Muchos niños coleccionan objetos sin valor real, como piedras o pegatinas. Y la mayoría de ellos mantiene su cuarto más desordenado e intransitable de lo que a sus padres les gustaría. Sin embargo, en aquellos que padecen trastorno de acumulación compulsiva estas características se exacerban e impiden el normal funcionamiento de la vida diaria.
Si el menor sufre de esta condición, probablemente los conflictos familiares serán constantes y el ambiente en el hogar se habrá vuelto desagradable para todos. Mientras los padres se desesperan por lograr que el niño se deshaga de la ingente cantidad de objetos que acumula, para este la sola idea de pensarlo se torna una auténtica pesadilla. Entonces, ¿qué ocurre durante este trastorno? ¿Cómo se puede abordar?
¿Qué es el trastorno de acumulación compulsiva en los niños?
El trastorno de acumulación compulsiva se caracteriza por la imposibilidad de deshacerse de objetos y posesiones. El menor que lo padece tiende a adquirir y guardar elementos de lo más diverso, con o sin valor real y se siente incapaz de desprenderse de ellos. No se trata de una conducta de coleccionismo, ya que los objetos acumulados no guardan relación entre sí ni siguen patrón alguno. Puede acumular desde juguetes a papeles, piedras o tubos de papel higiénico.
Del mismo modo, la cantidad de desperdicios acumulados es tal que los espacios del niño terminan por volverse inhabitables. La preocupación por sus posesiones acapara, gran parte del tiempo, la energía mental del pequeño y la idea de tener que descartar alguna de ellas le produce un enorme malestar. Es decir, sus reacciones emocionales ante los objetos son muy intensas, pese a que estos no cuenten con ningún valor real o simbólico.
¿Por qué se produce?
Aún no están claras las causas que provocan la aparición del trastorno de acumulación compulsiva. Sin embargo, existe cierta evidencia que parece indicar un 50 % de influencia de factores genéticos. Además, en la mayoría de los casos existe otra patología mental asociada, como trastornos de ansiedad o del estado de ánimo.
Del mismo modo, parece ser más frecuente en aquellos menores que padecen TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad). También es posible que la ocurrencia de un evento traumático o estresante desencadene la aparición de los síntomas o empeore su gravedad.
Por otro lado, es importante recalcar que se trata de un desorden crónico y progresivo. Los casos durante la infancia y la adolescencia son poco frecuentes, pero en caso de aparecer, es probable que avancen y aumenten su severidad con el paso de los años. Por lo mismo, es importante intervenir lo antes posible.
Tratamiento del trastorno de acumulación compulsiva en los niños
El tratamiento de este desorden puede resultar complicado debido a que quien lo padece no es consciente de tener un problema. Por lo general, se suele buscar ayuda para los otros trastornos comórbidos que aparecen y es aquí cuando se detecta la tendencia a la acumulación compulsiva. Además, cuando al niño se le intenten quitar sus posesiones, reaccionará con ira, frustración y enojo hacia los adultos.
La intervención dependerá, en gran medida, de la edad del pequeño, pues los menores de 9 años aún no poseen las capacidades cognitivas necesarias para aplicar ciertas técnicas psicoterapéuticas. En este caso, el papel de los padres será fundamental. En primer lugar, para evitar que el niño adquiera y recopile nuevas posesiones y, en segundo lugar, para incentivarle a deshacerse progresivamente de los objetos que ya posee.
Cuando el menor tiene más de 10 años, es posible (y recomendable) aplicar una psicoterapia cognitiva conductual. La misma irá dirigida a ayudar al niño a comprender sus sentimientos y el origen del trastorno y a modificar sus pensamientos y conductas.
Será importante trabajar los vacíos emocionales y los temores que llevan a acumular para sentir seguridad. Y, del mismo modo, habrá que enseñar y reforzar la toma de decisiones y la confianza en uno mismo. Así, el pequeño será progresivamente capaz de ir descartando objetos.
Igualmente, si existe cualquier otro trastorno mental, es imprescindible abordarlo de manera específica, pues este puede estar exacerbando los síntomas de acumulación. En cualquier caso, pese a la dificultad que pueda acarrear el tratamiento, es importante realizarlo. De lo contrario, estaremos comprometiendo el bienestar y el futuro del niño.
Bibliografía
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