¿Sabías que prolongar el uso del biberón y del chupete más allá de las edades recomendadas puede ser perjudicial para tu bebé? Si bien estos productos no son dañinos en sí mismos, el uso extendido sí lo es.
Tanto el biberón como el chupete son buenos aliados en la crianza de algunos niños y suelen convertirse en los infaltables de la rutina diaria. Pero es importante darles un buen uso para evitar la aparición de ciertos problemas de la boca. Te los contamos a continuación.
La acción del biberón y del chupete en la boca
El uso de las tetinas en los bebés, ya sea de los biberones o de los chupetes, es algo bastante naturalizado y habitual. A pesar de esto, no todos los padres conocen sus beneficios ni los posibles daños sobre la boca de sus pequeños.
Al estar en la cavidad oral del bebé, la tetina desencadena los movimientos de succión. Esta acción puede ser de tipo nutritiva (cuando se alimenta) o no nutritiva, la cual se utiliza para fines de relajación e incluso, para la prevención de la muerte súbita.
Dicho producto fue diseñado para simular las características del pezón materno, el cual se adapta perfectamente a la boca del niño. No obstante, el mecanismo de succión del pecho y de las tetinas es ligeramente diferente.
Con el pecho materno el bebé debe ejercer cierta fuerza y movimientos con su boca para ordeñar la leche de su mamá. Esto favorece a la nutrición, al crecimiento y al correcto desarrollo de las estructuras orofaciales.
Por el contrario, cuando el bebé se alimenta con el biberón el proceso es bastante más sencillo, ya que no se necesita hacer tanto esfuerzo para obtener el alimento. A la larga, esto puede favorecer a la hipotonía de los labios y de la lengua.
Con respecto al ofrecimiento del chupete, se sugiere no hacerlo hasta que la lactancia esté bien afianzada. Los niños que no usan este elemento encuentran otras maneras de calmarse, como la succión no nutritiva del pecho, de su mano o de la misma lengua.
Cambios en la succión
A medida que el bebé crece, la alimentación evoluciona y cambia. Alrededor de los 6 meses el reflejo de succión desaparece y el momento de la comida es ya un acto aprendido y voluntario. En este momento, la incorporación de los alimentos sólidos cumple un rol fundamental en el cambio de la forma de deglutir.
Por eso, hasta los 12 meses el uso del chupete y el biberón están recomendados. Pero luego de esa edad, es momento de retirarlos y pasar a beber en vaso.
Los peligros de prolongar el uso del biberón y el chupete
No retirar el biberón y el chupete a tiempo se asocia al desarrollo de ciertos peligros y efectos negativos en la boca de los pequeños. A continuación, mencionaremos las consecuencias más frecuentes de su utilización prolongada.
1. Maloclusiones orales
Este es uno de los peligros más usuales. Pues, la presencia de la tetina entre los dientes, la continuación de la succión y la falta de desarrollo de una deglución adecuada limitan el correcto desarrollo de las estructuras orofaciales.
El crecimiento inadecuado de los maxilares ocasiona arcadas dentarias más estrechas y paladares más profundos. Esto, a su vez, da origen a problemas de oclusión y malposiciones dentarias, como las que se detallan a continuación:
- Mordida abierta: es el desarrollo de un maxilar superior estrecho, cuyas piezas dentarias no contactan con las inferiores. Los incisivos superiores sobresalen hacia afuera y queda un espacio entre ambas arcadas que no completan la oclusión.
- Mordida cruzada: por un desarrollo inadecuado, las arcadas dentarias muerden de manera inversa a lo normal. Los elementos dentarios inferiores quedan por fuera de los superiores y le ocasionan al niño inconvenientes estéticos, fonéticos, masticatorios y digestivos.
- Alteraciones en la articulación temporomandibular (ATM): los peligros de sufrir problemas en esta articulación, como luxaciones o bruxismo, aumentan por el uso prolongado del biberón y del chupete.
- Malposiciones dentarias: prolongar la succión lleva a que la lengua empuje los dientes y favorezca a que salgan torcidos o que se muevan de su lugar.
En estos casos, los tratamientos con ortopedia y ortodoncia durante la infancia suelen ser necesarios para revertir y tratar estas maloclusiones.
