¿Alguna vez has recogido a tu hijo de la escuela y te han dicho que estaba feliz hasta que te vio? ¿Tu madre o tu suegra insisten en que en su casa el niño come de todo mientras que contigo se niega a probar bocado? Si has vivido alguna de estas experiencias u otras similares, es posible que te hayas sentido frustrada, triste y confusa. En este artículo, te contamos por qué tu hijo se porta mejor con otras personas.
¿Acaso lo estás haciendo tan mal como madre? Tranquila, esta es una situación muy común y que nada tiene que ver con tu valía como progenitora. Es importante que comprendas a qué se debe esta actitud en tu hijo porque, de lo contrario, puedes llegar a cometer algunos errores. Es común que algunas madres se sientan tan angustiadas ante estas escenas que comiencen a ser más permisivas y cedan ante todos los caprichos infantiles.
De ese modo, algunas madres buscan compensar la situación y recuperar el afecto del niño que sienten que han perdido. Por esto, para que no te atormente la culpa, para que no te cuestiones y sepas que eres una buena madre, queremos contarte qué es lo que realmente ocurre.
Descubre por qué tu hijo se porta mejor con otras personas
Puede que tu hijo esté tranquilo cuando lo dejas con alguien más, que se muestre risueño, obediente y que coopere sin problemas. Y, sin embargo, cuando está contigo es rebelde, grita, llora, tiene berrinches y no quiere cumplir las indicaciones. Es posible que esto ocurra también al estar con su padre, o quizá no; en cualquier caso, los siguientes son los principales motivos detrás de esta conducta.
Eres tú quien pone límites
Es natural que, al pasar algo de tiempo con sus tíos o abuelos, ambas partes deseen disfrutar el momento y muestren su mejor cara. Estos otros adultos consienten al pequeño, le dan amor, regalos y atención, pero no es su labor educarle. En cambio, tú eres la encargada de mantenerlo saludable, a salvo y de inculcarle buenos hábitos.
Sin embargo, para los niños puede ser complicado tolerar la frustración y es por esto que se rebelan contra quien ejerce la autoridad. Esto no significa que no te quieran ni que tengas que cambiar tu actitud. Los límites son necesarios y son una gran muestra de amor hacia los hijos. Simplemente, comprende sus reacciones emocionales y no lo tomes como algo personal, ya que aún está en el proceso de aprender a regularse.
Confía en el amor que le tienes
Uno de los mayores motivos por los que un niño se porta mejor con otras personas antes que con su madre, es precisamente porque confía en el amor que esta le tiene.
Gracias a la experiencia y al vínculo que habéis formado, tu hijo sabe que lo amas y que estás ahí para él. El menor tiene la certeza de que serás sensible a sus necesidades y responderás a ellas, y es por esto que contigo se expresa. En cambio, cuando está con otros familiares o en una escuela infantil, no sabe si esos adultos se harán cargo de sus emociones y de lo que necesita.
Tú eres su lugar seguro
En relación con lo anterior, debes saber que si tu hijo se porta mejor con otras personas en vez de contigo es porque tú eres su lugar seguro. Quizá esto te suene contradictorio, pero podrás entenderlo si te pones en su piel. Imagina que tienes un problema en el trabajo, que te sientes triste, ansiosa y disgustada. Pese a tu bajo estado de ánimo, lo más probable es que cumplas con tu labor y esperes a llegar a casa y ver a tu pareja para derrumbarte y pedirle consuelo.
Por esto, puede ocurrir que con los demás el niño se comporte bien y al volver contigo inicie una rabieta. Pero, en realidad, solo liberará la tensión acumulada al sentirse al fin a salvo.
Esto puede ocurrir con todos los niños, pero es especialmente frecuente en los pequeños con autismo o con alguna otra neurodivergencia. Mientras durante el día tratan de «camuflarse» lo más posible y cumplir con lo que se espera de ellos, al volver a casa, donde sienten que pueden ser ellos mismos, pueden tener grandes crisis.
Precisa más cercanía emocional
Por último, no podemos pasar por alto que quizá tu hijo muestre signos de un apego inseguro. En el experimento de Mary Ainsworth, un grupo de niños reaccionó con angustia, enfado y rechazo hacia la madre cuando esta regresó tras haberlo dejado con extraños.
Esta es una actitud propia de los infantes que desarrollan un apego ambivalente. Se debe a que los progenitores no son constantes ni confiables a la hora de responder a las demandas del niño. Por tanto, puede que sea hora de darle un pequeño giro a tu estilo de crianza y a tu forma de vincularte con tu pequeño.
Por otro lado, es posible que ya estés predispuesta a prestar más atención a las malas conductas de tu hijo. De ser así, quizá tenga lugar el conocido efecto Pigmalión, mediante el cual el niño cumple con las expectativas de sus padres, que en este caso son negativas. Para evitarlo, procura centrarte en sus fortalezas y cualidades, elogia sus logros y apoya sus buenas conductas. La conexión emocional es la clave para que un niño coopere con nosotros.
Si tu hijo se porta mejor con otras personas es porque su madre eres tú
En definitiva, cuando tu hijo parezca ser amable, risueño y complaciente con otras personas y rebelde contigo, recuerda que solo tú eres su madre. Vuestra relación es diferente, los roles son distintos y, por lo mismo, no es adecuado compararse con los demás. Es precisamente tu amor y tu apoyo incondicional lo que le permite a tu pequeño sentirse lo suficientemente seguro como para expresarse, aunque esto incluya emociones negativas.
Por tanto, no dudes de tu trabajo como madre, aunque quizá haya algún aspecto a mejorar. En general, esta conducta puede ser precisamente el reflejo de que lo haces bien.
Bibliografía
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- Ainsworth, M. D., Bell, S. M., & Stayton, D. J. (1971). Individual differences in strange-situation behaviour of one-year-olds. In H. R. Schaffer, The origins of human social relations. Academic Press. https://eric.ed.gov/?id=ED056742
- Rosenthal, R. (2010). Pygmalion effect. The Corsini encyclopedia of psychology, 1-2. https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1002/9780470479216.corpsy0761