Consejos de abuelas para primerizas

“Tenle paciencia a tu bebé, está llegando a un mundo nuevo, a un lugar desconocido para él. Y es muy probable que llore mucho porque no sabe comunicar de otra manera. Tú debes averiguar qué siente y aliviarlo, no te angusties, llénate de paciencia”. Ese es uno de los consejos de abuelas, mujeres que gozan de la sabiduría que se adquiere por haber sido madre varias veces.

“Las canas no son gratuitas”, dicen las abuelas. Y es que, realmente, su edad y su experiencia les han ayudado a forjar un criterio y un conocimiento únicos. No dudes en escucharlas.

Algunos consejos de abuelas

Algunas aconsejan a las madres primerizas que duerman cuando el bebé está durmiendo, pues será prácticamente su único momento para descansar. Otras, en cambio, dicen que esos momentos deben ser aprovechados para adelantar algunas labores del hogar.

Una de estas abuelas ha resaltado siempre a sus hijas lo beneficioso que resulta tomar agua de avena para que de sus pechos brote abundante leche y poder amamantar a su bebé. También subraya siempre que durante el período de lactancia es saludable consumir abundantes verduras y muchos líquidos.

Otra abuela aconseja a todas las madres primerizas que coloquen al bebé sobre el lado izquierdo de su pecho para que siga escuchando los latidos del corazón de su mamá. Ese sonido que le ha acompañado desde el instante que empezó a gestarse.

Alguna va un poco más allá. Dice que las emociones que experimentaste durante el embarazo también las siente el niño y las manifiesta. Si tú durante el embarazo agarraste muchas rabias o te la pasaste amargada, tu hijo durante los primeros días de nacido demostrará esa conducta, será un niño irritable. También afirma que ha conocido a madres que le hablaron muy poco al bebé durante su período de gestación y que por ello los niños resultan ser poco expresivos.

Una abuela de 60 años recomienda bañarse con agua donde previamente hayas remojado o hervido ramas de albahaca, altamisa y romero durante la cuarentena. “Es excelente porque ayuda a limpiar y desinflamar el cuerpo de la madre y además la protege de infecciones”.

Mitos de abuelas

Entre los consejos de las abuelas también hay algunas creencias curiosas, que parecen más mitos que consejos. Sin embargo, no está demás escucharlas; después de todo siempre se aprende algo. Y si no, al menos puedes asombrarte y divertirte con las creencias populares.

Una de esas creencias curiosas es la de que cuando el bebé está recién nacido no lo debe cargar otra mujer embarazada o con la menstruación porque el niño empieza a tener dificultades para defecar. Se advierte que la mamá del bebé no debe vestirse de amarillo porque la piel del niño también se torna de ese color.

Las abuelas por lo general son muy celosas de un fenómeno al que llaman sereno, término con el cual se refieren a las condiciones climáticas de la noche que generalmente son húmedas y frías. En muchas culturas latinoamericanas el sereno es casi como “el coco” que anda de noche y puede enfermar a los niños. Por eso las abuelas advierten tanto a sus hijas sobre él.

Muchas piensan que el sereno puede causar que el niño se resfríe o que empiece a hacer caquita de color verde. La verdad es que a la luz del pensamiento crítico es muy lógico que un niño recién nacido que sea expuesto al frío y la humedad de la noche sin el suficiente abrigo se pueda resfriar. Ahora, el otro consejo sí suena a mito. También suena a mito la creencia de que si una mujer durante su embarazo mira constante y fijamente a la luna a su hijo se le formará un lunar, más parecido a una mancha, en la cara…

Ciencia y experiencia

No debemos olvidar que vivimos en una etapa que está iluminada por el conocimiento que ofrecen las investigaciones científicas. Y por ello más de una persona se reirá y mostrará incredulidad ante estos consejos de abuelas. No obstante, nunca está de más mantener nuestro corazón y oídos abiertos, pues la sabiduría de nuestras mayores proviene de la experiencia de haber criado hijos anteriormente. Además, aportan un calor que puede equilibrar la frialdad de la ciencia.