Solemos pensar en los niños como seres inquietos, ruidosos y activos que disfrutan más en entornos brillantes y estimulantes. Sin embargo, no todos los pequeños son iguales. Para un niño con alta sensibilidad estos ambientes pueden resultar abrumadores.
Cerca de un 20 % de la población presenta la condición de alta sensibilidad, la cual afecta tanto a adultos como a menores y en similar proporción a niños y niñas. Sin embargo, dado que se trata de un porcentaje minoritario, estas personas pueden llegar a sentirse muy incomprendidas.
La alta sensibilidad es un rasgo hereditario e innato que se debe a un mayor desarrollo del sistema neurosensorial. Por lo mismo, es muy común que los niños altamente sensibles cuenten con al menos un progenitor con sus mismas características. Comprender las necesidades de estos menores y ayudarles a aprovechar sus capacidades resulta fundamental para su bienestar.
Principales características de un niño con alta sensibilidad
No siempre es fácil detectar a un niño con alta sensibilidad. A veces sus reacciones son confundidas con mal comportamiento o con ciertos trastornos psicológicos. Por ello, a continuación, te mostramos las principales características que has de tener presentes para reconocerlo:
- Estos niños son sensibles y empáticos, detectan con facilidad las emociones ajenas y experimentan estados emocionales de gran intensidad.
- Pueden sentirse abrumados en entornos muy estimulantes (con excesiva luz artificial, multitudes y bullicio). Por lo mismo, suelen disfrutar del tiempo a solas y de las actividades más relajadas.
- Son perfeccionistas y exigentes, se muestran muy sensibles a la crítica y se frustran con facilidad.
- Su piel puede ser hipersensible, de modo que son intolerantes a determinados tejidos y a las etiquetas de las prendas de ropa.
¿Cómo ayudar a un niño con alta sensibilidad?
El acompañamiento y la orientación de los padres resulta fundamental para los niños altamente sensibles. Estos adultos han de ayudarles a comprenderse a sí mismos y a gestionar su sensibilidad de una forma adecuada. Para lograrlo, son importantes las siguientes pautas:
Comprensión
Los niños con alta sensibilidad son una minoría y, por ello, en ocasiones no se comprende bien su forma de ver y entender el mundo. Con frecuencia, son tachados de dramáticos, teatreros o exagerados o se percibe su condición como un trastorno que hay que solucionar, cuando en realidad este rasgo de personalidad es totalmente válido. Por ello, el primer paso consiste en hacer un esfuerzo por comprender la percepción del niño, aceptarla y validar sus sentimientos, en lugar de ridiculizarle.
Inteligencia emocional
La educación en inteligencia emocional es esencial para todos los menores, pero especialmente para los niños con alta sensibilidad. Ellos necesitan aprender a identificar sus emociones, a nombrarlas y a lidiar con ellas para no sufrir de forma innecesaria. Pero para poder enseñar a tu hijo al respecto, es necesario que primero tú sepas reconocer y manejar tus propias emociones y las suyas.
Concretamente, sé cuidadoso a la hora de corregir a tu hijo si es altamente sensible, ya que estos pequeños son ya de por sí muy críticos y exigentes consigo mismos y tus comentarios pueden afectar a su autoestima si no los expones de forma asertiva.
Control de estímulos y entornos
El objetivo no consiste en “arreglar” al niño altamente sensible y hacer que se adapte a la forma de ser del resto, sino en respetar sus rasgos y características. Así, si detectas que a tu hijo le abruman ciertos espacios, como los centros comerciales, trata de permanecer en ellos menos tiempo y acompañarle a realizar más actividades al aire libre.
Por otro lado, si se siente más cómodo en tareas tranquilas o pasando tiempo en solitario, permítele esos espacios: no todos los niños tienen que jugar al fútbol o hacer gimnasia; quizá el arte o el yoga le resulten más atractivos y beneficiosos.
Técnicas de relajación
Estos niños pueden sentirse ansiosos o abrumados ante la intensidad emocional, por ello, puede ayudarles mucho conocer alguna técnica sencilla para regular su activación. La respiración profunda, la meditación o el mindfulness pueden ser alternativas útiles.
Las ventajas del niño con alta sensibilidad
Por último, es importante recordar que la alta sensibilidad no es una desventaja; es cierto que, en determinados momentos, puede resultar complicada de manejar para el niño, pero también le aporta cualidades muy especiales y ventajosas. Estos infantes son creativos, imaginativos, profundos, reflexivos y empáticos, y esto puede reportarles beneficios a nivel personal y social. Entonces, ¿por qué no reconocer y potenciar estas fortalezas? Esto ayudará, además, a reforzar la autoestima del niño y la imagen que tiene de sí mismo.
Bibliografía
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- Acevedo, B. P., Aron, E. N., Aron, A., Sangster, M. D., Collins, N., & Brown, L. L. (2014). The highly sensitive brain: an fMRI study of sensory processing sensitivity and response to others' emotions. Brain and behavior, 4(4), 580-594.
- de Beijl, K. Z. (2019). Niños con alta sensibilidad: Cómo entenderlos y ayudarlos a transformar sus diferencias en fortalezas. La Esfera de los Libros.