¿En qué consiste la estrategia QQQ para aprender?

Presentamos qué es y cómo funciona la técnica QQQ de enseñanza, una innovadora estrategia para que los niños aprendan de una manera más entretenida.

Niño dibujando animales.

¿Es útil la estrategia QQQ para aprender? ¿Cómo es posible aplicarla? Dentro del campo de la pedagogía y la didáctica, existen muchas estrategias y metodologías para enseñar a aprender a los niños. Y muchas de ellas tienen como finalidad conseguir un aprendizaje significativo a través de un proceso ameno, creativo y divertido.

En este sentido, la estrategia QQQ para aprender se trata de una técnica importante, útil e innovadora que ayuda a los niños a descubrir las relaciones que existen entre las distintas partes de un todo, desde tempranas edades, mientras hacen uso de su imaginación.

Técnica QQQ: qué veo, qué no veo, qué infiero

Esta estrategia ayuda a poner en relación los distintos elementos o aspectos que permiten comprender un tema. En otras palabras: frente a un concepto en cuestión, se trata de establecer las relaciones posibles que puedan existir entre los distintos componentes que lo constituyen. Para ello, se debe poner en marcha y utilizar un razonamiento hipotético, crítico y creativo.

La estrategia QQQ para aprender se caracteriza por tres factores o elementos claves. A continuación los explicaremos y te diremos cómo usarlos para potenciar el aprendizaje de los niños.

1. ¿Qué veo?

Es todo aquello que se aprecia a simple vista, es decir, lo que se observa, conoce o reconoce del tema en cuestión. Con la aplicación de esta técnica en los contextos infantiles, lo que se busca es que el niño vaya desarrollando sus habilidades de observación y atención. Veamos cómo puedes fomentar esta Q en el pequeño.

  • Investigación sensorial: Ofrécele herramientas para que explore y observe. A su vez, anímalo a reconocer los objetos mediante sus diferentes sentidos: el tacto, el oído, la vista, el olfato. ¿Cómo se siente? ¿Qué sonido emite? ¿Qué apariencia tiene? ¿A qué huele?
  • Descripción: Aliéntalo a describir las características del concepto, tema, objeto, persona o animal analizado. Esto le permitirá no solo reconocer mejor lo que ve, sino también reforzar su vocabulario.
  • Representación gráfica: Una estrategia muy útil para afianzar la observación es el dibujo y la pintura. Por ende, motívalo a dibujar lo que ha visto y a colorear sus partes. La expresión gráfica es adecuada para trabajar en el análisis de objetos concretos. Para abordar temas abstractos no es sencilla de usar.
  • Comparación y contraste: Exhórtalo a buscar las diferencias y semejanzas entre lo analizado y otro objeto o concepto similar. Esto puede potenciar su capacidad de observación porque tiene que ser más minucioso.

Este primer componente fomenta el desarrollo de las capacidades de observación, mientras potencia la atención y la concentración. A través de la exploración sensitiva, se inicia la construcción de una comprensión más amplia del objeto de estudio.

2. ¿Qué no veo?

Es todo aquello que no se puede observar o apreciar de forma directa. Es lo que no está contenido de forma explícita en el tema (esto no significa que no exista o esté). Por ejemplo, de un producto u objeto podemos saber de qué está compuesto, pero no conocemos cómo se ha llegado a su elaboración o construcción. Aquí te dejamos algunas ideas para potenciar esta «Q» en el niño:

  • Estimulación de la curiosidad: Hazle preguntas que lo reten a pensar sobre los aspectos que están quedando fuera del campo sensorial o de la descripción. ¿Qué hay más allá? Anímalo también a hacer sus propias preguntas y a imaginar otras posibilidades.
  • Creación de historias: Fomenta la construcción de relatos que visibilicen lo que está quedando por fuera de la experiencia sensorial.
  • Investigación: Acompáñalo a investigar qué es aquello que no está visible. Proporciónale recursos y oportunidades para que pueda descubrir, de manera autónoma, lo que no ve.
  • Diálogo constructivo: Motívalo a pensar en otras perspectivas o posibilidades que no están presentes. Si tiene la oportunidad de interactuar con otros niños, invítalo a preguntarles qué no logran ver ellos, así podrá ampliar su punto de vista.

La segunda «Q» es una invitación a descubrir lo que está en la profundidad. No hay que quedarse en lo visible, sino ir un poco más allá, y desvelar la influencia de lo que no se ve.

3. ¿Qué infiero?

Es lo que se deduce de un tema o situación en concreto. Esto es posible hacerlo a partir de relacionar lo que se ve y lo que no se ve. Es decir, son estos dos primeros elementos los que permiten establecer una conclusión final sobre el tema. Para facilitar este componente en el niño, intenta lo siguiente:

  • Predicciones: Pregúntale qué supone y qué puede suceder a partir de lo que ha observado. Indaga en posibles consecuencias positivas o negativas. De igual modo, puedes averiguar qué usos podría tener el objeto analizado o el concepto estudiado.
  • Exploración de asociaciones: Guíalo a encontrar relaciones entre la experiencia que ha tenido con el tema de estudio y los sucesos de su vida cotidiana.
  • Preguntas abiertas: Hazle preguntas que le permitan ir más allá de lo descrito. Por ejemplo: «¿Cómo crees que se sentirá el personaje?», «¿Por qué piensas que ocurrió eso?».
  • Variaciones contextuales: Modifica el entorno del objeto en estudio y plantea interrogantes sobre las consecuencias de tal cambio. Por ejemplo, si el foco de análisis son los peces, podrías cuestionar qué sucedería si un pez es retirado del agua, o explorar cómo sería la existencia de esta criatura si fuese trasladado a un río.

