La deshidratación se produce cuando no hay suficiente líquido en el cuerpo. El cuerpo del bebé se compone de aproximadamente 75 % de agua. El problema que tiene el cuerpo del bebé es que su capacidad para reservar líquido es menor. La deshidratación en el bebé amamantado puede convertirse en un problema muy serio, por lo que es necesario observar los síntomas para solucionar el problema cuanto antes.
El bebé pierde mucho líquido a través de la orina, las deposiciones, la sudoración, el llanto, los vómitos e incluso la respiración. Aunque un bebé puede reponer todos los fluidos perdidos de forma normal a través de la alimentación regular, basta con ver todo lo que deja en el pañal o lo que expulsa para darse cuenta de por qué es tan importante que se alimente con regularidad o por qué necesita más líquido cuando lo que expulsa es más de lo habitual.
Signos de la deshidratación en el bebé amamantado
La pérdida de líquidos es normal. Estos líquidos perdidos se reponen con cada toma. Sin embargo, puede que no sea suficiente. A diferencia de un bebé alimentado con biberón, que se puede saber cuánto líquido toman, en los bebés amamantados la cantidad de leche ingerida no se puede saber realmente. Entonces, ¿cómo reconocer cuando un bebé está recibiendo suficiente líquido y cuándo está realmente deshidratado?
Los signos y síntomas que revelan deshidratación en el bebé son los siguientes:
- Labios y boca secos.
- Sequedad de las mucosas.
- Menos de 6 pañales mojados en un período de 24 horas.
- Falta de interés en la lactancia materna.
- Una fontanela hundida en la cabeza de su bebé (punto blando).
- Llanto sin lágrimas.
- Irritabilidad.
- La orina de color más oscuro y está más concentrada.
- La piel parece seca y floja (no vuelve a su forma cuando se presiona suavemente).
- Ojos hundidos.
- Languidez.
Causas de la deshidratación en el lactante
Una de las causas más frecuentes de la deshidratación en los bebes es no amamantarlos entre 8 y 12 veces al día y siempre que ellos lo demanden. Incluso si el bebé no se despierta para amamantar, es necesario hacerlo para darle el pecho, tanto de día como de noche. El bebé pierde muchos fluidos que hay que reponer, aunque él no lo demande.
Otro motivo común de deshidratación en bebés amamantados es que no se prenda correctamente al pecho. Si el bebé no se agarra bien a la hora de amamantar no conseguirá suficiente leche materna, por mucho que lo intente. Esto, además, provocará muchos problemas adicionales, tanto en el bebé con en la madre.
También puede darse el caso de que la madre no produzca suficiente leche. Aunque esto no es tan común como parece, es posible que la madre realmente tenga poca leche. Si se observan signos de deshidratación o que el bebé no gana tanto peso como debería, es importante tomar medidas, como la alimentación complementaria con biberón o intentar que la madre produzca más leche.
Otro motivo de deshidratación en los bebés amamantados es que estos pueden negarse a mamar. Los motivos para esto pueden ser varios, por ejemplo, que tengan problemas para agarrarse al pecho (si la mama está excesivamente congestionada) o que tengan dolor en la tripita por gases o estreñimiento o cualquier otro problema de salud (como congestión nasal) entre otros.
La pérdida de líquidos por fiebre o diarrea también es una causa frecuente de deshidratación, a la que puede sumarse inapetencia debido a la enfermedad.
La sobreexposición al calor, incluyendo altas temperaturas, la humedad extrema o pasar demasiado tiempo al aire libre cuando hace calor puede causar exceso de sudoración y la evaporación de líquidos a través de la piel de su bebé.
Tratamiento para la deshidratación en bebés
El tratamiento para la deshidratación infantil depende de la causa y la gravedad de la deshidratación. Si se trata de una deshidratación ligera normalmente basta con amamantarlo con más frecuencia, vigilando que los síntomas mejoren.
Sin embargo, si el bebé tiene una enfermedad y la deshidratación se vuelve severa puede ser necesaria la hospitalización para que le den líquidos vía intravenosa. Es necesario acudir al médico o incluso a urgencias si el bebé muestra alguno de estos síntomas:
- No mojado el pañal en seis o más horas
- Es muy exigente
- Está inusualmente somnoliento
- Tiene las manos y pies fríos y/o con aspecto manchado
- Tiene membranas mucosas muy secas, con la boca seca, los labios agrietados y sequedad en los ojos.
¿Cómo prevenir la deshidratación en el bebé amamantado?
La deshidratación en los lactantes es un problema muy peligroso que puede poner en riesgo la vida del pequeño. Por fortuna, prevenir esta condición es muy sencillo y consiste en tener una técnica de amamantado adecuada. En primer lugar, la madre debe buscar una posición cómoda para realizar esta tarea, bien sea sentada o acostada.
La posición del bebé también es muy importante. El niño debe tener la nariz pegada al seno materno y ambos labios evertidos cubriendo la totalidad del pezón.
Además de una técnica de amamantado adecuada, existen múltiples recomendaciones que las madres pueden seguir para evitar la deshidratación en sus hijos. Dentro de estos consejos destacan los siguientes:
- Amamantar a tu hijo cada 4 horas sin importar si está dormido o no.
- Evitar los biberones en los bebés menores de 6 meses, ya que puede interferir con la lactancia.
- Mantener una lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses de vida y no introducir otros alimentos en la dieta del bebé.
- No limitar el número de tomas diarias en el bebé, la lactancia debe ser a libre demanda.
- Amamantar al niño inmediatamente después de tener diarrea o presentar vómitos.
Como puedes ver, la deshidratación en los lactantes puede ocurrir por múltiples causas, aunque la mayoría de ellas están relacionadas con una lactancia inadecuada. Por fortuna, este cuadro es fácil de identificar si se tienen en cuenta los síntomas mencionados. Ante la presencia de signos de deshidratación, es fundamental que acudas con el pediatra lo antes posible para evitar que el cuadro empeore.