El llanto de un hijo es el sonido más doloroso para una madre y el que causa más angustia y preocupación. Especialmente durante sus primeros años de vida, cuando el pequeño no puede comunicarse, oírlo llorar y contemplar su malestar puede generar una gran inquietud al no saber cómo consolarlo. Si en estos momentos tu bebé se despierta gritando y llorando durante la noche de forma frecuente, te contamos cuáles pueden ser las causas.
Has de tener en cuenta que, a través del llanto, tu hijo se comunica contigo, te alerta de que tiene necesidades que precisan ser satisfechas o reclama tu apoyo para ayudarle a regularse, ya que no puede hacerlo por sí mismo. Lo más importante en estas situaciones es que mantengas la calma y te dirijas a tu bebé con amor y serenidad. Elevar la voz, enfadarte o desesperarte solo incrementará la angustia del niño. Comprender qué le sucede te ayudará a actuar correctamente.
Descubre por qué tu bebé se despierta gritando y llorando
Una de las principales razones por las que un bebé se despierta gritando y llorando es por la ausencia de sus figuras de apego. No podemos olvidar que un niño es un ser vulnerable y dependiente que necesita de los adultos para sobrevivir. Tú sabes que está en casa y a salvo, pero para su cerebro primitivo el peligro es inminente.
Necesita tu presencia
Despertar y encontrarse solo en la oscuridad puede resultarle aterrador al pequeño. Por eso, el mecanismo más natural es recurrir al llanto para avisar a sus protectores. Además, hacia los ocho meses de edad, los bebés experimentan lo que se conoce como ansiedad por separación.
Se siente incómodo y frustrado
Los bebés tienen una serie de necesidades que precisan ser satisfechas. El alimento, la higiene y el confort son aspectos fundamentales para que el infante logre encontrarse a gusto y conciliar el sueño. Si tu hijo tiene hambre, tiene el pañal mojado o siente calor o frío, estará incómodo y necesitará de ti para solventarlo. Ten en cuenta que algunos niños son mucho más sensibles que otros a estas sensaciones y pueden necesitar ser atendidos con más frecuencia.
Lo mismo sucede si el bebé está enfermo o si comienzan a salirle los dientes. El dolor, la fiebre, la tos o los cólicos son situaciones incómodas con las que el pequeño no sabe cómo lidiar. Tu presencia y tu apoyo, por ende, resultan fundamentales para confortarle y ayudarlo a sentirse mejor.
No logra conciliar el sueño
Es posible que tu niño se despierte gritando y llorando porque no logra volver a conciliar el sueño. El descanso de los bebés es ligero y los despertares son frecuentes. Un ruido, una sensación incómoda o el cambio de fase del sueño son algunos de los motivos que los llevan a despertar. En este caso, el bebé aún está cansado, pero todavía no ha aprendido a volver a dormirse solo. Por lo tanto, el llanto es una expresión de frustración y una llamada de ayuda.
Sufre terrores nocturnos
Por último, si tu bebé se despierta gritando y llorando o si se muestra agitado y muy nervioso, es posible que haya sufrido un episodio de terrores nocturnos. Esta es una parasomnia común en los niños, pero que puede aparecer ya en los bebés entre los 12 y los 18 meses de edad.
Cuando esto sucede, el niño experimenta un miedo muy intenso, grita, llora y se muestra agitado y acelerado. El episodio suele durar de unos segundos a unos minutos y el infante, aunque parezca despierto, realmente no lo está. Por ello, es difícil despertarle, al tiempo que si se logra se encontrará muy confuso.
Más adelante, alrededor de los tres años, también pueden aparecer las pesadillas. En este caso, el infante sí se despierta y es capaz de recordar lo que ha soñado.
¿Cómo actuar si tu bebé se despierta gritando y llorando?
Ahora que ya conoces algunas de las causas más comunes por las que tu bebé puede despertarse llorando, te será más fácil comprenderle y ayudarle. Sin embargo, te ofrecemos algunos consejos que pueden serte útiles:
- Asegúrate de que sus necesidades estén satisfechas. En ocasiones, alimentar al bebé, cambiarle el pañal o taparlo con una manta es suficiente para aumentar su confort, calmarlo y favorecer su sueño.
- Consulta con el médico. Si existe alguna condición de salud, es importante que consultes con tu pediatra. No obstante, los masajes en las encías o los mordedores refrigerados pueden, por ejemplo, ayudar en la salida de los dientes. Del mismo modo, tus abrazos, tus palabras y tus arrullos pueden ayudar a tu bebé a sentirse mejor y a sobrellevar el malestar.
- Duerme cerca del bebé. Para los niños, dormir cerca de sus padres resulta sumamente tranquilizador. Así, sentir su presencia les ayuda a volver a dormirse tras un despertar. El colecho puede ser una buena opción, aunque depende de cada pequeño y de cada familia. En cualquier caso, acude a la llamada de tu hijo cuando sienta la angustia de despertar solo.
- Acércate a tu pequeño. En ocasiones los bebés se mueven y hacen ruido como parte del sueño y, si se espera unos segundos, pueden volver a dormir tranquilamente. Pero, en caso de que esto no suceda y el llanto continúe, acércate a tu pequeño, acaríciale, háblale o cántale suavemente. Déjale sentir que estás ahí. Permitir que un niño llore sin atenderlo puede generarle una gran ansiedad.
Una cuestión de tiempo
En definitiva, durante los primeros años de vida de un bebé los despertares con llantos pueden ser comunes. A medida que el niño madure cognitivamente, adquiera más independencia y aprenda a regularse, necesitará menos de tu apoyo y presencia constantes. Por ahora, cuídale con mimo para que crezca sintiéndose amado y protegido. Y, por supuesto, atiende sus llamados. Esto le evitará mucho sufrimiento presente y futuro.
Bibliografía
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