En el embarazo hay una serie de frutas que no están recomendadas, ya que podrían disparar los niveles de azúcar en sangre y aumentar el riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2. Hablamos de una etapa en la que hay que tener cierto cuidado con los carbohidratos simples, pues la incidencia de las patologías metabólicas se incrementa.
Antes de comenzar, hay que comentar que durante la gestación los requerimientos nutricionales se ven alterados. Normalmente, la necesidad de tener energía es superior, así como la cantidad diaria recomendada de proteínas. Estas últimas son fundamentales para conseguir que el feto se desarrolle correctamente, debido a que permiten el crecimiento de los tejidos.
Frutas no recomendadas en el embarazo
A continuación, te vamos a mostrar cuáles son las frutas que no están recomendadas en el embarazo. Es cierto que la ingesta de vegetales por lo general se considera positiva, pero aun así hay que tener cierto cuidado con algunos de estos comestibles para no causar picos glucémicos elevados.
Cerezas
Las cerezas concentran bastantes azúcares simples en su interior. Asimismo, pueden llegar a contener ciertos pesticidas que se acumulen en el tejido adiposo o que pasen al feto a través de la placenta, lo que se considera negativo. Eso sí, las antocianinas son una fuente de antioxidantes de muy alta calidad. Estos elementos se ha demostrado que reducen la incidencia de varias patologías crónicas y complejas.
Por su parte, los arándanos presentan más o menos la misma problemática. Se consideran positivos para la salud por los fitoquímicos de su interior. Sin embargo, sus azúcares provocan un pico glucémico importante, que quizás sea perjudicial durante el embarazo. Además, pueden portar pesticidas o químicos cuya exposición se debe evitar para no correr el riesgo de que el feto desarrolle malformaciones.
Cítricos
Los cítricos se recomiendan por su contenido importante en vitamina C. Hablamos de una vitamina que puede potenciar la función inmune, tal y como lo asegura una investigación publicada en la revista Nutrients. Esta consigue disminuir el riesgo de contraer enfermedades infecciosas y logra mejorar el manejo de los síntomas en caso de que aparezcan.
Sin embargo, el ácido cítrico puede ser algo agresivo para el estómago de una mujer embarazada. En este caso, es más probable que se sufran alteraciones como el reflujo gastroesofágico. Por este motivo, puede que sea necesario realizar ciertos ajustes dietéticos para evitar la progresión de la sintomatología, lo que puede causar gran malestar. Uno de ellos consiste en limitar la presencia en la pauta de los cítricos y de la comida picante.
Zumos no pasteurizados
En el embarazo hay que extremar las precauciones a nivel dietético con todos los alimentos que puedan concentrar patógenos en su interior. Los zumos no pasteurizados serían una posible fuente de infecciones. Todavía más si cuentan con leche entre sus ingredientes. Por este motivo, siempre habrá que prestar especial atención al etiquetado para observar si estos productos han sido sometidos a un tratamiento térmico. De lo contrario, no se deberán consumir.
Por otra parte, el zumo es una fuente de azúcares simples concentrados. Se desprecia la fibra del alimento, por lo que el paso a la circulación sanguínea será mucho más rápido. Esto provoca que el páncreas tenga que hacer un sobreesfuerzo para compensar, por lo que se incrementan los niveles de inflamación en el organismo. A partir de aquí, será más probable que se desarrolle una diabetes gestacional, incluso de tipo 2.
Cuidado con las frutas no recomendadas en el embarazo
Como has visto, existen algunas frutas cuyo consumo no está recomendado en el embarazo, aunque en otros contextos se consideren muy positivas para la salud. Lo cierto es que, en esta etapa, se da más prioridad a las verduras que a las frutas, puesto que aportan menos azúcares simples y cuentan con fitoquímicos antioxidantes más poderosos en su interior. Sea como fuere, los vegetales han de aparecer en la pauta diaria.
Para terminar, ten en cuenta que en la gestación hay que hacer varios ajustes a nivel dietético. No se puede comer carne cruda, hay que restringir al completo el consumo de alcohol y será muy importante cubrir los requerimientos nutricionales diarios. Así, se conseguirá que el feto se desarrolle adecuadamente y se evitará que la incidencia del sobrepeso o de patologías complejas durante las primeras etapas de la vida se incremente. Lo mejor en estos casos es apostar por la prevención y por unos buenos hábitos de vida.
Bibliografía
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