Todos los niños del planeta son un reflejo de su propio hogar, de la familia e incluso de toda la sociedad. Por supuesto, la individualidad de cada pequeño existe. Sin embargo, cada uno de ellos es marcado por el mundo en el que vive inserto.
Por eso mismo, todos aquellos que trabajan con los más chicos insisten en una gran lección para los adultos. “Predica con el ejemplo“, sostienen con firmeza. Nada más acertado que ese consejo. Pues los niños son una esponja que absorbe todo lo que ven a su alrededor.
De esta manera, muchos afirman que con la maternidad también cosechas lo que siembras. Pues todo lo que hayas dado a tu hijo, bueno o malo, tarde o temprano vuelve. Por eso mismo, no señales al niño cuando cometa algún error. Pregúntate más bien en qué has contribuido para que eso suceda.
Los niños, el reflejo de lo que reciben
Criar niños es parecido a un partido de tenis en que la pelota va y viene. De este modo, con el pasar del tiempo -mucho o poco- verás volver aquello que en algún momento brindaste. De este modo, la popular frase “todo vuelve” aplica a la perfección.
Regálale confianza y ya verás cómo el menor se volverá en el ser más confiable de la tierra. Fomenta además su confianza en sí mismo y verás florecer una personalidad única y arrolladora.
Ofrécele el mayor de tus respetos y con el tiempo encontrarás frente a tus ojos a la persona más respetuosa que hayas conocido jamás. Una de las mejores inversiones de la infancia son justamente los valores. Ya verás como la bolsa te devuelve con creces aquello que has depositado.
Simplemente ama profunda e incondicionalmente a tu hijo. Solo de esa manera podrás asegurarte de estar formando un gran y excelente ser humano. De ser así, prepara tu cuerpo porque sentirás a tu corazón rebozar de alegría al ver al nene.
Cuando mires a tu hijo crecer y sientas que el orgullo no cabe en tu cuerpo, entenderás que lo has hecho bien. Aunque lo que sucede en el mundo importe, tu labor puertas para adentro fue satisfactorio. Pues tu hijo refleja todo lo que el hogar y la familia le brindaron.
Los niños exigen su lugar
Los niños exigen su lugar en la sociedad. Del mismo modo lo hacen con la familia que les ha tocado en suerte. Por eso, siempre se intenta tener presente lo que ellos sienten, piensan y necesitan.
De este modo, es posible apreciar cómo los más pequeños influyen en el bienestar del hogar, y la forma en que los grandes también marcamos el camino para ellos. Ahora bien, no se trata solo de inclusión la crianza infantil.
Pues toda criatura requiere de altas dosis de tiempo bien compartido. No importa a qué se destine. Jugar, estudiar, cantar, bailar, conversar. Para lo que sea, el infante necesita de instantes de calidad junto a sus progenitores.
El cariño es otro de los sentimientos que no puede dejar de sentir. Esta semilla debe regarse a diario, con palabras y demostraciones físicas. Abrazos, caricias, besos y un “te amo salvador” son solo algunos ejemplos de la manifestación de este amor.
No obstante, este mismo sentimiento puede ser traducido en las más nobles y grandes acciones diarias. Estas hablan de dedicación y sacrificio por parte de los abnegados padres. Dan cuenta de los cuidados que se ponen en juego por el bienestar del pequeño.
Por último, los niños necesitan protección de parte de sus padres. Este es un requisito fundamental para atreverse a enfrentar al mundo. Asimismo, es un ingrediente imperioso si de construir la seguridad, autoestima y confianza del niño se trata.