La paciencia es un valor sumamente importante para el ser humano, en diversos ámbitos de la vida. Básicamente se trata de la capacidad de saber esperar y tolerar.
De esta manera, evitamos ceder ante nuestros impulsos y ”estallar” de tal forma que pueda perjudicarnos a nosotros mismos o a los demás.
En lo que respecta a la educación y a la disciplina, la paciencia es un elemento clave para lograr que las lecciones sean aprendidas de una manera saludable.
Somos seres humanos
A pesar de que lo ideal es tener paciencia la mayoría del tiempo, somos seres humanos y, por ende, no somos perfectos. Muchas veces nos resulta imposible resistirnos a nuestros impulsos y luchar contra nuestra propia naturaleza.
Tener paciencia no se trata de renunciar a quien somos, sino de buscar el equilibrio para lograr un bien mayor para disfrutar en común.
Es importante cultivar este valor para evitar caer en el maltrato (sea físico o emocional). Cabe destacar que, el camino fácil no siempre es el más beneficioso. Los gritos, los castigos, las burlas y demás, solo crean distancia entre padres e hijos.
¿Cómo mantener un equilibrio entre nuestra naturaleza y lo saludable? La respuesta es: dar un paso a la vez. Si pretendemos adquirir un buen grado de paciencia en un día, nos desesperaremos y no lograremos lo que deseamos.
En cambio, si superamos las dificultades, una a una, progresivamente nos acercaremos a la meta. Hay que tener en cuenta que no existen fórmulas mágicas ni manuales de instrucciones, todo se trata de estar conscientes en el momento y procurar mejorar en la medida de lo posible.
La influencia de la paciencia en la disciplina
Cuando los niños son pequeños necesitan que seamos asertivos en su educación para que puedan ser adultos sanos el día de mañana. Por esta razón, tanto la disciplina como otros valores, son fundamentales a la hora de disciplinarlos.
Ciertamente debemos disciplinar a los niños, pero para hacerlo de la manera correcta, es importante trabajarnos a nosotros mismos primero. Si nosotros estamos bien, se nos facilitará tomar las decisiones a la hora de actuar.
Algunos consejos para cultivar la paciencia
- Evita pretender tener todo bajo control (hay que saber dar un margen de error, por nuestra propia salud y la de los demás).
- Las quejas no resuelven nada si no tomas acciones.
- Prueba ponerle humor a la situación. Esto te ayudará a aliviar la tensión y a restarle importancia al problema.
- No tengas vergüenza o miedo si te equivocas. Es válido pedir ayuda si nuestra intención es mejorar.
La paciencia y los conflictos
Por supuesto, los conflictos son los que realmente ponen a prueba nuestras capacidades y, en este caso, cuánta paciencia y tolerancia somos capaces de tener. Asimismo, existen diversos factores que influyen a la hora de actuar de una forma u otra.
Por ejemplo, si tuvimos un día malo en el trabajo, hay tráfico, la mascota hizo un desastre en el hogar y nuestro hijo no obedece, es muy posible que se nos dificulte tener paciencia. Una a una se acumulan las razones que nos llevan al colapso.
En estos casos lo importante es aprender a separar los problemas y a no dejar que se acumulen. Sí, puede que ocurran una serie de eventos desagradables, pero siempre se puede elegir seguir adelante y restarle importancia al problema para poder encontrar una solución pronto.
Debemos tener en cuenta que, la disciplina no es solo guiar a los niños, también consiste en dar un buen ejemplo.
Por otra parte, los conflictos no siempre son iguales ni tienen la misma intensidad. Por ejemplo, si antes de irnos a dormir nuestros hijos se acercan a nuestra cama e insisten en que los ayudemos con algo, es importante que les hagamos saber que es mejor esperar a primera hora de la mañana.
¡OJO! Es muy importante que cumplamos con lo prometido. Si decimos que los ayudaremos por la mañana, debemos hacerlo para reforzar el vínculo positivo.
Si es una cuestión de poca importancia y puede esperar hasta la mañana siguiente, poco a poco, el niño aprenderá a esperar. Esta es una forma de enseñarles a tener paciencia.
Sin embargo, si el niño está muy afectado por alguna razón, es importante que lo escuchemos y lo calmemos. Sobre todo a la hora de dormir, porque si los ignoramos, no conciliarán el sueño y el problema puede agravarse.
Recordemos que, para ellos, en ese momento el problema supone algo muy importante dado los recursos que tienen a su edad. Y si cuentan con nuestro apoyo a la hora de resolverlos, fomentaremos la confianza en ellos mismos.
Si en ese momento el niño nos pregunta o necesita comunicarse con nosotros pero no podemos atenderlo, explicarle por qué debe esperarnos y que, si lo hace, después contará con nuestra ayuda y total atención.
Cultivar el valor de la paciencia creará a un niño con una autoestima sana, habilidades sociales y valores sanos, interacciones positivas con otras personas e, incluso, ganas de aprender.
Bibliografía
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