiencias sonoras del grupo 2Cellos.

Todos son una excelente opción para los niños, también para disfrutar en familia. ¡Sus propuestas son realmente preciosas! Poco a poco, los pequeños irán desarrollando sus propios gustos y tendrán sus canciones preferidas.

Música clásica para niños y jóvenes en la red

Si los padres no son especialistas, en Internet existen listas predeterminadas que pueden servir de gran ayuda. Solo hace falta poner en el buscador las variables que se requieren, como por ejemplo: «música clásica para niños», o bien «música clásica para bebés».

Muchas piezas se encuentran disponibles en línea en diversas plataformas audiovisuales. Asimismo, se pueden replicar experiencias como las tertulias musicales dialógicas, espacios colaborativos de padres y docentes para compartir música clásica, como la contada en la revista Padres y Maestros.

El contenido está al alcance de todos, sin costo alguno, así que no tenemos excusas para no recurrir a estos clásicos que nos brindan tan grandes beneficios para la formación cognitiva, sentimental y emocional de los más pequeños.


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