Probablemente, todos hemos escuchado hablar de la sobreprotección, ya que es un término que ha cobrado relevancia en los últimos tiempos. Y no es para menos, ya que sus consecuencias pueden ser serias y afectar a la personalidad de los niños, incluso en la edad adulta.
Sin embargo, para los padres y madres, puede resultar complicado entender cómo evitar la sobreprotección en el día a día. Así, una frase que lo define a la perfección es la siguiente: no hagas por un niño lo que él pueda hacer por sí mismo.
A veces es difícil dejar de ver a nuestros hijos como los bebés indefensos y dependientes de nosotros que un día fueron. Acompañar su crecimiento adecuándonos a sus capacidades en cada momento no es sencillo. Encontrar un equilibrio entre hacerles sentir seguros y fomentar su autonomía puede costar, pero es uno de las mejores contribuciones que podemos hacer para su desarrollo emocional.
¿Por qué sobreprotegemos a los niños?
La sobreprotección puede venir motivada por diversas causas y, paradójicamente, en la mayoría de los casos, existe una buena intención de fondo. Muchos de los padres y madres que sobreprotegen a sus hijos lo hacen con el fin de evitarles sufrimiento. Es el amor y el deseo de facilitarles la vida lo que les conduce, por ejemplo, a llevarles siempre la mochila, vestirles cuando ya saben hacerlo solos o hacerles las tareas escolares.
Cuando un niño siente miedo de afrontar un reto y se niega a intentarlo por inseguridad, algunos padres le animan a permanecer en su zona de confort. Esto puede proporcionarle alivio a corto plazo pero, pero, a la larga, está construyendo en su mente una idea de sí mismo como débil e incapaz. Del mismo modo, si solucionamos cada problema de nuestros hijos, les estamos impidiendo experimentar las consecuencias y crecer con ese aprendizaje.
En otros casos, sin embargo, los padres sobreprotegen a sus hijos porque esperan de ellos la perfección. Así, sobrevuelan por encima de los niños constantemente, tratando de controlar sus actitudes y conductas. Les dicen qué hacer y cómo comportarse, privándoles, así, de la posibilidad de cometer errores.
Es posible que estos pequeños nunca suspendan un examen y nunca tengan una falta en sus tareas escolares, pero ¿cuál es realmente el valor de todo esto si no es el menor quien ha alcanzado estos logros?
No hagas por un niño lo que él pueda hacer por sí mismo
El objetivo tampoco consiste en lanzar a nuestros hijos a una piscina en la que no hay agua, ni enviarles a afrontar un reto sin recursos para ello. Se trata de ir construyendo día a día su autonomía y su confianza en sus propias capacidades.
Para ello, no hagas por un niño lo que él pueda hacer por sí mismo. Mejor, dale las instrucciones y herramientas necesarias y permítele probar, equivocarse y mejorar en cada intento. Y, una vez domine una habilidad, deja que asuma esa responsabilidad de ahí en adelante.
Si tu hijo ya puede cepillarse los dientes solo, preparar su mochila para el día siguiente u organizar su tiempo de estudio, deja que lo haga. Evita estar constantemente encima de él, pues, de esta forma, le transmites la idea de que lo consideras incapaz de hacerse cargo y él se lo terminará creyendo. No sucede nada si un día olvida un libro en casa: esta experiencia le ayudará a ser más responsable en el futuro.
Igualmente, proponle participar y asumir desafíos dentro de sus posibilidades. Un niño tal vez no puede cocinar una tortilla por sí mismo, pero sí puede batir los huevos o echar el aceite en la sartén.
La autonomía se construye día a día
En definitiva, antes de hacer algo por tu hijo pregúntate si puede hacerlo solo. Si es así, permite que se encargue. Cuando se lleva mucho tiempo aplicando una dinámica sobreprotectora esto puede resultar complicado. Las primeras semanas o meses tendrás que hacer un esfuerzo para cambiar este hábito en ti y en tus hijos, pues ellos esperarán que sigas resolviendo todos sus problemas.
No obstante, recuerda que esas pequeñas tareas cotidianas están forjando su autonomía y su autoestima. Por ello, no hagas por un niño lo que él pueda hacer solo. De esta manera, le estarás mostrando tu confianza y permitiendo que él confíe en sí mismo.
Bibliografía
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- Albornoz Zamora, E. J. (2017). La adaptación escolar en los niños y niñas con problemas de sobreprotección. Revista universidad y sociedad, 9(4), 177-180. http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2218-36202017000400024
- Valdiviezo Reyes, C. B., & Léon Loaiza, B. J. (2019). La sobreprotección familiar y la incidencia en el desarrollo de la autonomía e independencia de los niños de 0 a 3 años (Bachelor's thesis). http://repositorio.unemi.edu.ec/bitstream/123456789/4763/1/2.%20LA%20SOBREPROTECCI%c3%93N%20FAMILIAR%20Y%20LA%20INCIDENCIA%20EN%20EL%20DESARROLLO.pdf