La última «Q» es la parte de esta técnica de estudio que le permite al niño y a las demás personas afianzar y flexibilizar los conocimientos nuevos. Mediante este componente, se puede reflexionar en las repercusiones y posibilidades de lo aprendido.

¿Cómo aplicar la técnica QQQ?

En primer lugar, se debe hacer la presentación de un tema, caso o situación, que debe ir acompañado de una imagen. A continuación, se hace uso de los tres elementos que conforman la técnica QQQ, en forma de interrogantes: ¿Qué veo? ¿Qué no veo? ¿Qué infiero?

Consideremos un ejemplo ilustrativo. Imaginemos que un educador desea introducir a un grupo de niños al fascinante mundo de las plantas y su crucial función en el ecosistema. Para emplear la estrategia QQQ, el maestro podría organizar una salida educativa a un parque natural y desarrollar las siguientes actividades:

  • ¿Qué veo?: El educador invita a los niños a contemplar los árboles en silencio. Posteriormente, les propone dibujar un árbol que haya atrapado su atención. Una vez concluido el dibujo, reúne a los niños en un círculo de conversación y los motiva a compartir sus observaciones y sensaciones acerca de lo que han visto.
  • ¿Qué no veo?: En esta fase, el educador estimula la curiosidad de los niños y los alienta a reflexionar sobre las partes o procesos de los árboles que no son visibles a simple vista. Los niños podrían mencionar aspectos como las raíces, la circulación de la savia, o el proceso de fotosíntesis.
  • ¿Qué infiero?: Aquí, el maestro fomenta una discusión reflexiva sobre las implicancias de la ausencia de luz solar o agua para los árboles. También podría explorar las consecuencias devastadoras que tendría para los seres humanos y los animales la tala indiscriminada de árboles en el planeta.

Para reforzar el aprendizaje, es necesario que el educador incorpore otros recursos didácticos en el aula. En este contexto, tanto un esquema como un gráfico pueden ser herramientas valiosas para estructurar los conocimientos adquiridos y obtener una visión más clara y organizada del tema en estudio.

Esta metodología no solo facilita la comprensión, sino que también les permite a los niños visualizar la interconexión entre los distintos aspectos del mundo natural que les rodea.

Otro ejemplo de aplicación de la estrategia QQQ para aprender

La técnica QQQ se puede aplicar como estrategia didáctica para conocer distintos animales y empezar a saber cómo se reproducen y se alimentan. Con lo cual, lo ideal es presentar a los niños una imagen o fotografía, por ejemplo, de un caballo muy tranquilo en un llano con mucho pasto. Después, los niños deberán responder a los tres interrogantes.

  • ¿Qué veo?: Un animal que tiene cuatro patas, a su alrededor solo tiene pasto.
  • ¿Qué no veo?: No veo cómo ha nacido o cómo se reproduce el caballo ni cómo respira. Si bien, hay pasto a su alrededor, no sé con certeza de qué se alimenta.
  • ¿Qué infiero?: Se trata de un mamífero. ¿Por qué? Porque es un animal cuya reproducción es mediante fecundación interna y no por huevos. Y, si está rodeado de pasto, ¿se trata de un animal herbívoro?

En este último punto es donde los alumnos deben inferir, deducir y poner en relación los dos primeros interrogantes. Y esta es la cuestión fuerte de la estrategia QQQ para aprender, porque es cuando los niños dan rienda suelta a su imaginación y ejercitan su cerebro para razonar sobre el tema.

Ventajas y beneficios del uso de la estrategia QQQ para aprender

La técnica QQQ es más adecuada para niveles escolares iniciales, pero es válida y utilizada en niveles superiores, incluso universitarios. Así pues, los tres interrogantes sobre los que se basa la técnica son el motor para que los estudiantes reflexionen, indaguen, evalúen y establezcan relaciones e hipótesis.

Así, los niños encuentran soluciones a un problema o conclusiones sobre una situación. Esta es la principal ventaja de esta estrategia, que fomenta el uso de la imaginación y la creatividad en el proceso de aprendizaje de los más jóvenes.

Uno de los beneficios que la técnica QQQ plantea a nivel de aprendizaje es que permite un desarrollo progresivo de la capacidad de cuestionamiento por parte de los niños, y, con ello, ayuda al desarrollo del pensamiento crítico, así como llegar a los niveles de aprendizaje conceptual, procedimental y actitudinal.

Además, a medida que los niños dan respuesta a las preguntas que la técnica plantea, ponen en juego sus conocimientos previos. Estos saberes anteriores ayudarán a comprender mejor los nuevos y deberán ser reelaborados o descartados.

Por lo tanto, la técnica QQQ para aprender es muy útil, por ejemplo, para ser empleada cuando el docente va a presentar un tema nuevo. La estrategia permite, a partir de la observación de una imagen, captar toda la atención de los niños y les incita a encontrar todos los posibles significados, conceptos relacionados y conexiones que subyacen a una imagen explícita y al tema principal.

Aplicar la estrategia QQQ para el aprendizaje en diferentes cursos

Llevar a la práctica nuevas estrategias didácticas en las aulas promueve el interés de los alumnos, fomentan su motivación, razonamiento crítico, dinamismo y, por supuesto, facilita el aprendizaje de nuevos conceptos. Ellos son los protagonistas de los nuevos saberes que adquieren.

La estrategia QQQ permite experimentar con nuevos contenidos, disciplinas y se puede realizar en diferentes cursos. Por eso, es una oportunidad perfecta para incorporarla a las unidades didácticas, tanto fuera como dentro del aula.

Bibliografía

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