Manos y pies fríos en los bebés: ¿a qué se debe?

Los recién nacidos aún no regulan bien su temperatura corporal. Pero, ¿hay que preocuparse cuando tienen las extremidades frías? Aquí te lo detallamos.

manos de mama y bebe recien nacido

Las manos y los pies de los bebés recién nacidos suelen estar más fríos en comparación con el resto del cuerpo. Esto es un fenómeno normal y no debería de generar alarma o preocupación. Te contamos por qué sucede y qué cosas debes tener en cuenta con ellos. ¿Nos acompañas?

Causas de las manos y pies fríos en los bebés

Al contrario de lo que se podría pensarse, las razones por las que las manos y los pies de los bebés está fríos no se relacionan con las condiciones climáticas exteriores. De hecho, responden a la inmadurez en el control de ciertos procesos corporales y te los vamos a explicar en breve.

Mala regulación de la temperatura corporal

Las manos de los bebés pueden sentirse aún más frías de lo que están, debido al contraste con la temperatura de las manos del adulto.

Por otro lado, si bien el cuerpo de los neonatos suele estar más tibio que el de los mayores, no ocurre lo mismo con sus extremidades. Esto sucede porque todavía no cuentan con un sistema de regulación de temperatura lo suficientemente maduro y se enfrían muy rápido. Y esto se manifiesta primero en las zonas más alejadas del core (o centro del cuerpo).

De acuerdo a una publicación de la Academia Americana de Pediatría (AAP) la temperatura corporal (central) normal de los bebés puede variar entre 36.1 y 38 °C. Por eso, solo cuando esta descienda por debajo del valor mínimo, será necesario abrigar un poco más al pequeño.

Baja actividad metabólica

bebe recien nacido en brazos de mama y papa
Los recién nacidos pasan gran parte del día dormidos y durante la vigilia, comen, digieren y defecan. Por eso, su actividad metabólica es bastante baja, comparada a otras etapas de la vida.

La vida de los bebés recién nacidos es muy tranquila y su rutina se limita a alimentarse, a digerir y a dormir. En general, su organismo no realiza grandes esfuerzos y no gasta demasiada energía.

Esto, que es algo saludable y normal en los bebés, puede conducirlos a presentar sus manos y pies fríos. Además, al efectuar menor cantidad de movimientos, sus extremidades reciben un menor flujo de sangre que otras zonas del cuerpo.

Los órganos que componen el sistema digestivo necesitan mucha más irrigación que las manos, pues cumplen un rol protagónico en esta etapa. A medida que el bebé madure y comience a movilizar las manos y los pies, estos aumentarán su temperatura.

Inmadurez del sistema circulatorio

La sangre no solamente se encarga de transportar el oxígeno por todo el organismo, sino que también transporta calor.

Los bebés recién nacidos tienen sistemas de circulación sanguínea inmaduros. Por lo tanto, prioriza la llegada de sangre a las zonas centrales y poco a poco alcanza las zonas más distales del cuerpo (como las manos y los pies).

La mayor parte del flujo sanguíneo se destina para los órganos vitales, como los pulmones, el cerebro o los riñones. Por ende, las extremidades aún no cuentan con un riego de sangre suficiente. De hecho, las manos y los pies pueden recibir tan poca sangre que es normal observarlos un tanto azulados y a esto se lo conoce como acrocianosis.

Fiebre, como causa de manos y pies fríos en los bebés

Cualquier temperatura superior a 38 °C se considera fiebre y esto no ocurre por sobrecalentamiento externo. Por el contrario, responde a mecanismos regulados por el cerebro como parte de la respuesta del sistema inmunitario ante una infección.

A pesar de que el cuerpo esté caliente, las manos y los pies del bebé pueden estar frías y esto es porque el cuerpo prioriza que llegue sangre al corazón para enfrentarse a esta situación adversa. Pues la bomba cardíaca enviará este fluido a donde corresponda.

Los bebés pequeños pueden poner de manifiesto una infección de diferentes maneras, además del aumento de la temperatura:

  • Rubicundez  en el rostro.
  • Color pálido o azulado alrededor de la boca o labios morados.
  • Ojos o piel amarillenta.
  • Mala actitud para alimentarse.
  • Diarrea o estreñimiento.
  • Disminución en la frecuencia urinaria (moja menos pañales de lo habitual).
  • Extrema irritabilidad o somnolencia excesiva.

Ante la aparición de uno o más de estos síntomas, se recomienda acudir a la sala de emergencias lo antes posible.

¿Qué hacer con las manos y los pies fríos de los bebés?

Si bien este fenómeno es una condición fisiológica y usual, existen algunas medidas para poner en práctica cuando lo detectes.

Corrobora la temperatura del ambiente

Un ambiente saludable para el bebé es aquel que mantiene una temperatura templada y una ventilación eficiente. De esta forma, ni el calor ni el frío extremos son adecuados.

La temperatura ambiental ideal es aquella que oscila entre los 20 y los 24 °C. En invierno, puedes usar un calentador para la habitación, pero asegúrate de no excederte en el nivel de calor ni restringir demasiado la circulación o la humedad del aire.

Ofrece el abrigo adecuado

El bebé tiene un escaso tejido adiposo y esto lo hace perder calor rápidamente. Por eso, si sientes las manos o los pies fríos, revisar la panza o la espalda. Si las zonas centrales están cálidas y el bebé tiene un color rosado, entonces se encuentra bien así.

Por el contrario, si sientes el abdomen, la espalda o el cuello un poco fríos, es posible que el bebé requiera más abrigo. Incluso, puedes agregarle unos guantes, calcetines o una pieza de abrigo para que la cabeza mantenga el calor. El contacto con tu cuerpo también lo ayudará a regular la temperatura.

recien nacido en brazos de su madre en otono
Los bebés recién nacidos pueden perder mucho calor a través de la cabeza, por lo que conviene cubrirla cuando la temperatura del ambiente es muy baja.

Consideraciones finales de las manos y pies frías en los bebés

En conclusión, es habitual que un bebé recién nacido tenga las manos y los pies fríos. Esto se debe a que muchas de las estructuras de su cuerpo están en desarrollo. En general, los pequeños logran nivelar su temperatura cerca de los 3 meses de vida.

Incluso los bebés mayores también pueden tener sus extremidades frías, pero ante esta condición es conveniente descartar otros signos de infección o de enfermedad. Y ante la duda, llamar al médico de cabecera.

Bibliografía

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