A ti te quiero bonito, con toda el alma y para siempre, porque es así como las madres aman, con música, sentimiento y poesía, así como los padres dibujan ese cariño sentido que se graba de por vida en sus corazones, esos que conforman ahora la huella de una familia.
Estamos seguros de que hasta el instante de ser mamá, nunca habías imaginado un querer tan íntegro, tan puro e intenso. Ese que a instantes, por qué no decirlo, te abraza con muchos miedos e infinitas preocupaciones… ¿Lo estaré haciendo bien? ¿Necesitará algo y yo no lo sé? ¿Tendrá dolor? ¿Llorará por alguna razón que yo no entiendo?
Los temores son normales mientras criamos a un hijo, porque es así como nos esforzamos cada día en darles lo mejor e ir aprendiendo, ir conociendo las características propias de nuestro niño que como ya sabes, no es igual a ningún otro. El tuyo es único, perfecto en su genio, excepcional en su mirada, en su tacto e incluso en su forma de respirar.
Asimismo, algo que sin duda ya sabes es que gracias a ese niño estás conociendo un amor diferente que trasciende a todo lo que hasta el momento habías sentido.
Es algo más profundo, más orgánico y reconfortante, de ahí que a menudo, suela decirse aquello de que el amor de un hijo se graba en alma, porque es un modo de darnos a entender que no va a importar el tiempo, ni la distancia, ese niño siempre será lo más perfecto a tus ojos, aun cuando vista ya traje de adulto y sea libre, alguien que forja su camino y su propia felicidad.
Querer “bonito” es un arte maravilloso del que queremos hablarte hoy en “Eres Mamá”.
Querer bonito es poner en práctica una crianza con apego
Hasta no hace mucho se valoraba mucho lo que se entiende como crianza protocolizada. Nos referimos a ese tipo de atención cotidiana donde cuidar de que el bebé coma a sus horas, que duerma de seguido, que crezca como debe y que asuma una por una, todas las etapas habituales en su desarrollo: el habla, retirar el pañal cuando toca, que inicie el gateo cuando debe, que controle la motricidad fina…
- Por su parte, la crianza natural o con apego no prioriza de forma tan obsesiva ese tipo de objetivos. Lo que desea es afianzar un vínculo afectivo sólido con el bebé, un apego saludable, significativo y fuerte donde el amor y la cercanía lo integre todo.
- Partiendo de ese lazo basado en el afecto, dejaremos que el niño se desarrolle de acuerdo a su tiempo, a su ritmo, sin forzar etapas, sin exigirle conductas que aún no puede alcanzar.
- Querer bonito en este caso es hacer del amor el alimento cotidiano y esencial, donde la cercanía de mamá es esencial, y donde la presencia de papá es también el motor de ese apego temprano.
Querer bonito es conocerte y entender tus necesidades
Hay mamás y papás que a día de hoy, en este tiempo donde tenemos tan a mano todo tipo de información, medios y recursos, siguen cometiendo el mismo error: querer que los hijos sean como uno mismo desea.
- Educar en obediencia estricta, esa basada en un guión pautado donde no se ven ni se entienden las necesidades propias de un niño es un gran error.
- Debemos educar en respeto, hacer de guías cotidianos donde entender y poner voluntad en conocer cada necesidad de nuestros hijos.
- El querer bonito empieza de hecho desde las primeras semanas de vida. Es entonces cuando ya vamos percibiendo su carácter, si es un bebé de alta demanda, si es tranquilo, si necesita mucha cercanía o es de los que se conforma con la cuna…
Poco a poco y día a día nos darán más pistas, más gestos y nos mostrarán más conductas donde poder conocerlos. Llegará el momento en que tengamos que ayudarles a gestionar sus emociones, a entender sus rabietas, a calmar sus pataletas… Todo ello es el querer bonito, ese que no sanciona, ni grita, ni educa con el miedo y la imposición.
Querer bonito es sembrar en su mente y en su corazón los mejores recuerdos
Una infancia feliz es el sustrato de una madurez con más recursos psicológicos para hallar la satisfacción, el triunfo y una vida alegre y satisfecha. Algo tan básico como propiciar una crianza cercana, afectuosa basada en la comprensión, la escucha activa, ofreciendo siempre seguridad y confianza al niño, hará que crezca sintiéndose alguien valioso, alguien con una buena autoestima.
A su vez, no podemos descuidar otro aspecto igual de importante: hacer que tenga buenos recuerdos de su niñez. Para ello, debemos ser conscientes de que lo que necesitan los pequeños es nuestro tiempo, nuestra compañía cotidiana para crear momentos significativos, de esos que no se olvidan y quedan para siempre grabados en nuestro corazón.
Tal y como puedes ver, también tú lo estás haciendo bien, también tú amas bonito, quieres bien y ayudas día a día a ese pequeño a tener la vida que merece, la más feliz…
Imágenes cortesía de Pascal Campion
Bibliografía
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Bowlby, J. (1986). Vínculos afectivos: formación, desarrollo y pérdida. Madrid: Morata.
- Bowlby, J. (1995). Teoría del apego. Lebovici, Weil-HalpernF.
- Garrido-Rojas, L. (2006). Apego, emoción y regulación emocional. Implicaciones para la salud. Revista latinoamericana de psicología, 38(3), 493-507. https://www.redalyc.org/pdf/805/80538304.pdf
- Marrone, M., Diamond, N., Juri, L., & Bleichmar, H. (2001). La teoría del apego: un enfoque actual. Madrid: Psimática.
- Moneta, M. (2003). El Apego. Aspectos clínicos y psicobiológicos de la díada madre-hijo. Santiago: Cuatro Vientos.