La procrastinación en la adolescencia

La procrastinación muchas veces esconde perfeccionismo, miedo al fracaso, o falta de control de los impulsos. Descubre las claves para hacerle frente.
La procrastinación en la adolescencia
Elena Sanz Martín

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Última actualización: 05 mayo, 2023

En la adolescencia, el volumen de tareas aumenta considerablemente, al igual que el nivel de responsabilidad que hay que asumir. En ocasiones, los jóvenes pueden sentirse desbordados, viendo su única salida en evitar las tareas. La procrastinación en la adolescencia tiene más que ver con factores emocionales que con una mala gestión del tiempo.

¿Qué es la procrastinación?

La procrastinación es el hábito de postergar actividades y situaciones que deben atenderse y, en su lugar, ocupar nuestro tiempo en tareas irrelevantes o agradables. Procrastinar es, por tanto, tomar la decisión de no hacer algo a pesar de saber que debes hacerlo. Es primar el confort a corto plazo por encima de las responsabilidades.

A pesar de lo que pueda parecer, esta no es una cuestión de falta de tiempo o mal manejo de mismo. Es claramente una conducta evasiva, relacionada con la incapacidad de controlar los impulsos y manejar las emociones negativas.

La procrastinación en la adolescencia.

Características de los procrastinadores

  • Impulsivos. Es más común que este hábito se dé en personas impulsivas y con dificultades de autocontrol. Por ello, es más frecuente encontrarlo en adolescentes que en adultos.
  • Perfeccionistas. Personas con un fuerte miedo al fracaso que no se permiten cometer ni un pequeño error. Esta necesidad de perfección les genera tal ansiedad que postergan la acción para no enfrentar a ella.
  • Baja tolerancia a la frustración. Aquellos adolescentes que no han aprendido a manejar las dificultades se sentirán más desbordados ante pequeños obstáculos. En lugar de encontrar una solución alternativa, se sentirán incapaces y querrán tirar la toalla antes de empezar.
  • Inseguridad. Personas con poca confianza en sí mismas y en sus habilidades. Al percibirse faltos de recursos personales para realizar la tarea, tienden a postergar el momento de enfrentarse al reto.
  • Sobreactivación emocional. Las personas con dificultades para regular sus estados emocionales se sentirán desbordados con facilidad. El estrés o la inseguridad que cualquiera puede sentir ante determinadas situaciones se magnifica en estas personas a tal punto de paralizarlas.

Consecuencias de la procrastinación en la adolescencia

En la procrastinación se encuentra un alivio momentáneo de los sentimientos negativos. Sin embargo, conlleva consecuencias importantes.

En primer lugar, tener tareas pendientes e inconclusas  genera una ansiedad que va creciendo cada minuto. Esta va derivando en una sensación de caos y falta de control sobre la propia vida. Se producen sentimientos de estancamiento, frustración e incapacidad de llegar a todo.

Según el área en el que se produzca, la procrastinación puede afectar a la vida académica, laboral y social de los adolescentes. Dejar las tareas para el último momento hará que estas queden inacabadas o deficientes, lo que repercutirá en el rendimiento escolar.

Por otro lado, si de forma continuada se evita tener conversaciones importantes con las personas allegadas, la relación y el vínculo se irán deteriorando, y los temas pendientes irán cogiendo más y más peso.

La procrastinación en la adolescencia.

Evitar la procrastinación en la adolescencia

  1. Divide tus objetivos en pasos pequeños y sencillos. Al hacerlo, esa meta lejana e inalcanzable se concreta en pequeñas tareas que no resultan tan intimidantes ni desagradables. De este modo, el impulso de evitación se reducirá notablemente.
  2. Toma conciencia plena de lo que te está ocurriendo. Mediante técnicas de mindfulness, trata de observar qué sentimiento es el que te lleva a procrastinar. Identificar el miedo al fracaso o el perfeccionismo ayudará a hacer frente a esa emoción y poder superarla.
  3. Busca el sentido y la motivación. En ocasiones nos negamos a hacer algo porque únicamente prestamos atención al malestar inmediato que va a generarnos. Si somos capaces de poner el foco en por qué es importante llevar a cabo esa conducta, tendremos una dosis extra de motivación. Quizá estudiar para el examen de matemáticas me resulte desagradable, pero es el camino que me llevará a mi sueño de ser médico.
  4. Emplea la técnica de los dos minutos. Para ello, has de dividir tus actividades pendientes en aquellas que tardarías dos minutos o menos en realizar, y las que te llevarían más tiempo. Para las primeras la regla es clara: hazlo ya, sin postergar. El resto, comienza haciéndolas durante dos minutos únicamente, y verás como sin darte cuenta, la inercia te llevará a continuar. Muchas veces es más costoso comenzar que mantenerse.

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