Por qué los padres no deben ser amigos de sus hijos

Los padres no deben ser amigos de sus hijos, deben ser sus padres. No podemos establecer con los menores una relación entre iguales, ya que perderíamos todo control sobre ellos y dejarían de vernos como adultos. Si quieres saber más sobre este tema, sigue leyendo.

¿Por qué los padres no deben ser amigos de sus hijos? Porque en caso de hacerlo, dejarían de ser padres y perderían el control sobre los menores. Es verdad que los métodos de crianza antes eran mucho más autoritarios. Es por esto que ahora buscamos formas más cercanas de relacionarnos, basadas en la confianza y el respeto. El problema es que corremos el riesgo de caer demasiado en la permisividad y que los niños acaben por sobrepasar ciertos límites.

Hoy en día, la educación de nuestros hijos está basada en la crianza respetuosa, pero debemos establecer unos límites e incorporar disciplina. De lo contrario, los adultos se ponen al mismo nivel que los hijos, lo cual acabará por producir dudas en ellos. Por eso, debemos tener mucho cuidado con esta relación. Crianza respetuosa, sí; amigos, no.

Los padres deben marcar límites

La amistad entre padres e hijos es un error. Los progenitores no debe ser amigos de sus hijos, ya que para los chicos un amigo es un confidente al que se le puede contar todo. En cambio, los adultos tienen que cumplir con su rol, marcar unos límites y no ser demasiado permisivos ni tan estrictos. Si, desde pequeños, brindamos a nuestros hijos una buena educación, esto hará que la relación esté basada en la confianza, el cariño y, por supuesto, el respeto.

Actualmente, se ha confundido la crianza respetuosa con dejar hacer a los pequeños lo que quieran, y ahí es dónde está el error. Hay padres a los que les supone un mayor esfuerzo poner límites o decir que no, aunque sea desde el cariño, que decirles a todo que sí y quedar bien. Esto es una equivocación. Puede que pensemos que así mejorará el vínculo con nuestros hijos, pero no es real. De esta forma, no desempeñamos nuestro papel de padres.

Si los padres pretenden tener un vínculo de amistad con sus hijos, solo lograrán que haya una relación simétrica y perderán autoridad.

Ser referentes de nuestros hijos

Hay una razón de peso por la que ser amigos de nuestros hijos es un error, y es el tipo de vínculo que formamos con ellos. La vinculación entre padres e hijos es mucho más fácil si las dos partes tienen estilos de apego seguro. Este se basa en conseguir que los pequeños vean en sus padres a sus referentes. Estos deben ser capaces de aprobar sus necesidades, buscar lo mejor para ellos, orientarles y estar siempre disponibles.

Esto desaparece si basamos nuestra relación con los hijos en la amistad. Desde esa perspectiva, los menores nos verán como alguien que está en su misma postura, con las mismas inseguridades y necesidades que ellos pueden tener. ¿Qué pasa entonces? Pues que todo esto origina el apego inseguro, lo cual les hará sentirse desorientados y sin saber cómo enfrentarse al mundo.

Por lo tanto, la crianza y la educación de los niños tiene que partir de saber posicionarnos y tomar cada uno su lugar. No debemos olvidar que siempre seremos el mejor apoyo para nuestros hijos.

¿Qué significa ser padres respetuosos?

Los padres respetuosos mantienen una relación honesta, cercana y de cariño con sus hijos. En esta conexión, los adultos siempre tienen en cuenta a sus pequeños para tomar decisiones en cuanto a su educación. Eso sí, siempre deben hacerlo desde la responsabilidad y dejar en claro las normas y límites que se han de respetar. ¿Qué podemos hacer para tener una relación con nuestros hijos basada en el respeto? Estos consejos podrán ayudarte:

  • Dedicar más tiempo a los hijos y darles menos caprichos.
  • Establecer unas rutinas y pautas para que puedan enfrentarse a su entorno de forma segura.
  • Tener en claro cuándo y cómo establecer los límites. Deberemos adaptar estos a su edad.
  • Hacer que nuestros hijos cumplan con los límites establecidos.
  • Enseñarles disciplina para que puedan saber por dónde pueden o no ir.
  • Saber escucharles cuando tengan algo que decir. Poner límites no quiere decir que prohibamos todo. Es importante negociar con ellos.
Un hijo no es nuestro igual y, por lo tanto, no es un amigo. En cambio, se trata de una persona que está a nuestro cuidado y a la que debemos ayudar a crecer de forma independiente y madura.

Confianza sí, amigos no

No todo vale para establecer un vínculo con nuestros hijos basado en la confianza. Tenemos que tener una comunicación fluida y una relación cercana, pero nunca comprometer nuestra autoridad para marcar algunos límites.

  • La relación debe estar basada en la confianza. Así, nuestros hijos podrán contarnos sus problemas. Aun así, los padres no debemos contar nuestras preocupaciones a los niños, ya que los cargaríamos con nuestra ansiedad, inquietudes y miedos.
  • Es recomendable que establezcamos unos vínculos basados en la calidez, el afecto, la confianza, la seguridad y el compañerismo. Sin embargo, siempre debemos establecer unos límites.
  • La confianza que tengamos con nuestros pequeños tiene que estar orientada a impulsar en ellos su madurez emocional, la responsabilidad y el autoconocimiento.

Generar un apego seguro

Ya has visto por qué los padres no deben ser amigos de sus hijos, ya que no se trata de una relación entre iguales. Siempre tienen que saber y tener en cuenta su posición y la nuestra desde el respeto. Tenemos que ayudarles al establecer unos límites para que se sientan seguros. Si nuestra relación se basa en la amistad, confundiremos a los chicos. En cambio, los adultos debemos ser sus referentes.

Ahora ya sabes por qué la amistad con los hijos es un error que puede acabar en un estilo de apego inseguro. Y esto trae las consiguientes consecuencias negativas para el desarrollo emocional de los pequeños.

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Bibliografía

Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.

  • Sánchez, G. (2012). La comunicación entre padres e hijos. De Esperanza para la Familia, 1-6.
  • Nardone, G., Giannotti, E., & Rocchi, R. (2013). Modelos de familia: conocer y resolver los problemas entre padres e hijos. Herder Editorial.
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