Cuando los niños crecen sin límites, se acaban perdiendo y sintiéndose inseguros y desorientados. Si vamos por un camino y no hay una barrera que nos indique que el sendero acaba en un acantilado, al final, acabaremos cayendo.
Algo así pasa con los menores que crecen sin ninguna limitación que le indique qué dirección deben coger y qué peligros tienen que evitar. Los límites son importantes para la salud psicológica de los niños.
¿Qué sucede cuando los niños crecen sin límites?
Lo más fácil para dejar de oír el llanto de nuestro hijo cuando quiere algo es siempre dárselo. De esta manera, dejaremos de escuchar sus gritos y sollozos que, la mayoría de las veces, desembocarán en una rabieta. Puede que esto nos ayude a calmarlo a corto plazo, pero a la larga habrá consecuencias.
Si el pequeño no encuentra límites y normas a lo largo de su infancia y adolescencia, ¿sabes qué puede suceder? Te lo contamos a continuación.
Si los niños crecen sin límites, habrá consecuencias
Tendrá una baja tolerancia a la frustración
Cuando un niño no ha experimentado el hecho de que todo no puede conseguirse, no conocerá lo que es la frustración. Por tanto, en cuanto haya algo que no le salga como el querría, no sabrá enfrentarse al sentimiento de frustración.
Si los niños crecen sin límites, se sentirán confusos y desorientados
Cuando un niño carece de límites, lo entenderá como una falta de cariño y de atención por parte de sus padres. Crecerá con estos sentimientos y acabará culpando a sus progenitores por ello.
No valorará lo que tiene, será un niño caprichoso
Si todo lo que quiere lo consigue, esto lo que hará será que su deseo cada vez sea mayor. Si todo lo que quiere lo obtiene fácilmente, no percibirá el valor que tienen las cosas, porque no habrá tenido que hacer ningún esfuerzo para conseguirlas.
Se sentirá desprotegido
La falta de límites le producirá baja autoestima y falta de confianza en sí mismo.
Se convertirá en un manipulador
Si desde pequeño ha conseguido manipular a los padres para conseguir lo que ha querido, cuando sea mayor habrá aprendido a manipular para conseguir lo que quiere. Son lo que llamamos “pequeños tiranos”, que acaban siendo adolescentes manipuladores y prepotentes.
No sabrá controlar sus emociones
El vacío que sienten por la falta de limitaciones acabará generando un vacío en su vida y una incapacidad para controlar la tristeza o la ira. Acabará siendo infeliz.
No tendrá paciencia y no sabrá esperar
Si desde pequeño le decimos a nuestro hijo a todo que sí, este acabará pensando que las cosas no necesitan esfuerzo para conseguirlas. Será impaciente, actuará por impulsos y, si no consigue algo de forma inmediata, acabará desesperándose y esto le provocará rabia y confusión.
Dificultades en sus relaciones sociales
Si no ha tenido límites, puede que en la relación con otros acabe sobrepasando la barrera del respeto hacia los demás y, de esta manera, acabarán alejando a la gente de su lado.
Falta de autocontrol cuando los niños crecen sin límites
Los límites también enseñan responsabilidad, marcan los límites de uno mismo y hacen que uno aprenda a autogestionarse desde que se es pequeño.
Sentimiento de inseguridad
Un niño que no tiene límites impuestos no sabrá lo que debe o no hacer. Un menor necesita estas limitaciones para poder desenvolverse de forma adecuada en su vida.
Cuando los niños crecen sin límites, ¿cómo podemos aplicarlos?
Establecer límites a nuestros hijos no quiere decir que nos impongamos ante ellos en cuestiones sin sentido. Tampoco significa vulnerar sus derechos, no dejarles hablar, dar su opinión o gritarles. Es establecer unas normas y limitaciones consensuados con ellos, respetando su libertad y siendo flexibles. ¿Cómo podemos establecerlos?
Ser flexibles con las normas, pero dejar claro siempre dónde está el límite
Las normas tienen que ser claras para no crear confusión y han de explicarse a los niños para que entiendan por qué se ponen.
Los límites tienen que estar consensuados por ambos progenitores
Tienen que ser establecidos y respetados por ambos, así que hay que llegar a un acuerdo sobre lo que sí y lo que no puede hacer nuestro hijo.
No ceder nunca
No debemos “ablandarnos”. Los límites tienen que ser aplicados siempre. Si un día nos los saltamos, después va a ser muy difícil volver a establecerlos.
Ponerlos desde el respeto
Poner límites no quiere decir que utilicemos la ley del más fuerte. Podemos y debemos aplicarlos desde el amor y el respeto hacia nuestros hijos.
Las bases más importantes son el amor y los valores
Si los límites los aplicamos siguiendo unos valores, el niño tendrá unos pilares sólidos, razonados y fuertes en su educación.
Cuando los niños crecen sin límites…
En definitiva, si los niños crecen sin límites, acabarán perdidos, desorientados y con falta de seguridad, y esto acabará perjudicando su salud, sobre todo la psicológica. Ya has visto lo importante que es establecer unos límites si quieres que tu hijo crezca sano y feliz.
Ahora solo falta poner en marcha algunos de los consejos que hemos visto en este artículo. ¿A qué estás esperando? ¡Ponte manos a la obra!
Bibliografía
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Wild, R. (2011). Libertad y límites. Amor y respeto: Lo que los niños necesitan de nosotros. Herder Editorial.
- Troice, E. M., & Icaza, M. A. V. A. (2001). Como Poner Limites a Tus Ninos Sin Danarlos/How to Set Limits on Your Children Without Hurting Them: Respuestas a los problemas de disciplina mas frecuentes practicando una educacion positiva/Answers to the most frequent discipline problems practicing. Editorial Pax México.
- Guerrero Silva, E. M. (2014). Poner límites: una manera de amar a los hijos: una propuesta de talleres para padres y madres de niños de 5 años de edad.