Cada vez con más frecuencia los niños logran asombrar a los adultos que tienen a su alrededor con razonamientos elaborados con una lógica impecable, limpia y hermosamente planteada.
Sin embargo, otras veces resulta difícil entenderlos, porque esa misma personita que en ocasiones resulta tan ecuánime, se irrita e irrumpe en terribles pataletas. Pero estas no tienen nada que ver con que su razonamiento no sea lógico, las pataletas surgen más bien de su poca capacidad de frustración.
Aunque parezca increíble, antes de que los niños alcancen el año de edad ya han desarrollado procesos de investigación, razonamiento y traducción de información aunque estos sean razonamientos simples. Todas las madres y padres saben ya de sobra que sus hijos aprenden imitando, pero también aprenden mediante el uso de las relaciones de causa y efecto entre un objeto o una situación u otra y el método del ensayo y el error. Todo esto lo usan para desarrollar las habilidades de lógica y razonamiento.
Sí, es cierto, todo esto resulta un poco abrumador, pero la ciencia ha demostrado que desde muy temprano, los niños descubren que sus comportamientos y acciones tienen un impacto en las conductas y las acciones de las personas que se relacionan con él.
Y para demostrarlo hay algunos ejemplos: Los niños lloran para señalar sus necesidades y sus padres casi de manera inmediata reaccionan para satisfacer esas necesidades. Cuando eso ocurre, asocian que si lloran sus necesidades estarán satisfechas; eso lo aprenden usando la lógica que desarrollan a través de la relación entre una causa y un efecto. ¡Simple, pero eficaz!
En las tareas de imitación también hay lógica
Más adelante, cuando el bebé ya puede tomar y manipular objetos, los aprende a usar a través de la imitación. Puede tocar un tambor de juguete cuando observa cómo se hace y es cada vez más consciente de qué sucede al repetir las mismas acciones una y otra vez, pues con la repetición está de nuevo evaluando las consecuencias de la relación que hay entre una causa y su efecto.
A esa edad es típico que dejen caer repetidamente un objeto desde una superficie elevada para hacer que sus papás lo levanten una y otra vez, y también para escuchar el sonido que hace al caer.
Durante el segundo año de vida, las habilidades de lógica y razonamiento de los niños van mejorando. Ese es el momento en el que usan el método del ensayo y el error para resolver problemas. Con dos años de edad ya comprenden mejor los patrones y las relaciones entre los impactos que ciertos comportamientos tienen su papá, mamá y hasta los abuelos y empiezan a aprovechar esos patrones de diversas maneras. Así es como por ejemplo si antes solo movía un objeto solamente con las manos, empieza a usar diferentes partes de su cuerpo, como los pies o la cabeza.
A los 24 meses de edad, los niños saben que ciertas acciones afectan a diversas personas y objetos de maneras diferentes. Entienden las funciones para las que se diseñaron varios objetos, y para los 36 meses de edad pueden resolver problemas más eficazmente. Así que prácticamente saben cómo aprender y moverse en el mundo real, el que tiene que ver con los objetos y con ciertas tareas que debe hacer o evitar hacer, como meter los dedos en el fuego.
Usa la lógica para entenderte con tu bebé
En este momento de su vida, a tu hijo solo le resta experimentar el mundo exterior porque ya sabe caminar, sabe jugar y también sabe que sus padres estarán siempre ahí para cuidarlo y amarlo sin importar qué pase.
No obstante, a medida que tu hijo crece resulta cada vez más difícil entenderte con él y esto a veces sucede porque los adultos no sabemos comunicarnos en su mismo lenguaje. Ellos solo entienden cuestiones lógicas, situaciones que ya han experimentado y que han evaluado a través del método de la causa y el efecto y de la imitación. Él sabe que si se acerca al fuego se puede quemar y que si camina imitando a su papá sus familiares se ríen y lo besan.
Muchas veces somos nosotros, los padres, quienes no entendemos las situaciones de injusticia a las que exponemos a los niños, las cuales exigen de una comprensión entre su razonamiento y las reglas sociales que ellos no entienden. ¿Cómo pedirle a un niño de la noche a la mañana que no haga una pataleta, si aprendió desde bebé que si lloraba satisfacían sus necesidades? Pues hablando, pero hablando en su idioma.
Al niño no le va a importar si la gente lo está mirando o no cuando llora desconsoladamente en el supermercado porque no le compraron un dulce. Él solo lo quiere y va a llorar hasta conseguirlo, sobre todo si sus padres lo han complacido en ocasiones anteriores. Su razonamiento lógico le indica: si funcionó una vez, funcionará siempre. Solo tengo que llorar para que me lo den.
Para resolver este problema, y muchos otros, es necesario hablar con él de manera calmada y explicarle por qué esta vez por ejemplo no obtendrá el dulce. Exponer la situación, mostrarle ejemplos y señalarle las posibles soluciones que tiene el conflicto harán que puedas entenderte con él.
Bibliografía
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