Hijo, no me faltes nunca. Pues no imaginas lo importante que eres para mí. Necesario, infaltable, fundamental. Pues tú eres el bastón que me sostiene cada día, y cada noche. Me das la fuerza que se necesita para seguir en pie. Es que te has convertido en mi sostén desde que llegaste.
No importa cuánto la vida me vaya golpeando y empujando si después de todo siempre te tendré para apoyarme y sostenerme. Eres esa sencilla razón para mantenerme en pie, luchando. Tu amor es la sustancia que me da el aliento, y las ganas de salir adelante.
Eres el bastón que me sostiene noche a noche, día a día. Esa guía en la que confío ciegamente. Donde elijo creer y soltarme sin temor alguno. Sé que jamás me soltarás esa mano que sujetas con toda tus fuerzas. Sé que permanecerás aferrado en mi corazón pase lo que pase.
Mi bastón ante cada paso
Hijo mío, eres el bastón que me sostiene siempre. Contigo enfrente mío es imposible dar un paso en falso. Pues cada pisada a tu lado es un paso adelante. Y poco importa ya si es atinado o no. Si se acierta, eres el mentor de esas hazañas logradas. En caso de error eres el responsable de dotarme de experiencia.
Con los pasos poco acertados me enseñas demasiado. Tengo tanto que aprender de ti que podrías sorprenderte en serio. Pues cada error se convierte en un aprendizaje, quizás uno grabado a fuego en la memoria, y en la conciencia. Lo importante es ponerse rápido de pie, y para eso siempre estás allí.
Porque eres esa fuerza tan necesaria para levantarme y dar pelea. Porque aquí no importan las caídas, sino el tener al lado a un buen compañero para que te ayude a tomar envión. Salir eyectada gracias a ti. Y agradecer llegar a cada meta, agradecerte a ti, pequeñito motor.
Eres una sustancia capaz de armar corazas para lograr imposibles. Ejemplo de fortaleza, valentía y entereza. Pureza, inocencia, frescura y sinceridad. Todo lo que está bien en el mundo, y mucho más. Porque creo en tu sonrisa y en ti, puedo creer también en mí si te veo.
El bastón que me sostiene
Más que el bastón que me sostiene, eres mi pilar. Aquel pilar sobre el cual decido edificar nada menos que mi vida. Mi futuro, mi mejor destino posible. Eres el protagonista del más hermoso cuento infinito. Heredero real de todos los palacios de mi corazón.
Mi amor, eres la guía que endereza mi camino. Ese firme tutor que delimita mi dirección y mis pasos a seguir. Eres sol, irradias tanta luz, emanas energía. Colmas mi alma de vida, renuevas mis esperanzas. Eres mi ilusión y mi pasión por la vida.
El ser más noble con el corazón más entero del mundo ha llegado a mi vida. Irrumpiste tan solo para sostenerme, agarrar mi mano antes de caer. Eres tú quien me aleja de los abismos que presenta la vida. Así como me acerca a la cima, a las metas, a los sueños.
Por todo eso, mi vida hermosa, eres todo lo que siempre soñé y más. Te has convertido en mi felicidad toda, en mi razón de vivir. Eres la mayor caricia al alma, la más potente fuerza motriz para sacar a relucir mi mejor faceta. Desde que te vi por primera vez, confié plenamente en mi inmenso poder y capacidad.
Gracias hijo mío por enseñarme a vivir. Pero fundamentalmente, gracias por ser ese bastón que me sostiene día a día. Es que, sin duda alguna, eres todo lo que necesito para encarar lo que me resta de vida de la mejor manera. Mi fuerza, mi motor, y mi todo.
Bibliografía
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