2. Caries del biberón
Dormir con el biberón en la boca y mojar el chupete con sustancias dulces favorecen al desarrollo de caries de la primera infancia. Esta es una forma muy agresiva de la enfermedad, pues destruye rápidamente a las piezas dentarias de leche.
Se produce por la permanencia del contacto del azúcar (de la leche o de otras bebidas) con las superficies dentarias. Si además se agregan otros endulzantes, el problema es mucho mayor.
3. Problemas de los tejidos blandos
Otro de los peligros de prolongar el uso del biberón y el chupete es la alteración de la musculatura orofacial.
Al realizarse movimientos que no son adecuados para la edad del niño y a la vez, limitarse aquellos que sí lo son, se produce un desequilibrio en las estructuras de la cara. Estas alteraciones se manifiestan a través de deformidades, dolor o algunos de los siguientes síntomas:
- Eversión del labio inferior: esta estructura cae hacia afuera, pues no tiene el tono adecuado y ocasiona problemas para articular los fonemas.
- Hipotonía de la lengua: una lengua débil, sin fuerza, con bajo tono muscular y poca movilidad trae complicaciones para manejar el alimento en la boca, para deglutir y para articular las palabras.
4. Alteración de las funciones
Debido a las malformaciones y los desequilibrios que se producen, varias funciones de la boca pueden verse afectadas. Entre ellas se destacan las siguientes:
- Habla: la articulación de ciertos fonemas no es posible debido a los problemas en los labios, la lengua, el paladar o los dientes. A su vez, las dislalias pueden ocasionarle inseguridad o baja autoestima al niño.
- Deglución atípica: prolongar el uso del biberón y del chupete favorece al desarrollo de un mecanismo anormal para tragar. El niño apoya la lengua entre los dientes para deglutir y compensar el cierre bucal con la musculatura.
- Respiración oral: el uso de chupete favorece a la respiración oral, lo que da lugar a los paladares ojivales.
- Alteración de la postura cérvico-craneal: las alteraciones de las funciones deglutorias y respiratorias ocasionan una mala posición de la cabeza y del cuello para compensar el daño. Esto acaba por afectar la postura global.
5. Infecciones
La succión continua aumenta la producción salival y este exceso de humedad favorece al desarrollo de microorganismos en la boca.
La candidiasis oral o muguet son algunos de los peligros asociados al uso prolongado del biberón y del chupete. Se manifiestan como placas blanquecinas en las comisuras labiales o en la lengua.
Además, tomar el biberón en posición horizontal o mantener la succión constante puede afectar al funcionamiento de las trompas de Eustaquio y predisponer al desarrollo de otitis media a repetición.
Recomendaciones para evitar los peligros de prolongar el uso del biberón y el chupete
Para evitar todos los peligros por prolongar el uso del biberón y el chupete, retirar estos elementos a tiempo es la solución indicada. Pero en la práctica esto puede volverse un tanto dificultoso.
Alrededor de los 12 meses el niño ya está listo para beber en vaso y no usar más el biberón. Practicar el uso de la taza desde el inicio de la alimentación complementaria ayuda al pequeño a llegar al primer cumpleaños con esta habilidad dominada.
Mientras se utilice el biberón, es conveniente elegir tetinas con orificios de salida pequeños y con flujos bajos para estimular la musculatura orofacial. Además, es aconsejable alimentar a los pequeños en posición vertical y no acostados.
El uso del chupete puede continuar un tiempo más, pero no debe extenderse hasta más de los 2 años de edad. Por ende, es recomendable buscar otras maneras de calmar al niño, como mecerlo o cantarle alguna canción.
Ocuparse de una adecuada higiene bucodental del niño también contribuirá a prevenir las caries. Así mismo, se debe evitar agregar azúcar a las bebidas y no endulzar las tetinas. Tampoco dormir al niño con el biberón en la boca y realizar una limpieza oral luego de la toma, antes de acostarlo.
En ambos casos, dejar estos objetos de apego, placer y seguridad significan un duelo para los pequeños. Por eso, lo mejor es ser respetuosos y anticipar con tiempo la nueva situación. No es algo que ocurra de la noche a la mañana y hay que ser pacientes, pues acompañar el proceso con amor y mucha calma es fundamental.
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