Autogestión del aprendizaje: ¿en qué consiste?

A medida que crecen, los niños han de ir adquiriendo autonomía a la hora de estudiar y realizar sus tareas escolares. Descubre cómo ayudarles a gestionar su propio aprendizaje.

Madre e hijo poniendo en práctica la autogestión del aprendizaje.

Durante los primeros años de escolarización, los estudiantes aprenden bajo la guía y la estrecha supervisión de los adultos. En el colegio, los profesores les muestran el paso a paso de cada actividad y les acompañan mientras aprenden a ejecutarla por sí mismos. En el hogar, son los padres quienes suelen asumir este rol, ayudando a sus hijos con las tareas escolares.

Sin embargo, a medida que avanzan de curso, los menores han de ir adquiriendo una mayor autonomía y es aquí donde resulta relevante la autogestión del aprendizaje.

En cursos superiores la supervisión adulta respecto al estudio es menos continua; sin embargo, se espera que los jóvenes rindan adecuadamente y logren alcanzar las metas educativas. Algo que también está cobrando importancia con las clases virtuales, en las que los estudiantes deben realizar una importante parte del proceso de aprendizaje por sí mismos.

Para tener éxito en este cometido deben contar con unas determinadas herramientas personales y seguir una serie de pasos de los que hablaremos a continuación.Niño aprendiendo a atarse los cordones de los zapatos gracias a la autogestión del aprendizaje.

¿Qué es la autogestión del aprendizaje?

La autogestión del aprendizaje (también denominado aprendizaje autorregulado) es el proceso activo mediante el cual un estudiante establece unas metas educativas e implementa una serie de acciones para alcanzarlas. Es decir, el joven no cuenta con un adulto que le motive o le inste a estudiar, que le diga cómo hacerlo y que supervise sus progresos. Es él mismo quien debe ocuparse de todos estos aspectos.

Con frecuencia, el bajo rendimiento académico de un estudiante puede deberse a un problema con la autogestión del aprendizaje. Tal vez en etapas anteriores su desempeño fuese adecuado, pero ahora que el acompañamiento adulto es menor, aparecen las dificultades. Por tanto, conocer las diferentes fases que componen el aprendizaje autorregulado ayudará a identificar en cuál de ellas se está fallando.

Interés y motivación

En primer lugar, es importante que el menor tenga interés por realizar ese aprendizaje y que sea capaz de mantenerse motivado durante el proceso. No es necesario que el propio contenido le resulte interesante; la motivación puede provenir del deseo de superarse a sí mismo, de obtener buenas calificaciones o simplemente de pasar de curso. En cualquier caso, el motivo debe estar presente para poder recurrir a él cuando flaquee la fuerza de voluntad.

Establecimiento de metas

Por otro lado, el joven ha de establecer una meta clara por la que trabajar. Por ejemplo, comprender tres temas de una asignatura antes de un mes o aprender a realizar un ejercicio de matemáticas durante esa semana. Si el objetivo no está bien especificado, puede resultarle más difícil organizar su tiempo de estudio o mantener la atención en lo relevante.

Confianza en sí mismo

Para poner en práctica la autogestión del aprendizaje, es necesario que el menor se considere capaz de hacerlo. Ha de tener una imagen positiva de sí mismo y una buena autoeficacia. De lo contrario, el temor a cometer errores o a no conseguirlo puede llevarle a procrastinar y a terminar saboteando sus propios intentos. Para que esto no suceda, resulta útil recordar otros momentos y situaciones anteriores en las que ha sido capaz de lograr una meta similar.

Monitorización del proceso

Fallar es parte de cualquier proceso de aprendizaje; por lo mismo, todo estudiante debe estar abierto a realizar cambios y reajustes sobre el plan inicial. Para esto, el niño o adolescente ha de revisar con cierta frecuencia sus avances y comprobar si todo marcha según lo esperado. De no ser así, habrá de preguntarse qué está fallando y reorganizar las metas o las estrategias.Profesora enseñando a sus alumnos la autogestión del aprendizaje.

La autogestión del aprendizaje es un camino de independencia

El aprendizaje autodirigido no solo les resultará útil a los niños y adolescentes durante sus años escolares. Estas habilidades adquiridas podrán aplicarlas en su vida adulta siempre que deseen adquirir un nuevo conocimiento o habilidad. En definitiva, se trata de desarrollar autonomía y dejar de precisar de un adulto para que el aprendizaje se produzca.

Siempre debe haber un experto que sirva de modelo y muestre unas pautas a seguir; y, del mismo modo, se puede (y es importante) pedir ayuda cuando sea necesario. Sin embargo, el proceso se vuelve cada vez más autónomo y el estudiante más independiente y seguro de sí mismo. Por ello, padres y educadores hemos de asegurarnos de ayudar a los menores a caminar hacia este tipo de autogestión.

Bibliografía

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