¿Mi bebé recién nacido puede estar cerca de la mascota?

La cercanía con las mascotas es muy importante. Sin embargo, es válido seguir algunas recomendaciones de seguridad antes de exponer al recién nacido. ¡Descúbrelas!

A todos los padres que tenemos una mascota nos preocupa la cercanía que puede tener nuestro bebé con los peludos de la casa. Sigue leyendo y entérate de todas las previsiones que debes tener para que tus consentidos puedan convivir.


En este post nos enfocaremos en cómo abordar la convivencia de perros y gatos con el nuevo bebé, esto por tratarse de los animales domésticos por excelencia.

Cómo se puede integrar al perro o gato en la nueva dinámica de una familia con un recién nacido, es una de las preguntas más frecuentes durante las consultas pediátricas, en las que el médico siempre recomendará cautela cuando se dispongan a presentarle el nuevo miembro de la familia al peludo de cuatro patas.

Y es que antes de tener hijos, las mascotas son el centro de nuestra atención, los consentidos de la casa que de una u otra manera pueden sentirse desplazados con la llegada de un bebé a la familia.

Los padres deben supervisar de cerca los acercamientos entre el bebé y la mascota

Bebé y mascota: acercamiento progresivo

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Si quieres seguir dándole amor y atenciones a tu perrito sin que perjudique la salud del bebé, ten en cuenta las siguientes recomendaciones:

Aunque sería maravilloso que nuestra mascota y el bebé se lleven bien desde el primer momento, son muchos los riesgos que debemos evitar durante el primer año de vida del niño.

  • Como amos de la mascota debemos analizar objetivamente si se trata de un animalito tranquilo, agresivo o pacífico. Esto será determinante cuando nos dispongamos a acercarlo al bebé.

Tanto los veterinarios como los pediatras coinciden en que la mejor manera de presentar la mascota al bebé, es teniendo a este en brazos y permitiendo que el animalito se acerque poco a poco, ya que seguramente querrá olfatearlo.

  • Después de estos primeros momentos, puedes permitir que el perro se mantenga cerca, pero no dentro, de la carriola o de la cunita del bebé, siempre bajo tu supervisión.
  • Una recomendación de oro es analizar cuál es la reacción del perrito o el gatito, cuando el bebé llora, este gesto podrá decirte si tu mascota se muestra nerviosa o, por el contrario, permanece tranquila junto al niño.
  • Es recomendable que los espacios donde el bebé come y descansa estén lejos de la mascota.
  • Después de los seis meses de edad, cuando el bebé  ya puede agarrar cosas con sus manitas, ten la seguridad de que buscará acariciar a la mascota.

No hay razón para que le prohíbas jugar con él, siempre y cuando estés pendiente de lavar sus manos inmediatamente después del contacto, ya que los niños suelen llevarse las manos a la boca.

  • Una vez que el niño esté un poco más grande, de 12 a 18 meses, puedes dejarlo que interactúe mucho más con el perrito, verás que será el mejor apoyo para entretener al bebé.

Ventajas de tener un perro en casa

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Expertos alergólogos señalan que la presencia de un animal en casa, sobre todo los caninos, puede ayudar a fortalecer el sistema inmune de los niños.

Al generar en el ambiente microbios llamados endotoxinas  que harán frente a los agentes encargados de desarrollar asma y afecciones respiratorias.

Sin embargo, es preciso tener en cuenta que las excepciones existen y que, en ese sentido, es posible que nuestro bebé sea vulnerable a la presencia de los pelos de una mascota porque producen en él dermatitis, rinitis alérgica o conjuntivitis.

Por esta razón, hay que seguir al pie de la letra la recomendación de procurar un acercamiento paulatino.

De esta manera, podremos advertir si el bebé presenta alguna reacción desfavorable cada vez que lo acercamos a la mascota, y de ser así, debemos consultar de inmediato al pediatra.

Si no notamos ninguna irregularidad, podemos seguir incrementando la frecuencia de los acercamientos y acortando las distancias entre el niño y el peludo.

Por supuesto, que es buena idea separar los espacios de cada uno. Podemos permitir que jueguen, compartan y que se hagan mimos, pero en lo que respecta al espacio en los que el bebé come o descansa, es importante mantenerlo alejado de la mascota, por lo menos durante los tres primeros años.

Si no se ha detectado ninguna reacción alérgica en el bebé, no hay razón para mantenerlo alejado de la mascota. Al contrario, puedes enseñarlos a ambos a interactuar, a compartir un espacio común como la sala, el jardín y sobre todo a respetarse.

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