Seguro que, sin saberlo, alguna vez has utilizado con tus hijos el principio de Premack, también conocido como la ley de la abuela o principio de la probabilidad diferencial. Esta es una teoría basada en el condicionamiento operante, que suele ponerse en práctica con el objetivo de modificar y mejorar la conducta de los niños.
Si quieres saber a qué nos estamos refiriendo exactamente, presta atención a lo que vas a leer a continuación, pues te explicamos más sobre el tema.
¿Conoces el principio de Premack o la ley de la abuela?
Como su propio nombre indica, este principio fue propuesta por el psicólogo estadounidense David Premack, quien afirma que un estímulo que ocurre muchas veces puede actuar como reforzadores positivo de un estímulo que tiene lugar con menor probabilidad, lo cual no sucede a la inversa.
Dicho de otro modo, el hecho de realizar primero algo que a uno le gusta menos y luego algo que le gusta más (a lo que se le suele dedicar más tiempo), hace que uno se sienta más predispuesto a llevar a cabo la acción menos preferida.
¿Cómo se explica esto? ¡Muy sencillo! Tal y como defiende el psicólogo conductista Burrhus Frederic Skinner, el comportamiento viene determinado por las consecuencias que se obtienen con dichos actos, de modo que se tiende a repetir aquellas conductas que van seguidas de una recompensa. Y, ¿qué mejor recompensa que una actividad que a uno le gusta hacer?
“Las consecuencias de un acto afectan a la probabilidad de que se produzca de nuevo”.
– Burrhus Frederic Skinner –
De forma innata, el ser humano muestra mayor atracción y motivación hacia las tareas que le resultan agradables. Por tanto, en la educación de los hijos, estas tareas se pueden utilizar como incentivos o reforzadores eficaces después de que el infante realice una conducta deseada, como ordenar el cuarto, recoger los juguetes, hacer la cama, etc.
Pero ¿por qué el principio de Premack también es denominado como la ley de la abuela? Realmente, con la formulación de este principio, David Premack solo describió lo que ya se llevaba empleando durante años en la crianza de los hijos y de los nietos, algo que estaba presente en la sabiduría popular de las abuelas: “primero haz lo que yo te pido y después lo que tú quieras”.
¿Cómo elegir los reforzadores adecuados?
Para elegir cuáles son las tareas que pueden actuar como reforzadores positivos adecuados, hay que conocer muy bien los gustos y preferencias del niño en cuestión.
Por tanto, es muy importante observar con atención a los pequeños, hablar con ellos y fijarse en cómo disfrutan de su tiempo libre, pues solo así uno podrá determinar qué es lo que más le motiva, lo que puede ser útil para condicionar su conducta.
Y recuerda: para que el principio de Premack sea efectivo, es necesario que la acción menos preferida se realice antes que aquella que ya resulta agradable de por sí. Pero nunca se debe hacer al revés, ya que la motivación se perdería.
“La forma en que se lleva a cabo el refuerzo positivo es más importante que la cantidad”.
– Burrhus Frederic Skinner –
El principio de Premack en la educación de los niños
Toda madre, padre o educador ha aplicado alguna vez el principio de Premack para lograr que los niños realicen una conducta. Por ejemplo, a la hora de comer, es muy común decirle a los pequeños que primero se coman las verduras (estímulo menos agradable), para después poder tomar el postre (estímulo muy agradable). Lo cual resulta increíblemente eficaz.
En definitiva, te animamos a que utilices dicho principio de forma consciente en la educación de tus hijos. ¡Verás lo bien y rápido que responden!