La mirada de mi bebé cuando le doy el pecho: un instante mágico

bebe recibiendo el pecho

Amamantar, dar el pecho, supone mucho más que nutrir a un niño para permitir que crezca de forma saludable. Es también crear un vínculo y propiciar un “despertar”. Con este acto lleno de afecto y cariño promovemos un intercambio de olores, caricias, miradas y sentimientos que van ofreciendo a bebé otro tipo de alimento: el afectivo.

Decimos dar el pecho, pero tampoco se excluye sin duda dar el biberón. Porque ese contacto en brazos está ahí, porque le susurramos en voz baja, y nuestros rostro y el del bebé siguen encontrándose. Lo creas o no, pocos “escenarios” son tan poderosos para permitir la correcta maduración de un niño que los brazos de su madre y por supuesto, de su padre.

Tanto es así, que son muchos los estudios que respaldan esta afirmación. Aún más: un niño empezará a asentar el proceso comunicativo gracias a esa interacción que su madre le ofrece mientras le da el pecho. Su cerebro empezará a integrar sonidos, gestos, modulaciones de voz y palabras para sintonizar poco a poco la competencia del lenguaje.

Es un proceso donde la sensación de placer y bienestar es fundamental. El niño que recibe el pecho se siente complacido y relajado, y por tanto, es más receptivo al aprendizaje, a la conexión con su entornoEsa sensación física y emocional potencia la maduración de muchas estructuras neuronales para que un buen día, haga lo siguiente: mirarnos cara a cara con sus ojos.

A continuación, te explicamos lo que constituye este maravilloso proceso.

El primer encuentro con su mirada se produce en tus brazos

Tal y como suele decirse pocas cosas pueden ser tan hermosas como la de una madre dando el pecho a su hijo. Sin embargo, hay muchos más aspectos que se nos escapan y de las que no somos plenamente conscientes durante esta maravillosa etapa.

bebe recibiendo el pecho manteniendo la mirada

Un sofisticado mecanismo biológico

Ya sabemos que el embarazo es todo un caos hormonal donde se activan procesos vitales para crear ese vínculo con nuestro bebé. La oxitocina, por ejemplo, se estimula aún más cuando el bebé empieza a succionar el pecho en busca de alimento. Esta hormona actúa de forma casi sincronizada en nuestro cerebro para favorecer la aparición de la leche y a su vez, fortalecer ese vínculo afectivo.

  • Ahora bien, hay un detalle curioso a tener en cuenta. Durante los dos primeros meses de vida la visión del bebé tiene un campo de amplitud muy limitado. Solo puede distinguir aquellas cosas que están a poco más de 50 cm de él.
  • Esto es así por un hecho muy sencillo. Lo único en lo que un bebé debe focalizar su atención es en el pecho o en el biberón.
  • Durante estas primeras semanas de vida nuestro hijo se guiará en base a un único sentido: el olfato. Así que no te preocupes si durante este tiempo no alza su mirada hacia ti. Aún no es el momento.

El momento mágico acontece a los cuatro meses: te busca con sus ojos

Cada niño tiene sin duda sus propios tiempos de maduración. No obstante es sobre los 4 meses cuando un bebé empieza a desarrollar tanto la convergencia como la acomodación en su vista. Son dos procesos esenciales que le permitirán enfocar toda su atención en aquello que más le atrae: tú.

bebe recibiendo el pecho

No podemos olvidar los largos instantes que compartimos con ellos durante la lactancia. Esos instantes de sutil intimidad, de palabras y caricias harán que su campo visual de un día para otro amplíe fronteras para encontrarte. Es en esta edad cuando empieza a juguetear también con tu cabello, con tu ropa…

  • Cada niño lleva a cabo unas costumbres propias mientras se le da el pecho. Los hay más tranquilos y más nerviosos, pero estas conductas van cambiando y madurando semana a semana.

Crece ante tus ojos de forma muy rápida y es algo bueno.

Su mirada busca algo más que simple contacto visual

Este dato es importante. Cuando tu bebé empiece a mantenerte la mirada, háblale. El lenguaje no verbal es importante, pero en esos segundos en que vuestros rostros se encuentran es necesario estimular aún más sus emociones.

  • El modo en que le hables arrancará en tu hijo una sonrisa. Más adelante será una sílaba, una carcajada, después un gesto de curiosidad o de provocación para que interactúes más con él o con ella.
  • Porque no lo olvidemos, los ojos de un niño son como puertas que debemos saber abrir. Tras ellos, hay todo un mundo que estimular día a día a través de un solo hilo mágico: el del cariño.

bebe recibiendo el pecho

Más allá de lo que muchos puedan decir, los primeros meses de un niño no se basan solo en la necesidad de recibir cuidados y alimento. Un bebé “está despertando a la vida”. Y ahí, cada gesto cuenta, cada caricia edifica, cada palabra enciende su mente, y cada mirada, lo guía para asomarse al mundo.

 

Bibliografía

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  • Marrone, M., Diamond, N., Juri, L., & Bleichmar, H. (2001). La teoría del apego: un enfoque actual. Madrid: Psimática.
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