8 señales de madurez en la adolescencia

El camino hacia la madurez en la adolescencia implica cambios a nivel emocional y en la capacidad para tomar las propias decisiones. ¿Qué signos advierten este estado?

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La madurez parece un destino al que hay que llegar, sin embargo, es un camino que se transita a lo largo de la vida. Las diversas experiencias consolidan poco a poco los aprendizajes, las habilidades y las capacidades en las distintas etapas.

En este sentido, la adolescencia no es la excepción, pues durante esos años los humanos adquirimos y perfeccionamos los recursos que nos preparan para la vida adulta. También, es la época durante la cual reforzamos nuestra autonomía y definimos nuestra identidad.

Cada momento vital tiene sus propios “logros” y todos son necesarios para el crecimiento y el bienestar. Veamos cuáles son las señales de madurez en la adolescencia.

El camino hacia la madurez en la adolescencia

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El desarrollo psicoemocional ocurre de manera gradual. Cada individuo tiene su propio ritmo y sus peculiaridades, pero sigue el patrón de la especie en cada etapa.

Al principio de la vida, los niños están centrados en sí mismos y así, la primera infancia se caracteriza por el egocentrismo. Poco a poco, son capaces de entender las intenciones de los demás, lo cual les permite ponerse en el lugar del otro y empezar a ejercitar la empatía. Este es uno de los aportes derivados de la teoría de la mente.

Al llegar a la adolescencia, también suceden grandes cambios: surgen nuevos desafíos y aprendizajes y la opinión del grupo de pares pasa a ser crucial. Incluso, más importante que la de los padres y familiares.

A nivel psicológico, en la adolescencia los jóvenes reafirman su identidad, descubren quiénes son y se diferencian de sus progenitores. El sistema límbico cobra especial relevancia, dando prioridad a las emociones y dejando en un segundo plano las funciones de la corteza frontal (control y planificación).

Todos estos cambios que se suceden luego de la pubertad pueden dan lugar a que surjan algunas discusiones. Sin embargo, con paciencia y con límites claros, los conflictos típicos de la edad se superan de un momento a otro.

Los 8 indicios que sugieren que tu hijo adolescente ha madurado

Llega un momento en la adolescencia en el que los hijos comienzan a mostrar ciertos indicios de evolución. Por eso, a continuación vamos a compartirte cuáles son las principales señales de madurez emocional de los adolescentes:

  1. Responsabilidad por sus actos. No necesitan excusas, aún con vergüenza o enojo, pueden reconocer que han tomado decisiones inadecuadas.
  2. Opiniones personales. El grupo de pares es importante, pero todos los adolescentes son capaces de pensar y de opinar distinto, sin dejarse llevarse por el entorno (fenómeno de masa). A veces, los jóvenes pueden aceptar que hay situaciones con las que no están de acuerdo y apartarse de ellas, sin miedo “al qué dirán”. La influencia acrítica de los otros le deja paso al desarrollo del propio criterio.
  3. Relaciones afectivas y emocionales de calidad. Establecen vínculos interpersonales más sanos y con límites claros.
  4. Planteo de metas y de objetivos. Muchos adolescentes muestran responsabilidad, interés y voluntad por cumplir sus metas y esto es algo que hay que alentar. Por ejemplo, para la práctica de algún deporte o alguna actividad de su preferencia.
  5. Control de los impulsos. Cuando maduran, los adolescentes no reaccionan desde la inmediatez y son más reflexivos. Es decir, pueden detenerse a pensar qué es lo que quieren y qué les conviene.
  6. Mayor flexibilidad y apertura para escuchar. Pueden comprender que ciertas recomendaciones del mundo adulto pueden serles útiles y que no se trata de “controlarlos” o de “llevarles la contra”. A su vez, si las relaciones establecidas con los progenitores son de confianza, serán ellos mismos quienes se acerquen a pedirles un consejo o a compartir lo que les pasa.
  7. Abandono de los extremos. Muy relacionado con el punto anterior, ya no se trata de adoptar posturas polares para el confronte, sino aprender a ver y a valorar los intermedios.
  8. Dominio de la espera y la postergación. El sentido de la urgencia con el que se manejaban antes empieza a perder fuerza y pueden comprender que no tiene que ser “todo ya”.
  9. Autocuidado. Frente a la época de cierta rebeldía en relación a la higiene y a la imagen personal, los jóvenes son capaces de desplegar acciones de cuidado. Sus progenitores ya no deben recordarles el aseo o la importancia de la apariencia personal, sino motivarlos a que activen dichas conductas por sí mismos.

Por supuesto, cada joven tiene su propio estilo y personalidad. Por lo tanto, estas características de la madurez en la adolescencia se presentarán de distinta manera.

Asimismo, es necesario tener en cuenta que la madurez no es algo estático ni para toda la vida, sino que continuamos aprendiendo todo el tiempo, a partir de las experiencias que transitamos.

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Que tu hijo haya crecido no significa que no necesite más tus muestras de cariño. Por el contrario, le brindan seguridad y lo alientan a seguir su camino.

Acompañar y respetar el propio ritmo

Muchas veces, como los vemos grandes físicamente, creemos que nuestros hijos adolescentes ya no nos necesitan.

Cuando eran niños no les quitábamos la vista de encima, pero ahora que son más autónomos, confiamos en que son capaces de resolverlo casi todo. Sin embargo, la adolescencia no deja de ser un momento de crecimiento, que desafía y que plantea sus incertidumbres.

Por eso, si bien podemos permitir que disfruten de una mayor libertad, también es importante que les brindemos apoyo y seguridad para que sepan que estamos presentes. Será igualmente necesario respetar sus tiempos y sus espacios, aconsejar sin criticar, mostrarnos cercanos y asertivos, sin ser controladores.

Por último, la adolescencia también representa un desafío para los padres, ya que es un momento de independencia y de mucha reflexión. Los hijos empiezan a trazar su propio camino y en este escenario lo mejor es aprender juntos y acompañarse cada día.

Bibliografía

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  • Palacios, X. (2019). Adolescencia:¿ una etapa problemática del desarrollo humano?. Revista Ciencias de la Salud17(1), 5-8.
  • Stelzer, F., Cervigni, M. A., & Martino, P. (2010). Bases neurales del desarrollo de las funciones ejecutivas durante la infancia y adolescencia. Una revisión. Revista chilena de Neuropsicología5(3), 176-184.
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