El paso al instituto es uno de los hitos más importantes y uno de los cambios más drásticos en la vida de un menor. Algunos de los jóvenes cambiarán de centro escolar y otros permanecerán en el mismo; pero, indudablemente, todos habrán de enfrentar retos y desafíos. Nuevas aulas, nuevos profesores, una mayor exigencia académica… Todas estas novedades se suman a la, ya de por sí, complicada adolescencia.
Desde el hogar hay ciertas pautas que podemos seguir para facilitar esta transición a nuestros hijos. Y muchas de ellas consisten en prever posibles dificultades y reforzar los recursos personales de los menores para hacerles frente. Así, con un poco de atención y esfuerzo conjunto, lograremos que esta experiencia les resulte emocionante en lugar de amenazante.
¿Cómo acompañar a los niños en el paso al instituto?
Actitud positiva
La actitud con la que se afronte el paso al instituto puede ser determinante, pues ya sabemos que las creencias se transforman muchas veces en profecías autocumplidas. Así, si el joven acude sintiéndose temeroso y poco preparado, esperando lo peor y percibiendo el cambio como negativo, su experiencia resultará mucho más desagradable.
Por lo mismo, es importante que los padres se expresen acerca de esta transición de una manera positiva. Que la enfoquen como un reto asumible e ilusionante. Han de transmitirle al joven la idea de que se abre ante él una etapa para la que está preparado y que le traerá maravillosas vivencias. De este modo, él mismo desarrollará una disposición más abierta al cambio.
Identificar los principales temores
Como en cualquier otra etapa del desarrollo, conocer los principales temores asociados resulta de gran ayuda. Hacia los doce años los menores comienzan a experimentar los denominados miedos sociales. Estos están relacionados con la necesidad de encajar y ser aceptados por el grupo de iguales. Así, es probable que tu hijo sienta miedo a no poder hacer frente a la exigencia académica, a no ser capaz de hacer amigos o a ser rechazado por los demás.
Mantén una conversación abierta y sincera con él y permite que exprese sus temores. Ponerlos en palabras reducirá en gran medida la carga emocional negativa. Y, además, os ofrecerá una idea de aquellas áreas que necesitan ser trabajadas.
Conocer el terreno
Algo que puede resultar muy beneficioso es permitir que el adolescente vaya familiarizándose con lo que será su nueva rutina a partir de ahora. Visitar las instalaciones del centro, curiosear su página web o hablar con algunos profesores puede ayudar al joven a sentirse más cómodo.
Del mismo modo, realizar el camino de casa al instituto antes del comienzo de las clases y contactar con otros jóvenes que vayan a ser sus compañeros puede servirle para aumentar su confianza ante el cambio.
Adquirir y desarrollar herramientas
Por último, si alguno de los miedos anteriormente detectados genera un malestar importante en el niño, será necesario abordarlo adecuadamente. Trabajar las habilidades sociales, la autoestima y el manejo de la ansiedad son tareas necesarias que pueden evitar problemas futuros.
Del mismo modo, el perfeccionismo, la intolerancia a la frustración o los malos hábitos de estudio pueden acarrear dificultades tras el paso al instituto, por lo que conviene prevenir.
El niño debe pasar al instituto sintiéndose confiado y seguro de sí mismo, siendo capaz de manejar sus emociones y sus relaciones sociales. Nadie conoce a tu hijo mejor que tú, por lo que, si percibes que presenta carencias en algunas de estas áreas, habrás de plantearte buscar una ayuda profesional que le ayude a reforzarlas.
El paso al instituto es una transición
Es completamente natural que un joven sienta cierto temor ante el paso al instituto, y este será mucho mayor cuántos más cambios tenga que afrontar. Por ello, como padres, hemos de recalcarles que los nervios, la incertidumbre y la incomodidad iniciales son pasajeros. Está bien si los primeros días no hacen amigos, no comprenden bien el funcionamiento de las asignaturas o no encuentran su clase. Con el tiempo, todo se irá acomodando.
Hemos de recordarles que son capaces, inteligentes y valientes, y que poseen todo lo necesario para asumir esta etapa de su vida de forma exitosa. Una buena preparación puede ayudar a que la transición sea más llevadera, por ello, no dudes en dedicar un tiempo a preparar y acompañar a tu hijo para atravesarla.
Bibliografía
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